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En deuda con El Chino

Apenas unas horas después de que despidiéramos a Eduardo Heras León, llegó a manos de Víctor Fowler el Premio de Periodismo Cultural 2023 José Antonio Fernández de Castro, por la obra de la vida. Para los presentes en el acto, comenzando por el receptor de tan justo reconocimiento, no escapó la coincidencia simbólica de ambos sucesos: el Chino Heras fue, es, un ejemplo del periodismo cultural que necesitamos; o mejor aún, del periodismo a secas, sin otro apellido, que debe nutrir el ejercicio de la profesión entre nosotros.

Para las nuevas generaciones, las que hacen sus primeras armas en los medios de comunicación, y las se están formando ahora mismo, incluso para los lectores atentos a las novedades literarias o a aquellas obras que marcan la contemporaneidad insular, -ojalá sea esta una raza que no se extinga, que tengamos más lectores cada día- el Chino era uno de los más afianzados y reconocidos autores cubanos en el campo de la ficción, particularmente del cuento, ese género al que Julio Cortázar, para diferenciarlo de la novela, exigía vencer por nocaut y no por puntos.

Debe conocerse, sin embargo, que en el periodismo el Chino tuvo el punto de lanzamiento de su carrera literaria. Que llegó a esta desde el periodismo y nunca dejó de pensar, sentir, como periodista. No porque transitara por las aulas universitarias en la especialidad –pocos alumnos brillaron tanto como él- sino por la intensidad y profundidad de los textos que escribió para la prensa impresa.

Testigo de su iniciación, Enrique Román ofreció el siguiente testimonio: “Tengo un recuerdo muy claro y poco conocido. El Chino era estudiante de Periodismo en 1968. Y en El Mundo, que funcionaba como un taller escuela, trabajábamos unos pocos profesionales y el periódico lo hacían los estudiantes de Periodismo. Me asignaron por un tiempo a Heras, que se acababa de desmovilizar de la Artillería (había sido un oficial destacado), como un periodista más para la página cultural que dirigía. He repetido muchas veces desde entonces que a lo largo de mi interminable carrera periodística, he conocido a dos personas a las que se les podía encargar cualquier trabajo sobre cualquier cosa y lo hacían con la rapidez que necesita un periódico y con calidad. Desde una crítica de ballet hasta un análisis de zafra. Uno de ellos era el Chino. Espléndido profesional y muy buen amigo”.

Guardo de nuestro común amigo Germán Piniella, un criterio expresado por él en uno de los tantos diálogos que sostuvimos sobre el exceso de farandulerismo en ciertos medios y los retos del periodismo cultural: “Si tuviera que armar un equipo para la redacción cultural de un periódico, convencería al Chino Heras para que respondiese, con la promesa de que su obra literaria no se iba a afectar. Él es de los que saben el valor de la síntesis, y el de cada palabra, para decir lo que hay que decir y no caer en vaguedades”.

En la crítica de ballet, Heras dejó pautas. El seguimiento al Ballet Nacional de Cuba valdría un detenido análisis en torno a la manera de promover y valorar a la vez desempeños coreográficos y danzarios. Los  textos reunidos en el libro Desde la platea (Editorial José Martí, 2010), deberían ser examinados para extraer lecciones útiles para quienes se empinan en el oficio. Acerca de este campo suyo de acción, cuando le dedicaron la Feria Internacional del Libro de La Habana, hablaron con propiedad Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza, y Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba.

De la sensibilidad de El Chino habrá que ir  una y otra vez a la vivencia registrada por él en ocasión de una isita suya a un lugar intrincado de la isla, La Jíquima, en la región holguinera. Contó que al ver a una niña imitar los pasos de ballet, escuchó a la madre decir: “Esta niña se cree que es Alicia Alonso”. Y por qué no creérselo, se preguntaba el Chino, al verificar cómo el más alto y universal símbolo de la cultura danzaría cubana, era referente supremo en gente muy sencilla de  tierra adentro.

Eduardo Heras León no recibió el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, pero fue como si lo tuviera. Espejo en el que los que ejercemos la profesión en tan importante área tendremos que mirarnos.

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Pedro de la Hoz González
(Cienfuegos, 1953) Periodista y crítico de arte. Premio Nacional de Periodismo José Martí en 2017. Forma parte de la redacción cultural de Granma. Fue electo Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Entre sus libros figuran África en la Revolución Cubana (ensayo, 2004) y Como el primer día (entrevistas, 2009).

2 thoughts on “En deuda con El Chino

  1. Por modestia, tal vez, Pedro no refiere quién es el otro colega al cual consideraba el exigente Enrique Román capaz de encargársele y cumplir cualquier labor reporteril, no solo de cultura, y cumplirla con la rapidez y calidad necesarias para un periódico. Ese otro es el propio Pedro de la Oz. Agrego yo que ambos califican como los mejores entre los no pocos buenos en nuestro oficio. modelos para colegas pasaditos de años y para los más jóvenes, sin distinción de sexo. .

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