Quien escuchó con atención el informe de balance de un quinquenio de trabajo presentado a la Asamblea provincial XI Congreso de la UPEC por el ejecutivo de Las Tunas pudo entender mejor que, si el alcance de las tecnologías borró para siempre las oxidadas «cercas» de alambre entre lo municipal, lo provincial, lo nacional y mundial, el empuje del talento es capaz de enterrar, incluso sin tarja para el recuerdo, el viejo fantasma del fatalismo geográfico.
Premios de todo calibre, misiones e intercambios internacionales —¡viajes, sí, desde provincia!—, eventos pluritemáticos, «alcurnia» docente de los reporteros, proyectos exitosos y hasta la inclusión, por puro mérito, de afiliados en las estructuras del Partido y el Gobierno en la base demuestran a las claras que desde «el balcón del Oriente» se ve un gremio pleno de hormigas cuerdas.
Partiendo de ahí, Bolivia Tamara Cruz, integrante del Comité Central del Partido y funcionaria de su departamento ideológico; Ledys Torres Guerrero, miembro del Buró Provincial de esa organización en Las Tunas, y Ricardo Ronquillo Bello y Ariel Terrero Escalante, presidente y vicepresidente nacionales de la UPEC, se adentraron, junto a otros invitados, en el diálogo con más de un centenar de periodistas que cerró con la reelección de Adalys Ray Haynes como líder del sector en el territorio.
«Agradezco me hayan acompañado en tantas locuras en cinco años. Critíquenme; eso nos hace avanzar», dijo Adalys, emocionada, y puso por delante la entrega del equipo de la Casa de la Prensa tunera, cuyo administrador, reconocido en el encuentro, recibió —¡por algo será!— el larguísimo aplauso que usualmente se reserva a los mejores colegas.
En su intervención, primera del debate, a Elena Diego Parra, directora del Periódico 26, se le salía el orgullo por el Premio a la Innovación Periodística «Juan Antonio Borrego» conseguido por su colectivo en el reciente Festival Nacional de la Prensa. La lección de esa noticia está en un detalle: «Lo ganamos —dijo la directora— en el momento de peores condiciones de trabajo», sentencia que no era ningún lamento, porque enseguida Elena acotó que comienzan este año con nuevas energías y proyectos.
Reconforta constatar que el clarín de la transformación que siempre lleva atado al cinto el presidente nacional de la UPEC tiene ecos en la base. Elena Diego le pone incluso apellido: «¡Necesitamos una transformación profunda!». De momento, su tropa se encamina a buscar, en proyectos, sustento para los sueños, en particular desde el ámbito digital. De lo más bello que puede verse en el paisaje de nuestra prensa es la idea de ellos de erigirse en activistas para compartir —cual la mejor luz de estos tiempos— herramientas técnicas y éticas para el uso de redes en escuelas y familias.
Adalys quiere crítica, ¡pues la hubo! El reconocido reportero de televisión Gianny López Brito no solo expuso la pobreza tecnológica —que, y esto es de Cubaperiodistas, ya casi parece otro carné de la UPEC—, sino que fue más allá: fustigó la «burda diferenciación de salario entre medios municipales, provinciales y nacionales, cuando la misión es la misma… y la profundidad, también».
El joven fustigó también las arbitrarias diferencias en la atención a los periodistas en cobertura de jerarquía, lastimosamente siempre en detrimento del colega local. De igual modo, destacó la importancia de emprender una superación personal que no dará ninguna academia: leer lo que publican sus colegas, buscar buenos referentes, estudiar los trabajos premiados y aprender de todos.
A seguidas de Gianny, el presidente nacional de la UPEC fue firme y enfático: «¡Nadie tiene el derecho a humillar a los periodistas! Hay que tratarlos con la honorabilidad que merece esta profesión, no solo porque ese es un derecho de todos los cubanos, sino porque nosotros acompañamos a la dirección de la Revolución en la batalla más importante ahora: la ideológica».
Tales incidentes pueden relacionarse con la falta de entendimiento de los roles y las misiones. La reportera Susel de la Peña Mora, del periódico tunero, señaló que todavía muchos tienen que aprender que la comunicación no consiste en una reunión ni se agota en escuálidas notas informativas. A su juicio, hay un desigual entendimiento del asunto en los organismos. Susel también recordó la honda aspiración de sus colegas por una nueva sede de 26 que premie, en condiciones para trabajar, lo que ya en periodismo le han premiado a ese medio tanto la UPEC como las audiencias.
También Yaidel Rodríguez Castro, de Radio Cabaniguán, en Jobabo, comentó las zonas grises. Residente en un municipio de alta emigración internacional durante el último año, Yaidel comentó que la pérdida de profesionales reduce entre los que quedan la disposición a ejercer el periodismo; sostiene que, en ese cuadro, los recursos tecnológicos deciden incluso más que el salario y ellos —señala— suman años pidiendo cosas que no llegan.
