Hasta el día en que conversamos en la sala de su hogar le conocía solo el nombre y que era de la primera graduación de Periodismo de la misma universidad en la cual estudié. La suponía, natural del municipio más oriental de Camagüey, y atribuía a esa condición de guaimareña apegada a sus raíces la voluntad de trabajar durante el servicio social en la emisora del territorio.
Con mis primeras ideas había acertado; con la última, no tanto. Gelsy Rodríguez Rivero cuenta su llegada a Guáimaro como consecuencia de “cuestiones personales”. Cuando llegó a casa Enrique, su esposo, comprendí que fue el amor la causa de la decisión definitiva.
De sus inicios en el mundo radial, las responsabilidades al frente del Grupo Informativo en un medio ya cincuentenario, el mejor periodismo —que es para ella el que cuenta las historias de la gente cotidiana— y la necesidad de una comunicación renovada en “su” emisora, dialogó con Cubaperiodistas.
“El mundo radial no es solamente hacer periodismo”
La vida me trajo hasta acá. Desde que me gradué me incorporé a la emisora y en Radio Guáimaro ha transcurrido toda mi vida profesional hasta hoy. Cuando inicié allí mi adiestramiento empecé a conocer el medio, el municipio —porque tampoco estaba completamente identificada con él, solo llevaba un año viviendo aquí—, a interactuar con la gente que me iba a dar las historias.
“El tutor que me asignaron me organizó un plan; tenía que escribir teniendo en cuenta los géneros periodísticos, y del mundo radial, específicamente. Comencé a adentrarme poco a poco en esa otra parte que va más allá de hacer periodismo, la dirección de programas, la realización de sonido, etc. Al final todo va en la calidad del producto: tu voz, el silencio, los recursos radiofónicos… En la radio, como periodista no resuelvo nada con hacer un texto genial si a la hora de montarlo la realización no queda a su nivel. Entonces, como depende de varios factores, hay que aprender a trabajar en equipo; la radio te enseña que es vital para que el producto salga como tú lo soñaste.
“Cuando terminé el primer año, me hicieron una evaluación y por los resultados terminé el adiestramiento”.
Gelsy al frente de los periodistas, “una parte del alma radial”
Desde tan temprano tuve el gran reto de dirigir el Grupo Informativo. En ese momento lo sentí como una gran responsabilidad —que sigue siéndolo, claro— porque era asumir un cargo de dirección dentro del periodismo. En una emisora el corazón es su programación, pero también está esa otra parte del alma radial que son los periodistas.
“No eran muchos, pero sí todos mayores que yo. Fue un desafío, porque implicaba llevar a la par mi realización profesional y una suerte de liderazgo, para que el periodismo que se hacía en Guáimaro fuera reconocido por lo bueno.
“Realmente, como asumir el cargo significaba más ponerme en función de todo lo organizativo y burocrático (papeles, evaluaciones, informes), temía que eso me alejara del periodismo. Mucha gente buena que afortunadamente siempre tuve cerca me ayudó a reflexionar en que no había por qué divorciar los dos roles, y traté de mantenerme escribiendo, aunque no le pudiera dedicar todo el tiempo a hacer periodismo.
“Era difícil porque tenía que organizar a los integrantes del grupo, las coberturas, revisar sus trabajos periodísticos… Además, yo era recién graduada, tenía el título de periodista, pero estaba interactuando con un colectivo de personas muy bien preparadas que llevaban muchísimos años ejerciendo esta labor.
“Entonces era necesario trabajar —no imponer, porque yo no podía llegar siendo tan joven a querer imponer mi forma, mis métodos, mi visión del periodismo, porque cada quien tenía la suya— en lo que no se estaba haciendo correctamente o se podía perfeccionar; tenía que convencerlos de ir uniendo su experiencia y mi juventud, para lograr productos con mayor calidad, que era el objetivo.
“Siempre nos enfocamos en eso, en que se hiciera buen periodismo, y aunque yo tenía el temor a dirigir a personas mayores que yo, que toda la vida habían estado ejerciendo en este medio, sí estaba claro que había que ir mejorando lo que no estaba bien. Así fuimos logrando un vínculo que nos llevó a hacer buenas obras que empezaron a tener reconocimiento”.
Radio Guáimaro, más allá de la cuartilla
Los directores de programas comenzaron a halagar el periodismo que estábamos haciendo, crítico, de investigación. Para lograrlo, organizamos equipos, porque queríamos hacer trabajos más profundos, más acabados, para salir un poco del cuartillismo, es decir, que nuestro trabajo no se resumiera solo a notas informativas para llenar boletines y para lograr completar el noticiero.
“Cuando esos materiales empezaron a introducirse en la programación fue mucho su impacto. Incluso algunos tuvieron respuestas concretas porque los trabajos críticos impulsaron en el municipio la solución de determinados problemas. Eso daba ánimo al colectivo, que quería seguir haciendo periodismo de ese tipo, y además le dio mucha credibilidad a la emisora.
“Recuerdo algunos asuntos que abordamos en aquellos años: la mala situación de los caminos lecheros (se logró que se les diera cierto mantenimiento), y también las dificultades con la entrega de leche antes de que existieran los termos de enfriamiento. En general, este tema, que es el centro de la economía de Guáimaro, siempre nos ocupó bastante espacio, además de problemas como el de la Empresa de Comercio en el municipio, que no lograba el cumplimiento de la circulación mercantil. A todo eso le pusimos mucho énfasis.
