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Fernando Buen Abad: «Hay una crisis intelectual en la derecha»

Las debilidades de las propuestas y el discurso de la derecha y los retos de la izquierda en el campo comunicacional, emergen de esta entrevista que parte de un caso puntual en México, pero puede ser útil a todo el progresismo en América Latina

Un video de Rosario Robles pintando un México apocalíptico que ella puede salvar desató una polémica en redes sociales. Pero, más allá de lo inmediato, ¿qué nos quiere decir este mensaje? En entrevista, el filósofo Fernando Buen Abad apunta las claves del debate

CIUDAD DE MÉXICO. — Desde que un sector de la izquierda comenzó a ganar terreno en la política electoral, la derecha mexicana ha advertido infinitamente que esto es un peligro para el país. Sus argumentos presentan siempre una distopía, donde los «buenos» (ellos) siempre estarán para salvar al mundo de los «malos» (la izquierda).

Un video difundido el viernes por la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Rosario Robles, no escapa de esa narrativa. En un contexto de polarización y confusión, el mensaje parece cobrar sentido.
¿Cuáles son los peligros de estos discursos? ¿Qué demuestran? ¿Son el reflejo de la narrativa política en el país?

Para responder estas interrogantes, en Pie de Página charlamos con el filósofo Fernando Buen Abad, quien aventura pistas para diseminar el contenido de estos mensajes.

—¿Qué impresión te deja el video de Rosario Robles?

—Este mensaje es un informativo muy valioso porque nos muestra entera la crisis intelectual de la derecha. Nos pone un reportaje así gratuito, muy sintético, muy trabajado en algún laboratorio de propaganda de los que ellos gustan contratar en Miami, seguramente para hacer indicaciones de un estado de desesperación.

El video: una muestra del músculo de su desesperación

—¿Cuál es la intención de este tipo de mensajes?

—El video realmente obedece a una lógica maniquea que hemos visto en muchos escenarios en América Latina. En el relato de su estructura semiótica hay una primera instancia que vale la pena destacar: la urgencia de presentar un mundo sombrío donde la única luz posible son ellos, cuando lo que realmente dicen es que viven en una oscuridad teórica, política, filosófica y humanística muy grave.

«Esta es la noticia interesante para el análisis de quienes no estamos de acuerdo con esto, de quienes incluso militamos y luchamos contra estos grupos que han sido históricamente farsantes, adalides de falacias de todo tipo, y que son realmente caballos de Troya de unas iniciativas que en su crisis muestran su perversión. Por un lado —con la ironía que conlleva esto— agradezco mucho que la derecha esté fabricando esta clase de cosas, no solamente ésta de Rosario Robles, sino otras tantas que circulan en las mal llamadas redes sociales, que para ellos son un campo de operaciones, uno de sus espacios de guerra ideológica.

«Irónicamente dicho, la buena noticia es que están mostrando el músculo más fuerte de su desesperación».
Pero no basta con saber que están desesperados, dice Buen Abad. «Lo interesante sería lograr un trabajo semiótico de fondo que nos permita leer con mayor fineza las perversiones de las que son capaces, porque este es apenas una especie de preámbulo de una vocación con la que, en lo individual, esta señora pretenderá lavar su imagen y reivindicarse con sus amigos y cómplices. Querrá mostrar que todavía tiene alguna especie de músculo político para algún tipo de convocatoria que sea rentable para algunos de sus negocios históricos. Pero más allá de lo puramente individual, si este discurso tiene corifeos, si tiene cómplices o acompañantes —o incluso auspiciantes o patrocinadores— lo interesante sería saber hasta dónde quieren llegar al presentar este mundo apocalíptico».

Reciclar los argumentos

—El video parece reciclar un argumento de antaño: que López Obrador es un peligro para México. ¿Por qué volver a este relato?

