CON DOS DEDOS OTRAS NOTICIAS

¿Cómo nació la Asociación de Repórters?

Catorce periodistas participaron en la reunión constitutiva de la Asociación de Repórters de La Habana. El encuentro tuvo lugar en la calle Gloria número 44 (hoy 356) modesta vivienda de Camilo José Pérez, reportero del periódico La Discusión, que fue el promotor de la idea de la creación de la entidad. Era el 14 de abril de 1902.

Ya para entonces los periodistas habaneros, que eran un grupo numeroso,  habían llegado  a la conclusión de que dada la importancia de los periódicos para los que laboraban y su relevancia en la vida social, debían unirse todos bajo una sola bandera.  Durante el mes de marzo se sucedieron las reuniones con tal fin, hubo intercambios a veces acalorados de criterios y los impulsores de la iniciativa —unos cincuenta— acordaron, para una fecha que parecía inmediata, la creación de la Asociación de la Prensa de La Habana.

Se reunirían en efecto el 1 de abril, en los salones del Centro Gallego, sito entonces en la esquina de Prado y Dragones. De los cabildeos habían surgido dos candidaturas, la encabezada por don Nicolás Rivero, futuro primer Conde del Rivero, propietario y director del Diario de la Marina, y la de Alfredo Martín Morales, redactor jefe del recién fundado periódico El Mundo. Aunque se intentó, no hubo posibilidad de hacer una candidatura única que llevara a don Nicolás de presidente, y al cubano, de vice, y la votación se inició lenta y pausadamente. Cada uno de los votantes, de acuerdo a un listado,  iba siendo llamado por su nombre, y ya casi al final, el triunfo parecía decidirse por Martín Morales.  Fue entonces que los seguidores del contrario, haciendo un esfuerzo por llevar adelante a su candidato, pasaron aviso al Diario de la Marina a fin de que de allí llegaran periodistas que votaran a favor del director de ese periódico.

Dos de ellos se hicieron presentes en los salones del Centro Gallego en el momento en que el secretario de la asamblea anunciaba que el último de los electores de la lista había ejercido su derecho al voto. Alguien pidió que se permitiera votar a los recién llegados que, por razones de trabajo, mintió,  no habían podido acudir antes a la reunión. La propuesta dio pie a un largo debate hasta que los partidarios de Martin Morales, confiados en su victoria, aceptaron el planteo. ¡Sorpresa!  Don Nicolás Rivero superó a Alfredo Martin Morales por dos votos.

Ese resultado disgustó a muchos de los presentes. Sobrevinieron las protestas y se propuso una nueva votación, que no se hizo porque a esas alturas un grupo numeroso se había ausentado de la asamblea para dirigirse a la redacción de El Mundo, sito entonces frente al solar yermo donde, con el tiempo se emplazaría la sede de  la Asociación de Repórters y suscribieron allí una declaración que se publicaría en dicho diario. Decía:

“Comprendiendo los que firman que la Asociación de la Prensa de La Habana… aunque excluida por sus estatutos de toda política, es sin embargo una institución nacional  y que en el resultado de las elecciones no ha sido un cubano nativo ni nacionalizado el electo para Presidente, se separan de dicha Asociación irrevocablemente. 1 de abril de 1902”.

Suscribían el documento  José M. Carbonell. Manuel Márquez Sterling. Víctor Muñoz. Francisco Chacón y Álvaro de la Iglesia, entre otros, y a ellos se sumaría al día siguiente José Vicente Tejera, el poeta de “La hamaca”.

Aquella protesta dio al traste con el propósito que animó a los que quisieron reunir a todos los periodistas bajo una sola bandera de clase, y la Asociación de la Prensa murió en el parto.

Días después, mientras cazaba alguna noticia en el Juzgado de Guardia, Camilo José Pérez dijo a los también repórters Ignacio Ituarte, de La Lucha, y Ramón S. de Mendoza, de la Marina:

¿Qué tal si nosotros, los repórters, hacemos una asociación donde no haya celos ni banderías, sino solo amistad, afecto y espíritu de clase?

Ituarte y Mendoza acogieron favorablemente la idea de Camilo.  Esa misma mañana se reunieron con los reporteros que cubrían la jefatura de Policía, en San Isidro entre Picota y Compostela. Explicaron que sería una entidad solo de reporteros, con fines de clase, defensa de intereses, apoyo al caído y de ayuda mutua.  Se acordó que la reunión constitutiva se celebraría esa misma noche, a las ocho y treinta, en la morada de Camilo, y otro repórter, Enrique H. Moreno, se dio a la tarea de convocar a los reporteros destacados en el puerto, en el palacio de los Capitanes Generales (sede del gobierno interventor norteamericano) las secretarias de despacho, el Ayuntamiento habanero… unos treinta en total, de los cuales catorce, como ya se dijo,  respondieron al llamado.