“El trabajo del grupo fue logrando un reconocimiento social, y al mismo tiempo nos daba aliento. Eso me reconfortaba, aunque yo no estaba haciendo todo el periodismo que quería, pues debía dedicarme a organizar el trabajo del grupo y a revisar todo porque era responsabilidad mía. Debía tener todos los argumentos, estar lista para enfrentarme a quien viniera a reclamar luego de una crítica, y eso exigía estar muy segura de que lo que estábamos diciendo era la verdad”.
A la luz de nueve años de egresada de la primera universidad fundada en Cuba por la Revolución, Gelsy se mantiene aún al frente del Grupo Informativo en la emisora que en este 13 de marzo llegó a sus cinco décadas de existencia. Le parece increíble cómo ha pasado el tiempo y me cuenta de su eterna amistad con otras cuatro muchachas de su aula en la casa de altos estudios: Yurislenia Pardo, Carmen Luisa Hernández, María Antonieta Colunga y Yanisleidy Prado.
“Con el paso del tiempo ha ido cambiando el equipo de Radio Guáimaro. Algunos se han ido del mundo del periodismo o se han trasladado a otros medios porque se han mudado de aquí. Hemos tenido momentos críticos, con muy pocos periodistas. Pero con los que haya hemos tratado de que no decaiga la calidad del trabajo, aunque siempre puede ser perfectible”.
A los 50, una renovación que trascienda las paredes
A mi juicio, el reto mayor de Radio Guáimaro hoy es que esa reparación capital no quede solamente en un local remozado. El espíritu de la emisora, las maneras de hacer la programación, el periodismo, tienen que renovarse a la par del edificio. Las formas de comunicar tienen que ser mucho más contemporáneas, y nunca podemos cansarnos de decir —aunque parezca trillado—, que el periodismo tiene que parecerse cada vez más a la gente. Ese reto siempre lo van a tener los medios.
“Y repito, al mismo tiempo que ese edificio nuevo tiene que lograrse un aire de modernización en la forma de hacer radio en el municipio. Además, porque ya Radio Guáimaro está online, por tanto, el mundo entero puede oír nuestra programación. Eso significa que no podemos seguir haciendo lo que en los años ´80, que debemos responder a todos los tipos de público, y, como es lógico, eso implica estar conscientes de que le hablamos al guaimareño, que puede ser nuestro vecino, que nos siente como su familia —porque muchos guaimareños viven solos y su única compañía es la radio—, pero también nos dirigimos a personas que están en cualquier lugar del mundo.
“Hace falta más participación de la audiencia, participación real. Radio Guáimaro necesita que la participación de la audiencia no sea solamente para mandar mensajes de felicitación o pedir canciones; la participación tiene que trascender ese concepto, la gente del pueblo tiene que ser parte de lo que se está hablando en la emisora, tiene que aportar a la concepción de los temas de la programación, a sus respuestas.
“Actualmente, el periodismo que se está haciendo, y por supuesto, el de la radio también, necesita que su agenda no sea determinada solamente por los intereses del medio, hay que tener en cuenta la agenda pública. Si tú eres quien me escuchas, eres tú quien debes decirme qué necesitas, qué te gusta, qué te interesa, y yo tengo que buscar la manera de ofrecértelo, de acuerdo con mis intereses”.
El periodista en un municipio
En un municipio, más que una figura social, eres una persona de confianza. En la calle la gente te llama y te cuenta sus problemas porque ven en ti alguien que los puede ayudar. También es lógico que te sientan muy cercano, porque en estos pueblos casi todo el mundo se conoce, y las personas pueden ser lo mismo tus vecinos, amigos, parientes de otros que conoces, en fin… Entonces hay que tener conciencia de ese rol social y hay que tener disposición y sensibilidad.
“Yo recuerdo que cuando hice la prueba de aptitud para entrar a la carrera, Ileana Borges, corresponsal jefa en Camagüey de la entonces Agencia de Información Nacional, hoy Agencia Cubana de Noticias, me dijo que en un periodista es imprescindible la sensibilidad, y es verdad, de ahí parte todo lo demás, porque luego al trabajo le pones todas las herramientas y la profesionalidad, pero tiene que partir de ese importante concepto.
“Trabajar en un municipio y en una emisora casi comunitaria me ha enseñado que el periodismo se hace con las historias de la gente cotidiana, que los logros, los números de los informes, todo eso que nos dan en una reunión, realmente se traduce en el sudor de alguien, que conozco porque es mi vecino o el familiar de quien trabaja conmigo. Y así comprendes que el periodismo no es el esbozo frío de los datos, es la gente que hace realidad esos resultados.
“Y los tienes muy cerca. Está la historia del campesino, la del médico reconocidísimo que logró un parto que podía no haber sido, según los pronósticos, la de la maestra que ha dedicado su vida a la profesión y cuando vas a entrevistarla encuentras que ahora educa a los hijos de quienes fueron sus alumnos.
“Por contar historias así, comunes, es que he obtenido premios en los festivales provinciales de la radio. Esa gente me ha dado a mí mis premios. Si el periodismo se hace con esa gente, no puede ser mejor”.