—En su lógica, la satanización de la figura del presidente López Obrador les hace suponer que les da crédito político, o que hay una renta política en esto. Si piensan eso, es porque se están hablando ellos mismos: están hablando con su propio clan, con su propia gente.

«En esta nomenclatura están apelando a los resabios de su propio odio que se ha recocinado una y otra vez, y que pretenden volver a fortalecer. Si el alimento central de esta semántica es recocinar una vez más el odio que ya han reclamado mil veces, entonces quiere decir que tienen en la cabeza cosas muy perversas, porque está claro que no tienen otros insumos, que no hay una propuesta de una concepción de Estado moderno. No hay una sola línea de autocrítica, indispensable para que hoy en el mundo alguien intente hacer construcción de discursos políticos.

«Ellos quieren mostrarse como una alternativa individualista, y sobre todo mesiánica. Pero pintar el infierno, para después mostrarse como los que te van a indicar el camino de salida, es una historia que ya sabemos cómo funciona; su máximo exponente es la escuela del nazifascismo, que justamente trabajaban con eso, y la escuela narrativa de estos productos es una escuela goebbeliana de la propaganda, que es la que hoy reina en estos laboratorios de guerra ideológica que son los think tanks».

La caída de los intelectuales

—¿Reciclar los argumentos nos habla de una debacle intelectual de la derecha?

—El video es un paquete jugoso de noticias alentadoras, porque nos demuestran que la miseria intelectual de la derecha está haciéndoles estragos muy grandes.

«En otra época, cuando ellos se sentían más poderosos, más seguros y más impunes, pues llamaban a algunos intelectuales que se mostraban como los referentes de las ideas, y ellos decían tener las tesis del nuevo Estado. Por ejemplo, el propio Octavio Paz, que se vendió y comerciaba con su propia figura como un adorador de la economía de mercado: él hizo encuentros y congresos con intelectuales cómplices de todo el mundo para eso, para hermosear el capitalismo.

«Ahora, que la derecha haya vuelto a darle vuelo a su discurso con esos recalentados que ya tienen un sabor rancio de odios largamente trabajados, y que tienen como lógicas simplonas donde dicen ‘el Salvador soy yo’, no es más que un síntoma, un signo muy claro de su desesperación y de su miseria intelectual».

—¿Debemos preocuparnos por esto?

—Claro que nos ponen en alerta. Me parece que a nosotros nos deja claro en qué escenario estamos dando esta batalla comunicacional que, por cierto, es una debilidad política muy grande en las fuerzas progresistas o de izquierda en América Latina, y en el mundo entero. Esa desesperación a nosotros debería ponernos en guardia, y debería permitirnos organizarnos, recuperar nuestras agendas profundas, acompañarnos con las agendas de los movimientos de lucha social en el mundo porque ahí está realmente la clave para organizar la política.

El mito del mesías

—Volviendo al mito del mesías, esta figura parece recurrente en los discursos de la derecha, pero también en la izquierda ¿debemos tomarla a la ligera, o podemos revertirla desde otra posición?

—Con la figura del Mesías hay que ser cuidadosos, porque de eso se le ha acusado también a López Obrador, y es cierto, las izquierdas en todo el mundo necesitan hacer una muy profunda revisión sobre las estrategias comunicacionales que a veces son como imitación directa de los formatos mercantiles, o los formatos de las derechas.

«Uno de esos problemas es que algunos, incluso con legitimidad de base y con representatividad directa, cuando se suben a las plataformas o a los escenarios empiezan a trabajar el discurso como si fueran predicadores».

«Hay un fenómeno que hay que advertir (trabajarlo y estudiarlo) de una tendencia al formato del predicador en casi todo discurso, haciendo de la política una especie de metafísica que es insoportable y absurda, porque en todo caso es una prueba de que confunden la grilla con la política.

