La necesaria reconfiguración del sistema mediático nacional y de los públicos, así como la posibilidad de contar con un modelo de gestión de la prensa ante la desafiante realidad que impone en la actualidad la revolución tecnológica mundial, fueron ideas importantes desarrolladas por la Dra.C. Rosa Miriam Elizalde durante su disertación en la segunda jornada de trabajo del XI Congreso de la UPEC.
En un repaso de las transformaciones acontecidas a partir del Congreso de 2013 a la fecha, recordó que en aquella oportunidad la cita periodística dedicó buena parte del debate a los cambios que se estaban expresando en la arena pública, para los cuales el sistema de medios no tenía respuestas.
Entonces se estaba viviendo el boom de los blogs, de la emergencia de medios privados digitales, disfrazados de “medios independientes”, de las agresivas políticas y de los fondos ilimitados del gobierno de Obama para la subversión que drenaban al espacio público digital, rememoró.
Al ampliar sobre las acciones emprendidas por la prensa cubana, Elizalde aludió los estudios presentados en dos plenos de la UPEC, en los años 2013 y 2014, en aras de dar respuesta a tan complejo escenario.
A esos encuentros, dijo, asistió el presidente Miguel Díaz-Canel, en aquel momento vicepresidente del país, “y recuerdo su reflexión de que no bastaba con resolver los viejos problemas del sector de la prensa. Teníamos ante nosotros nuevos desafíos y una reconfiguración del sistema mediático nacional y de los públicos, debido a la Revolución tecnológica en curso, que el gobierno de EE. UU. interpretaba como una oportunidad para acabar con el socialismo en Cuba. El presidente nos convocó a no quedarnos solo con los diagnósticos”.
Sobre el alcance de aquellas discusiones, Rosa Miriam explicó que ya no basta con el sentido común para gestionar el sistema de medios públicos. Por lo tanto, se necesitaba de la ciencia y de la ética para poder ajustar las profundas asimetrías que supone internet en cualquier sociedad cuyos ciudadanos tienen un pie en el territorio nacional y el otro en una red transnacional que responde a un puñado de empresas dedicadas al negocio de la renta de los datos que enriquecen, de manera impúdica, a los señores feudales del ciberespacio, apuntó.
A través de diversos datos, la también profesora, matizó las ideas anteriores: menos de diez empresas estadounidenses controlan los datos del 80 por ciento de los usuarios de internet a escala mundial, en un ambiente que el investigador francés Cedrid Durand ha catalogado como “Tecnolofeudalismo” y otros investigadores hemos llamado “colonialismo 2.0”.
A partir de esas reflexiones nació la idea del llamado experimento que en estos momentos involucra la gestión mediática y económica de varios medios cubanos y que no es más que una prueba a pequeña escala para validar una teoría científica, argumentó.
En tal sentido reconoció que “no es posible intervenir todo el sistema de una vez, como en otros momentos de la vida del país —ni hay recursos para ello ni podemos controlar los resultados en un escenario tan complejo—, pero sí podíamos involucrar a un grupo de medios, de distintos soportes y subordinaciones geográficas, con liderazgos y redacciones decididas a experimentar, a innovar y a ponerse bajo la lupa de equipos intergubernamentales, lo que permite hacer cambios de manera controlada e identificar lo que puede después generalizarse sin caotizar el sistema público nacional”.
Sin embargo, mucho se han acelerado los cambios desde 2014, señaló al comparar con cifras el comportamiento de esa evolución digital cuando menos del 40 por ciento de la población estaba conectada; ahora estamos hablando del 65 por ciento de la población mundial atrapada en una gran red. Y está atrapada, literalmente, enfatizó.
Elizalde detalló con algunos datos el impacto cotidiano que tiene internet en la población: un usuario dedica como promedio más de seis horas a estar conectado cada día. Eso es más del doble de lo que una persona común emplea para ver la televisión y casi la mitad de nuestro tiempo de vigilia. Pero el tiempo que le puede dedicar un ser humano a internet es finito y el día solo tiene 24 horas, anotó.