Dos días después volvían a reunirse para conocer y aprobar los reglamentos. Serían socios fundadores aquellos catorce más una decena de periodistas de otras publicaciones.  Veinte y tres en total. Se pasó entonces a aprobar el primer Directorio que conformaron entre otros Ramón S. de Mendoza, como Presidente; Ignacio Ituarte, Vice;  José Camilo Pérez,  Tesorero, y Víctor Muñoz, Secretario.

En definitiva, expresaba el documento fundacional, sería una asociación que “se compondrá única y exclusivamente de repórters y tendrá por objeto fomentar la unión y concordia entre los mismos y prestarles toda clase de auxilio cuando se encuentren en desgracia, principalmente de casos de enfermedad”.

La Directiva tomó posesión el 27 de abril en el domicilio del Presidente, en Ánimas, 152.  Ese mismo día se celebraría el acontecimiento con un almuerzo en el restaurante Arana, donde hoy abre sus puertas el restaurante 1830, famoso por su plato único, el arroz con pollo, y muy concurrido entonces.

El día en cuestión, luego de la toma de posesión, el primer acuerdo de la Directiva fue el de, mediante un telegrama, pasar aviso del nacimiento de la entidad a don Tomás Estrada Palma, presidente electo, que se dirigía a La Habana para asumir su alta investidura.

El almuerzo fue un acto de verdadera confraternidad. La veintena de fundadores se vio acompañada de  unos cincuenta cronistas, redactores y empleados administrativos. Por primera vez exponentes de  diversas vertientes del periodismo se reunían para celebrar una conquista del sector.

Mendoza presidió la Asociación hasta 1905. Muchos años después, en 1952, Jorge Quintana, decano entonces del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, escribía:

“El retrato que conservamos de Mendoza en la galería de la Asociación nos lo muestra afable, bonachón, optimista. Y bien que lo era aquel excelente compañero que fue Mendoza. Los que lo conocieron aún lo recuerdan por su ejemplaridad. Fue tesonero, laborioso, idealista. Los tiempos que le tocaron dirigir no estuvieron ausentes de conflictos. Pero él era un periodista de fibra y supo asumir su cargo llenándolo de nobles estímulos. No desmayó en la empresa. Se aferró al timón y avanzó sin miedo. Fueron comienzos arduos. Pero no se desanimó. Tuvo fe y triunfó”.

Camilo José Pérez presidió la Asociación entre 1909 y 1911. Fue su sexto presidente.

Sesenta años después de su fundación, la Asociación de Repórters de La Habana (Círculo Nacional de Periodistas) contaba con algo más de ochocientos miembros y, entre otros logros se anotaba la creación de la Caja del Retiro Periodístico y el establecimiento del descanso dominical, así como la apertura de la Escuela Profesional de Periodismo y la fundación del Colegio Nacional que dio origen al nacimiento de los colegios provinciales. Auspició asimismo la realización de ocho congresos nacionales, sentó la colegiación obligatoria e instituyó las evaluaciones que determinaron quiénes permanecerían en el sector y quiénes quedarían fuera

Dispuso además la Asociación de edificio social propio, el palacete de la calle Zulueta, provisto de locales de oficina, biblioteca y salas de trabajo y de descanso, sala de actos, bar y restaurante, barbería y sala de esgrima, entre otras facilidades. Allí se hallaba el Museo de la Prensa. Era suyo además un balneario, un panteón en la necrópolis de Colón y el edificio de varias plantas ubicado en 19 de Mayo casi esquina a Ayestarán.

Su presidente más destacado fue sin dudas Lisandro Otero Masdeu, que ocupó el cargo entre 1943 y 1945 para pasar después al decanato Colegio Nacional, que fue obra suya.

La Asociación de Repórters (Círculo Nacional  de Periodistas) se extinguió en los años iniciales de la Revolución para dar paso a la Unión de Periodistas de Cuba, una organización de nuevo tipo.

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Ciro Bianchi Ross
Es un intelectual, periodista y ensayista cubano. Su ejecutoria profesional durante más de 55 años le ha permitido aparecer entre principales artífices del periodismo literario en la Isla. Cronista y sagaz entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba republicana (1902-1958). Ha publicado, entre otros medios, en la revista Cuba Internacional y el diario Juventud Rebelde, de los cuales es columnista habitual. Premio Nacional de Periodismo "José Martí" en 2017.

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