«En todo el caso, aquel que se sube a la tarima, al podio, lo primero que debería hacer es ser portavoz del vocerío popular, del clamor social que desde la base está impulsando una agenda que hoy ya es inexcusable en el mundo entero, porque tenemos índices gravísimos de la destrucción del planeta que están costándonos a la humanidad. Estamos caminando al borde de un abismo. Las huelgas, las organizaciones campesinas, las organizaciones indígenas, las organizaciones estudiantiles, las organizaciones de científicos y artistas que están hoy en pie de lucha en el planeta entero deberían ser la carne, el alimento fundamental de aquel que sube a pronunciar un discurso y que debería tener la carga ética de ser portavoz de esto, y en ese discurso construir un escenario que nos defina a todos qué lugar ocupamos para sumarnos a la batalla para derrotar todas esas malignidades históricas.

«Entonces, si el predicador resume todo en su figura, en su talento, en su experiencia, en su currículum, en su buena onda, en su simpatía, o en cualquier razón que sea individualista, no hay salida. Lo que está haciendo es repetir el formato de los predicadores de cualquier iglesia de cualquier barrio de Brasil o de Estados Unidos, porque ese es el formato que hoy creen muchos que tiene éxito porque es televisivo, pero les da razón de ser a los formatos publicitarios de las agencias que contratan para eso.

«Esta revisión profunda de los mecanismos narrativos de la propia lucha desde las izquierdas necesita separarse de toda sombra de mesianismo.

«Porque la agenda es otra, porque la agenda que se ha invisibilizado, que se ha censurado, que se ha perseguido, es la agenda de las luchas de los pueblos. Esta agenda, además, necesita cumplir acto de presencia, pero también necesita de la experiencia de este político, si es que realmente se asume como representante de la base, para hacer la traducción, porque no siempre el malestar como bloque se traduce en la coyuntura.

«Es cierto que tenemos una lucha histórica en México de pueblos indígenas reivindicando sus derechos a la tierra y a su dignidad, que son innegables, pero eso hoy tiene que tener una lectura de la coyuntura para saber cómo rearticular la fuerza, la organización, y sobre todo la presencia colectiva.

«Ese rol se ha descuidado, creo que incluso ni siquiera en las escuelas de cuadros está una agenda comunicacional. Me parece perdido, incluso, porque los propios boxeadores, o aquel que agarra el micrófono a veces también viene a exhibir su propia pobreza hasta de vocabulario, no solamente teórica. Esto es un problema muy serio, y debería de estudiarse políticamente más a fondo.

«Para romper con la lógica mesiánica en el discurso, me parece que hay algunos requisitos hoy canon: recomponer las agendas con base en los malestares sociales, luego saber ser intérprete y analista de la coyuntura para saber cómo fortalecer a los compañeros en las bases».
¿Relatos frescos o de manual? La disputa por el sentido

—¿Qué nos dice el uso de Inteligencia Artificial para estas nuevas formas de narrativa y propaganda política?

— Las mal llamadas inteligencias artificiales son un recurso de moda. Es básicamente el colonialismo tecnológico, pero a través de eso hay una gran industria que está vendiendo cualquier cantidad de basura que pasa por ser entretenimiento.

Son la nueva moral del facilismo. Es un juego en el cual de pronto puedo resolver un texto para la escuela diciéndole a cualquiera de estas plataformas cualquier babosada que el otro me contestará, pues lo que tiene ahí almacenado en una memoria es información de todos, la usurpación del Big Data, o de la gran fuente informativa del planeta. Te venden esto como si fuese una cosa casi milagrosa, pero hay muchas trampas ahí, mucha mentira, mucha ficción.

«Estos primeros ensayos que están haciendo gente como la señora Xóchitl Gálvez y la señora Robles, son un poco acudir a una cierta novedad para refrescar el relato con la cosa de moda y disfrazarse».

—Para refrescar su relato, la oposición no solo ha recurrido a la Inteligencia Artificial, sino también a un aparente discurso progresista. ¿Qué tienes que decir al respecto?