“Por tanto, la gran disputa política, económica, cultural y militar de esta era, lo que lleva a la guerra entre los monopolios, a los delirios de Elon Musk y a las enormes inversiones en las ciencias del comportamiento y en la inteligencia artificial, es la lucha por apropiarse del recurso más escaso del mundo: la atención. Y eso ha producido un cambio telúrico que debemos comprender y que hace que muchos de los referentes y saberes de 2014 ya no nos sirvan para gestionar el sistema comunicativo actual”.
Cuba en un mundo conectado
En su conferencia, la experta hizo referencia, asimismo, a la realidad nacional como parte del entramado digital internacional. De ahí que al comparar los internautas de Cuba con los usuarios en el mundo, aseguró que nuestras estadísticas se acercan muchísimo, e incluso superan la media mundial: el 68 por ciento de los cubanos acceden a Internet; el 62 por ciento utiliza una red social.
De hecho, “nuestras oportunidades y preocupaciones andan a la par de las que tienen hoy gobiernos, expertos e internautas de todo el mundo. Las multas millonarias que Europa ha impuesto a las grandes transnacionales del sector de las telecomunicaciones, el afán regulador que agita a la mayoría de las naciones y la mala prensa que acompaña hoy a Meta, a X y a Google son un reflejo de las inquietudes a nivel internacional por la deriva antidemocrática y depredadora de los nuevos colonizadores del mundo”.
Aun así, hay otras variables en juego, alertó Elizalde al referirse al bloqueo de EE. UU. que afecta a la prensa como a otros sectores del país. Pero solemos pasar por alto cuando hablamos de transformación y gestión del sistema comunicacional el hecho de que Cuba es un polígono de pruebas de las estrategias estadounidenses para sus operaciones de injerencia, advirtió.
“Hemos visto, sobre todo a partir de la primavera de 2017, cómo actúan los laboratorios que financian influencers, granjas de trolles y fábricas de contenidos para la intoxicación del espacio público; sistemas que generan polarización social, que se dedican al espionaje sistemático de los barcos y aviones que llegan a nuestro país, que inciden en la especulación monetaria, que ejecutan operaciones de sicariato político contra nuestros líderes y contra nuestros compañeros, entre otras tácticas ejecutadas desde el extranjero, que violan la legalidad de nuestro país, que son inadmisibles en el país de origen y que, generalmente, transgreden las normas de comunidad de las plataformas, cómplices y actores de primera línea en todo esto,” aseveró.
En tal sentido, expresó que puede afirmar categóricamente que muchas de las restricciones algorítmicas denuncias por estos días en medios estadounidenses, que limitan el alcance de los contenidos generados en territorio palestinos y de quienes denuncian el genocidio de Israel en plataformas sociales como Facebook, Instagram, Twitter (X) y Yotutube, han sido utilizadas contra Cuba y tenemos evidencias de ello.
A continuación, Elizalde se plantea la pregunta leninista de ¿qué hacer? A ello responde que la ciencia, la innovación y la autonomía estratégica para gestionar un escenario tan complejo y dotarlo de un sentido anticolonial pensado para Cuba y desde Cuba para el mundo, no se puede levantar desde la nada.
Este requiere de Leyes y regulaciones nacionales (que tenemos), de infraestructura digital nacional (que tenemos), de cultura de Ciberseguridad (que debe llegar a nivel del ciudadano), de competencias digitales y educación (que podemos resolver porque se ha avanzado muchísimo), y de cooperación internacional, expuso.
Acerca de este punto recordó que el Coloquio Internet Patria para nosotros es el complemento necesario a este esfuerzo de innovación institucional en el ámbito de los medios. Genera alianzas y sistemas defensivos comunes en las redes, pero sobre todo nos permite aprender de otras experiencias, muchas de ellas exitosas, que acortan los tiempos de aprendizaje.
Sin dudas, quedan muchísimos desafíos por delante, admitió Rosa Miriam ante el plenario. No obstante, con evidente optimismo remarcó que, “en el momento más difícil de este país la posibilidad de contar con un modelo de gestión de la prensa actualizado y moderno, en un entorno político y normativo que lo favorece; un modelo que tiene apellido socialista y que no se avergüenza de su partidismo, está más cerca que nunca”.
Imagen de portada: Rosa Miriam Elizalde. Foto: Roberto Garaicoa/Cubaperiodistas.