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Cerró el Coloquio, el diálogo abre más su puerta

El trenzado conjunto de la Declaración final con la voluntad expresa de delegados de los 15 países participantes, resumida en la defensa a Cuba frente a un bloqueo estadounidense que ahora añade -a sus perfiles económico, comercial y financiero- el rostro excluyente del imperialismo digital, cerró este martes las sesiones de trabajo del Segundo Coloquio Internacional Patria, cuya clausura oficial ocurrirá en la noche, en acto público en la escalinata de la Universidad de La Habana.

Las intervenciones de esta segunda jornada mostraron el consenso que generó la sesión previa, en particular en la necesidad de formar cuatro grupos de trabajo que den continuidad y sostenibilidad a diálogos y acciones: el de analíticas -para estudiar los problemas de disputas simbólicas que afecten nuestros procesos-; el de arte político, para reposicionar la dimensión estética de la narrativa de la izquierda con la real  belleza de los pueblos; el de tecno política, dirigido a fomentar la preparación técnica que asegure nuestra soberanía tecnológica, y el grupo de formación, que apuntará a la capacitación de la fuerza.

Las maneras en que debe activarse este último grupo fueron muy comentadas, bajo la óptica de que precisa una constancia que a veces ha fallado en proyectos anteriores. Se estableció la necesidad de crear al respecto no solo equipos pedagógicos, sino también los de tecnologías, en tanto es hora de que la política asuma la técnica como institución en sí misma y no solo como meras herramientas.

Ofrecer cursos presenciales y a distancia, producir coordinadamente contenidos pactados con antelación, fijar calendarios, mantener el enlace y funcionar como una red, fueron algunas de las demandas que los participantes se hicieron a sí mismos.

De igual modo, fue compartida la pertinencia de rescatar -al menos para Cuba, quién sabe si para otros…- la idea de Fidel Castro de la “Universidad para todos”,  que fomentó la cultura en varios formatos y soportes para toda la población.

Al respecto, otras naciones pueden aprovechar para ese propósito el alto impacto de las emisoras comunitarias, considerando la visión de los delegados al Coloquio de que debe aprovecharse el amplio caudal de las nuevas tecnologías, pero sin abandonar el potencial vigente de los medios tradicionales.

Para la agenda que fijan fueron citados varios referentes de la historia del periodismo y la comunicación de Cuba, en particular la temprana fundación de Prensa Latina, por la Revolución triunfante, para seguir desde cualquier parte del mundo los hechos vinculados con la región; la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, como modelos de una nueva escuela de periodismo para perfeccionar la técnica, la ética y la cultura de profesionales mejor ubicados en la política y libres de los mandos del mercado. Porque no hay, se dijo varias veces entre lunes y martes, periodismo neutral.

Patricia Villegas.

El gran centro de formación a crear -alguno sugirió fuera llamado Universidad Popular Patria- estará donde se decida. Al respecto, Patricia Villegas, presidenta de TeleSur, recordó que ellos, que necesitan un periodista que “se pregunte otras cosas”, tienen en Venezuela una escuela de formación propia para periodistas latinoamericanos, de modo que en ningún caso habría que comenzar desde cero.

De igual modo, Villegas recalcó la idea de que la superación no debe limitarse al reporterismo: hay que formar técnicos e ingenieros que respalden los objetivos editoriales desde el diseño de herramientas contra el algoritmo y la censura.

Los repositorios públicos multinacionales que deberán construirse -he ahí otra demanda- tendrán que considerar los perfiles lingüísticos, de modo que el conocimiento sea de veras patrimonio de los pueblos y la articulación, incluir el caudal artístico, tan comunicado con las audiencias desde otra sensibilidad.

Los asistentes a la segunda edición de Patria propusieron igualmente crear una base de datos con los contactos afines en aras de pasar instantáneamente información de valor, así como la pertinencia de compartir en el terreno coberturas de prensa de interés para las luchas y el progreso de los pueblos.

Las aspiraciones de los participantes pasan por crear laboratorios que analicen las acciones de la derecha -a menudo mejor organizada que nosotros, admitieron- contra la comunicación de la verdad de los pueblos y que contribuyan a forjar al respecto nuevas herramientas de combate.

Estas proyecciones no pueden desconocer el componente material, de ahí que también se propuso que, donde el signo de gobierno en vigor lo permita, sean creadas comisiones de comunicadores de izquierda para discutir estrategias con el ejecutivo para fortalecer nuestras plataformas. Es hora, dijeron como ejemplo, de fortalecer TeleSur.

Por Cuba, desde la ética y la técnica, tanto el Centro de Estudios Martianos como la universidad de Ciencias Informáticas manifestaron total respaldo a los caminos de superación que el Coloquio establezca.

Max Lesnik. Foto: Ismael Francisco.

En pleno Día de la Prensa Cubana, además de la felicitación de los comunicadores presentes en el Coloquio, fue particularmente emocionante escuchar a Max Lesnik, un veterano colega que defiende el amor por Cuba desde Miami, traer a los presentes “un mensaje de amor desde la ciudad del odio”, que luchadores por la paz como él consideran -bajo duro asedio- su Stalingrado estadounidense. “Seguiremos allí, en el corazón del odio, en el Miami revuelto y brutal, en la batalla, como cuando bajábamos la escalinata de la universidad de La Habana. ¡Adelante, que el porvenir nos debe la victoria!”, dijo Lesnik a mitad de sesión, pero esas palabras bien pudieran servir como cierre de un coloquio que no busca otra cosa que decir, limpiamente, el mañana.

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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