Diciembre es el mes de Pablo de la Torriente Brau, el 12 y el 19 marcan, en un espacio de 35 años, su nacimiento y muerte, respectivamente. Y es justo en diciembre, a pocos días de finalizar 2023, cuando la imagen del periodista y revolucionario emerge de la colección Funcasta, que se conserva en la Fototeca de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM).
Se trata de una serie de cuatro fotografías, tomadas por el fotorreportero Generoso Funcasta Boizán (La Habana 1908-1965) en enero de 1931, apreciación temporal que puede no ser del todo certera, escrita en la cajuela en donde se colocan las instantáneas. Si tomamos en consideración que el 3 de enero de 1931, Pablo y los principales líderes del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) se dan cita en la residencia del periodista Rafael Suárez Solís, y son apresados y trasladados al Castillo del Príncipe, cabe suponer que la sesión de fotos debió haberse realizado después de su liberación, en abril de ese año.
En un ambiente rústico, que bien pudiera parecernos un taller o un almacén, el joven apuesto, adalid de la justicia y aficionado al deporte, posa de cuerpo entero para la cámara de su amigo, entonces reportero gráfico del Heraldo Cuba.
El lente lo capta de frente, haciendo gala de su viril figura, también de espaldas, como si iniciara la marcha, en ademán de acción. Vestido de blanco y con la boina ladeada, en la mirada reflexiva de Pablo aun habita el eco de aquella mañana del 30 de septiembre de 1930, jornada épica para el estudiantado cubano en su lucha por derrocar la tiranía de Gerardo Machado, en la que Torriente Brau resulta herido y pierde la vida el estudiante de Derecho, Rafael Trejo.
Durante esos años de tánganas, huelgas y manifestaciones que caracterizaron la llamada Revolución del 30, arriesgados fotorreportajes pusieron en peligro la vida de más de un profesional de la prensa. Generoso Funcasta y Enrique Kiko Figarola —maestro de Funcasta en la fotografía y también amigo de Pablo— se encontraban en las entrañas del periódico vocero de la dictadura, y aun así se aliaron a la labor de periodistas vinculados al proceso revolucionario como José Zacarías Tallet, Ángel Gutiérrez Cordoví, el propio Pablo de la Torriente Brau, entre otros.
La caída de Machado y el cierre del Heraldo llevan a Funcasta a trabajar en el diario Ahora, etapa en la cual fortalece la amistad con Pablo, también periodista del mencionado medio de prensa.
Volviendo a las fotografías de Pablo, más allá del momento preciso en que fueron tomadas las imágenes, y de la motivación que condujo al encuentro de la dupla periodista-fotógrafo, el hallazgo documental nos lleva al completamiento de una serie de cuatro fotografías de Funcasta —incluidas en este texto—, hechas al héroe de Majadahonda, que fueron descubiertas en abril de 2017, por quien suscribe estas líneas. Con ello, se enriquece la iconografía de Pablo de la Torriente Brau, “de su época y de los lenguajes artísticos desde los que ha sido mirado (y admirado) por varias generaciones cubanas”, en palabras de Víctor Casaus, fervoroso pabliano que se encuentra feliz al contemplar las fotografías, hasta ahora poco conocidas, de Pablo de la Torriente Brau.
Tomado de La Jiribilla.
Foto de portada: Fototeca de la Biblioteca Nacional de Cuba Jose Martí