—Que lo hacen porque sus propias banderas no les alcanzan. Eso sucede porque ellos hoy no tienen banderas que defender, porque casi todas las que tienen están requemadas, vencidas. Eso es parte de la crisis intelectual de la derecha.
«Una de las viejas manías ha sido la usurpación simbólica del socialismo. Por ejemplo, en el Partido Bolchevique alguna vez le fueron a vender a los bolcheviques la idea de que ‘acá te traigo el nuevo marxismo’. Dentro de los debates, en su momento Lenin tuvo que ponerse a escribir un texto para desnudar eso.

«Desde el siglo XX hemos tenido episodios que se repiten una y otra vez. Hitler, por ejemplo, se hacía llamar nacionalsocialista. Esto sucede porque los conceptos de izquierda y de socialismo también han sido históricamente polisémicos y contradictorios. Incluso han sido caballos de Troya para esconder maldades perversas. El caso de Hitler es un extremo crucial, pero no es el único: hay una enciclopedia de las grandes traiciones a los conceptos. El propio Marx, en el manifiesto del Partido Comunista, les planteó a los trabajadores que debían tener cuidado con los socialismos, porque hay una ensalada bárbara de tipos que se disfrazan de socialistas. Hay que saber distinguir y separar para no caer en la apariencia y en la trampa.

«Esto que está haciendo ahora la derecha es justamente parte de eso. Saben que hay una confusión grande a nivel de formación política. Saben que la educación cívica del pueblo mexicano tiene huecos vacíos y ausencias muy fuertes. Saben muy bien que hay conceptos que la gente aprendió a odiar, por ejemplo, el concepto de la palabra comunismo. Se fabricó una predisposición de repudio a conceptos que la gente en general maneja solo por prejuicios.

«Esto que está haciendo ahora la derecha es justamente parte de eso. Saben que hay una confusión grande a nivel de formación política. Saben que la educación cívica del pueblo mexicano tiene huecos vacíos y ausencias muy fuertes. Saben muy bien que hay conceptos que la gente aprendió a odiar, por ejemplo, el concepto de la palabra comunismo. Se fabricó una predisposición de repudio a conceptos que la gente en general maneja solo por prejuicios».

— ¿Cuáles son esos prejuicios?

—Hoy en México ha nacido una corriente popular desde abajo que produjo una importante revolución electoral con López Obrador y con la propuesta de la Cuarta Transformación, y que hay un partido-movimiento que se llama Morena que apunta a esa dirección, con muchas contradicciones y cosas para discutirle adentro, pero que en todo caso la columna detrás es una idea de corte antiimperialista.

«En ese caldo de cultivo se ha producido una gran atracción a sectores que en su vida jamás habían siquiera sospechado que simpatizarían con estas líneas. Eso la derecha lo entendió muy bien, y quieren competir con eso.

«Una de sus formas de competir es agitar banderas que no les son propias, solamente para tratar de atraerse los votos que ya han perdido. Es parte de una emboscada ideológica y política, si se puede llamar a eso política, porque en realidad es una tranza narrativa para confundir a las personas, y en todo caso tratar de rasguñar una posibilidad electoral.

«En realidad no hay un proyecto político de fondo, no hay una tesis de Estado de fondo, no hay una filosofía política que alimente un reencuentro con las necesidades humanas. Detrás de esto, lo que hay es un grupo de empresarios que lo que quieren es volver a recuperar, o ampliar, sus márgenes de ganancias. Eso es todo. Si tienen que llamarse ellos mismos marxistas, lo harían.

«El debate importante en la política tiene que ver no solamente con la definición teórica, sino con la práctica concreta: con el abismo enorme que hay entre lo que dicen y lo que hacen.

«Para eso, es indispensable que desarrollemos instrumental de análisis, y esa (hay que decirlo en el corpus autocrítico) es una de nuestras más grandes debilidades».

Tomado de piedepagina.mx

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Alejandro Ruiz
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.

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