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“Así pasa la vida”: Argentinos en Cuba, el documental

Cerca de un millón de argentinos y argentinas viven actualmente en el extranjero en diferentes países del mundo. En Cuba, nos encontramos con un centenar de ellos que, en distintos momentos y por diversas razones, dejaron atrás lo conocido para crear una nueva vida en un país diferente al que los vio nacer y crecer.

Contar las historias de emigración no siempre es fácil. Cada una tiene su propia particularidad, cada persona vivió sus propias experiencias; algunas buenas, otras malas, aunque entre todas vayan formando a la persona en que nos convertimos (o convertiremos).

Argentinos en Cuba: “Así pasa la vida…” trata de esas historias que con el pasar de los años han ido adaptando eso que solemos llamar “argentinidad”, pero sin perder los orígenes comunes que nos unen.

En 25 minutos, este documental de Resumen Latinoamericano que hemos realizado junto a Syara Salado Massip y Victor Villalba Gutiérrez, nos adentra en esas realidades de la emigración desde once historias de vida disímiles entre sí, aunque con puntos en común. Para ello, elegimos contarlo desde la propia perspectiva de los protagonistas, siendo observadores de sus experiencias y de los aprendizajes que les han dejado esas vivencias en una sociedad como la cubana, muy diferente a otras.

En “Así pasa la vida…” podrán conocer historias que emocionan como la de Astrea, quien llegó a Cuba en su juventud siguiendo a su familia a inicios de la Revolución, se convirtió en médica y fue una de las grandes protagonistas de la Guardería de niños y niñas que funcionó por cuatro años en Cuba como forma de mantenerlos a salvo y resguardarlos del horror de la dictadura cívico-militar de los ´70 en Argentina. O la historia de Adela, la gran artífice de este proyecto, cuya primera etapa en Cuba se remonta a aquellos dolorosos tiempos del exilio, donde la vida la une entrañablemente a Astrea, quien estaba a cargo del cuidado de sus pequeños hijos en Cuba.

Otras que maravillan, como la de Carolina, quien siguiendo al gran amor de su vida -que resultó ser para sorpresa de ella uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio-, sentó sus raíces y su vida aquí, trabajando directamente con Fidel y Vilma Espín, o la de Basilia, que luego de vivir en primera persona las experiencias del Mayo Francés, Julio Cortázar la convenció en la idea de que debía conocer Cuba, país a donde llegó en 1969 en esa búsqueda de una sociedad mejor.

Historias impensadas como la de Augusto, que en 1989 cuando era un adolescente se bajó del avión con la idea de estudiar en Cuba, sin saber realmente con que se iba a encontrar o cómo iba a ser su vida, y que más de 30 años después de haber vivido la experiencia de cualquier joven cubano, desde sus clases de Economía en la Facultad de La Habana, continúa intentando devolver de alguna manera todo lo que Cuba le dio.

Tamara, quien en 1992, en los inicios del Periodo Especial tras el desmembramiento de la Unión Soviética, conoció la isla por primera vez en un viaje que según nos cuenta fue “un punto de inflexión” en su vida y que la llevó a hacer lo posible por estudiar en el país, formando también una nueva vida aquí.

Graciela, que en la misma noche del histórico “Maleconazo” de 1994,  tras conocer a su actual compañero de vida en España, llegó a Cuba con la idea de asentarse aquí y hoy, casi tres décadas después dirige la Corresponsalía de Resumen Latinoamericano en el país.

También hay historias que tocan la pasión futbolera que tenemos los argentinos, como la de Franco y María José, quienes se cruzaron por medio de un chat de Boca Juniors, equipo del cual los dos son fanáticos. Por esas vueltas del destino, Maradona llegaba a atenderse en La Pradera y al estar ellos vinculados al sector de la medicina, no sólo conocieron sino que forjaron una gran amistad con el histórico 10 de la Selección Argentina, algo que nunca se hubieran imaginado que sucedería cuando decidieron formar su familia en Cuba hace dos décadas.

Otras vivencias que “Así pasa la vida…” nos lleva a conocer son más recientes, como la de Elías, un miembro de la comunidad wichi  que dejó su Salta natal con la esperanza de graduarse y volver a Argentina, con el sueño de ayudar a su comunidad a través de la experiencia de vida y estudio adquirida en Cuba.

En esas historias, conocerán a Rodrigo, quien con tan solo 17 años visitó Cuba por primera vez de la mano de una comitiva cultural que venía a la Feria Internacional del Libro y quedó maravillado con la pedagogía musical cubana. Tanto, que una década después, en 2017, regresa para estudiar flauta clásica y termina convirtiéndose en uno de los exponentes musicales de la isla, fusionando el folkrore argentino con los géneros cubanos.

Todas estas historias, son la base de la primera parte de este documental que compartimos con ustedes, el cual nos muestra que las raíces unen, sin importar la distancia que nos separe, en ese “corazón repartido” que nos ha dado la vida como a Rodrigo, en ese “sentirse argentino por nacimiento y cubano por adopción” del que nos habla Luis.

Esperamos que lo disfruten, tanto como nosotros disfrutamos el hacerlo.

Fotos: Syara Salado Massip y Victor Villalba Gutiérrez.

Tomado de Cuba en Resumen

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