El 24 de febrero de 1958 Radio Rebelde abrió su trasmisión con el Himno Invasor. Veinte minutos bastaron para que los locutores presentaran el primer parte de guerra del combate en Pino del Agua y otras acciones de la Columna de uno de sus fundadores, el Comandante Ernesto Che Guevara.
«…Aquí, Radio Rebelde, la voz de la Sierra Maestra, transmitiendo para toda Cuba en la banda de 20 metros, diariamente a las 5 de la tarde y 9 de la noche, desde nuestro campamento rebelde en las lomas de Oriente…» Con su fuerza y credibilidad a toda prueba, la planta radial estremeció a un pueblo cansado de escuchar anuncios comerciales, y sí muy necesitado de informarse acerca de una epopeya narrada en la propia voz de los protagonistas.
En uno de sus primeros comentarios, la estación definiría así su línea editorial:
«Radio Rebelde surge para contribuir a la orientación necesaria y útil del pueblo en esta hora decisiva de la Patria, para dar a conocer la intención verdadera de esta lucha y fomentar y practicar la virtud donde quiera que se le encuentre. Y para juntar y amar y vivir en la pasión de la verdad como dijera Martí.»
Entonces, una buena parte del pueblo cubano pegó su oído a aquella propuesta de prédica martiana y de absoluta veracidad informativa. En la planta transmisora, riesgosamente trasladada hacia la Sierra Maestra, estaba el corazón de la Patria.
Enfrentando a los medios de comunicación que, en su mayoría, actuaban como mensajeros de la burguesía dominante; y rompiendo todos los cánones, surgió Radio Rebelde para convertirse en pocos meses, en la emisora de mayor audiencia del país.
Como expresó años después su también creador, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro: «En Radio Rebelde no se puso nunca ni una bala de más, ni se dijo una mentira».
Sesenta y cinco años han transcurrido y la emisora de la Revolución tiene el desafío de informar a un pueblo más culto, de intercambiar con una audiencia crítica y exigente que espera el ejercicio de un periodismo parecido a nuestro tiempo y una programación que refleje el palpitar de la actual sociedad cubana.
Si en 1958, la emisora nacía como símbolo de una llamarada indetenible, en medio de la lucha definitiva por la independencia; corresponde a la Radio Rebelde de hoy preservar, a través de sus sonidos y palabras, la obra monumental que se inició en Cuba el primero de enero de 1959.
La Emisora de la Revolución -frase que no es slogan, sino compromiso- ha mantenido su importante rol en defensa de la Revolución cubana después de su triunfo y en todas sus batallas.
Actualmente la emisora transmite las 24 horas del día con una programación esencialmente informativa. Su señal -radiofónica y digital- se registra en apartados rincones del planeta, con la participación decisiva de las corresponsalías existentes en cada una de las provincias de Cuba y el municipio especial de Isla de la Juventud.
Radio Rebelde ha estado y seguirá estando en los más grandes momentos de la nación; pero también continuará contando las historias cotidianas, esas que, en cualquier rincón del país, en la ciudad o en el campo, alimentan el espíritu desde la grandeza inconfundible del pueblo cubano.
Siempre visionario, Fidel expresó el 24 de febrero de 1994:
«Hoy debemos ver toda la radio del país como una gran Radio Rebelde; como cuando en la época final de la guerra teníamos estaciones de radio por todas partes; todas cooperando entre sí, ayudándose mutuamente, constituían una cadena que desempeñaba un papel fundamental».
Ese es el invariable compromiso: que Radio Rebelde siga enarbolando la bandera izada en Altos de Conrado.
(Tomado de Radio Rebelde)