Al colega de Jobabo le preocupa además lo que llama «censura moderna», que involucra prácticas sutiles como «no avisar del acontecimiento, no cabes en el carro, no consigues la gasolina para ir…» y, a la postre, un comunicador institucional ocupa en la cobertura el sitio del periodista.
Yaidel no tuvo que insistir: Ricardo Ronquillo mismo criticó la distorsión que se aprecia en el trabajo de algunos comunicadores sociales en el país, que a menudo deriva en intrusismo profesional en el campo del reportero. «Hay instituciones —afirmó— que creen que porque tienen sus equipos pueden soslayar la relación con la comunicación mediática, se creen medios y desconocen el rol del periodismo. Simplemente, no podemos permitir que se ignore nuestro papel».
La asamblea fue movida; a veces, punzante como las tunas. Natacha Díaz Bardón, colega del medio televisivo, apuntó a un problema delicado: el plagio. Denunció que, de callada manera —como la Canción, de Nicolás Guillén—, se copian párrafos textuales, fotos, vídeos… de un periodista y se los adjudica otra persona, del gremio o no. «Hay organismos —ejemplificó— que colocan algo ajeno en sus perfiles, sin el crédito auténtico, y sencillamente roban el trabajo intelectual de un miembro de la UPEC».
Ello es grave, sin dudas, pero Ricardo Ronquillo acotó al respecto que tenemos los instrumentos para enfrentar esa práctica e impedir a tiempo que se convierta en tendencia. La comisión y Código de ética de la UPEC y la Ley de derecho de autor pueden disuadir, o enfrentar, a cualquier «amigo» del periodismo ajeno.
Enfrascado en su presente, el gremio en Las Tunas está preocupado por su futuro, de ahí que, desde el mismo informe, señalaran que «en las aulas de la Universidad Ignacio Agramonte, de Camagüey, no está (en cantidad) el relevo» que necesitan, por lo cual se comentó en el debate la importancia de atender la nueva decisión del Colegio Universitario para la «precarrera», en duodécimo grado, de nuestros muchachos.
Ricardo Ronquillo, un entusiasta de esta idea que persigue reforzar en el último año del preuniversitario los conocimientos y valores básicos para adentrarse en el sendero periodístico, destacó sin embargo que el déficit de personal no se resolverá solo por ahí: «hay que proyectar la demanda de los medios y, con esa herramienta, empujar el incremento de la matrícula».
El presidente de la UPEC sugirió que los tuneros estudien la posibilidad de abrir en su tierra la carrera cumpliendo, por supuesto, las exigencias al respecto del Ministerio de Educación Superior.
Otras hornadas de periodistas no solo compensarían o hasta resolverían un problema numérico en las plantillas, sino que «pisarían» con las huellas de obra nueva sobre el crédito honroso que dejaron colegas como los 14 hermanos que Las Tunas tuvo que llorar en el quinquenio resumido.
Entre las fortalezas a aprovechar por los tuneros está el Registro del creador audiovisual, establecido por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) —según recordó Adrián Fonseca Quesada, director del Sistema Informativo del ICRT y del Canal Caribe— y que ha asegurado para 2023 presupuestos generales que frenan la caída del respaldo financiero a las televisoras territoriales.
Por otro lado, realizadores locales, incluidos periodistas, pueden ser contratados por el Registro…, con el solo límite del financiamiento, para hacer y cobrar programas que entrarían a la parrilla.
Ricardo Ronquillo explicó en detalle, como en cada provincia, el programa de transformación previsto que —bajo la fidelísima idea del XI Congreso «Cambios sí: cambios revolucionarios»—, cuenta como primeras aliadas con las autoridades de la nación.
En la última intervención de la asamblea, el gran periodista tunero István Ojeda Bello resumió en una imagen las condiciones en que damos los periodistas nuestra carga diaria: «Como en la Guerra de Independencia, seguimos yendo a pelear con tres balas por mambí». Pero, agregó enseguida, no podemos esperar a que otro haga lo que nos toca.
Luego del reconocimiento a varios medios y colegas que nutrieron el informe de la presidenta de la UPEC en Las Tunas, la integrante del Buró Provincial del Partido Ledys Torres Guerrero reconoció la riqueza del debate no solo en esa mañana, sino en todo el proceso desde las delegaciones de base. Ella, que recordó que Fidel siempre estaba atento a las inquietudes de los periodistas, merece, como el Comandante mismo, un carné de la UPEC solo por reconocer que la prensa tunera forma «un importante destacamento de la verdad».
Foto de portada: Foto: Reynaldo López Peña