Una campaña mundial de recogida de firmas dirigidas a la Cámara de los Comunes para detener la extradición a Estados Unidos de Julian Assange se inició esta semana, reportó el sitio alternativo Fúser News.
El texto insta al Parlamento británico «pedir a la actual Ministra del Interior (Priti Patel) que tome todas las medidas necesarias para revisar y rescindir la decisión anterior de acordar la extradición de Julian Assange».
Esa medida cada vez parece más cerca de cumplirse, a pesar de los muchos argumentos expuestos sobre los peligros que corre la ya deteriorada salud del fundador de WikiLeaks en EE. UU., y la larga condena hasta 175 años de cárcel que podría sufrir allí.
El pasado 3 de julio, recordó la nota, Assange cumplió 52 años de edad, cinco de los cuales han transcurrido en la prisión de Belmarsh, al sureste de la capital británica. Assange está preso allí desde 2019, luego de que el expresidente de Ecuador, Lenín Moreno, permitiera su arresto en la sede diplomática ecuatoriana en Londres, rescindiendo así el asilo político que Quito le había otorgado durante el mandato de su antecesor, Rafael Correa.
En una publicación reciente, el sitio Don’t Extradite Assange describió al ciberactivista australiano como «el hombre que revolucionó el periodismo para siempre: proporcionar un espacio seguro donde las personas pudieran pedir cuentas a los poderosos sería desacreditado, perseguido y detenido arbitrariamente, todo por exponer verdades y defender nuestras libertades».
El sitio web (https://dontextraditeassange.com/, donde está disponible el formulario para los firmantes) reiteró que «una prensa libre es incompatible con el encarcelamiento y la extradición de periodistas que revelan material, incluidas las atrocidades de la guerra y los derechos humanos (…), en el interés público», señalan.
Los recursos legales para detener la extradición de Assange parecen cada vez más escasos luego de que el pasado 6 de junio, el Tribunal Supremo de Reino Unido denegó la apelación que la defensa interpuso contra su traslado a Estados Unidos, donde se le acusa por supuesta conspiración y enfrenta numerosos cargos de espionaje por la revelación de documentos que demostraban las atrocidades cometidas en las invasiones de Irak y Afganistán.
En su dictamen, el juez Jonathan Swift indicó que la solicitud de permiso por parte de Assange para apelar fue denegada y afirmó que «ninguno de los cuatro motivos de apelación plantea ningún punto debidamente discutible».
Entretanto, la ministra del Interior del Reino Unido, Priti Patel, aprobó la extradición del periodista.
En tanto disminuyen las posibilidades legales de detener ese dictamen, toman relevancia las acciones sociales y políticas que puedan crear una presión lo suficientemente fuerte para impedirlo.
La campaña a su favor parece incrementarse. Su abogada y esposa del periodista, Stella Assange, fue recibida esta semana en la sede del Vaticano por el Papa Francisco, y en días recientes el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se sumó a las voces que defienden el ejercicio de Assange en defensa de la verdad, cuando reveló al mundo las atrocidades cometidas por Washington contra ciudadanos de Irak y Afganistán tras la mampara de la supuesta «lucha contra el terrorismo».
En similar sentido se ha pronunciado su colega de México, Andrés Manuel López Obrador, quien en el mes de abril recibió a su padre y hermanos y defendió la liberación de Assange.
En días recientes, parlamentarios franceses de izquierda pidieron a su gobierno que le ofreciera asilo político, una petición que miembros de la campaña a su favor, también realizaron a Lula.
Esta semana, justo cuando Assange llegaba a su 52 cumpleaños, manifestantes estadounidenses se congregaron frente al Ministerio de Justicia en Washington, donde fueron arrestados.
Entre ellos se encontraban Ben Cohen, cofundador de la popular marca de helados Ben & Jerry’s, y Jodie Evans, cofundadora del grupo antibelicista Codepink, quienes pasaron alrededor de tres horas en detención hasta finalmente ser liberados.
Ellos habían pedido que los dejaran entrar para discutir sobre la campaña contra la libertad de prensa, y tras la negativa del personal de seguridad, permanecieron sentados frente a la entrada. «Es hora de que el Presidente de EE.UU. cumpla con su promesa: el periodismo no es un crimen», manifestó Cohen.
Durante la manifestación, Cohen subrayó que aunque se presume la inocencia de Assange, este ha permanecido «encarcelado y en confinamiento solitario durante cuatro años», lo que constituye «una tortura».
«Assange reveló una verdad y por eso está sufriendo. Por eso tenemos que hacer todo lo que podamos para ayudarlo y para ayudar a preservar la democracia, que se basa en la libertad de prensa», declaró.
«Me parece que ahora mismo, a menos que las cosas cambien y a menos que nosotros las cambiemos, la libertad de prensa se está esfumando», concluyó Cohen.
Con información de Fúser News, PL y Resumen Latinoamericano