Hace calor en La Habana es la fotografía de un niño bañándose en una palangana a la sombra de su humilde hogar, en Guanabacoa el 15 de marzo de 2011, Año Internacional de los Afrodescendientes. Sorprendido al verme invadir su espacio, puso cara de susto. Pero, después del primer click nos hicimos amigos y le tomé algunas otras fotos junto a su mamá y su hermana.
Proclamado así por Naciones Unidas, el año 2011 debía convertirse en un hito de la campaña para promover los derechos de los afrodescendientes a nivel mundial, tributo al cual me sumé con la exposición Afrodescendientes, Guanabacoa-Cuba, gracias al apoyo de mi amigo español Gabriel Navarrete, entonces presidente de la Asociación Cultura y Cooperación Internacional de España.
La muestra, de la cual forma parte esta fotografía, se presentó primero en Casa de América, Madrid, España, y posteriormente, en la Fototeca de Cuba; en la Casa Patria Grande Presidente Néstor Kirchner de Buenos Aires, Argentina; en la Casa Liceo Artístico Literario de Guanabacoa; en la Misión de Venezuela en Naciones Unidas, Nueva York; en el College City de San Francisco y en el Museo Afro-americano de California, en Estados Unidos.
Comparto hoy con los lectores el poema Palangana con niño negro, de Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura, y las décimas del poeta Alexis Díaz Pimienta, ambos inspirados en la misma imagen.
Palangana con niño negro
Como la Tierra, la palangana es redonda y parecería que gira, sin parar, en su pequeña dimensión que ocupa un niño negro, con su cuerpo desnudo, esperando la limpieza de los cielos.
¿Cuál será su nombre?
¿De dónde habrán salido sus dientes blancos como el coco, diminutos en su perfecta sinfonía? Las olas del Nilo ¿habrán sido testigos presenciales del viaje que iniciaron ayer sus tatarabuelos, sustraídos a la fuerza hacia tierras lejanas?
Sin embargo, el niño parece que ríe. Sin embargo, el niño parece que llora. Su historia, ¿por qué no? parece surgir de un viejo cuento bordado en las entrañas más antiguas del Congo que llegara, apenas terminado el siglo XVI, a la llanura camagüeyana.
¿O serán las arenas remotas de Playa Girón, vivas hacia el camino de las ciénagas?
Unos ojos lo pescan, como si fuera un pez de los ríos poderosos de África, y lo atrapan en su intemperie, como en una penitencia corporal.
No hay arena. No hay algas. No hay salitre marino sino un suelo firme, alborotado, desmoronado, junto a la soledad sin causa de este niño, hermoso en su inocencia, inocente en su belleza.
El niño espera tener entre sus manos, siempre, un hipocampo.
Calma, niño mío, nada te pasará porque nada has hecho sino alzar tu mirada limpia de culpa hacia los cielos.
Nancy Morejón
Palangana
Piscina del Comodoro.
Playa del Peloponeso.
Varadero sin un peso.
Baño en la Costa del Oro.
He aquí un pequeño tesoro.
He aquí una obra de arte.
He aquí el todo y no la parte.
¿Quieres que te dé un autógrafo?
¡Vamos, dispara, fotógrafo!
¿O tú igual quieres bañarte?
El niño en la palangana
mira el fotógrafo inmóvil.
Tampoco vio su automóvil
cuando llegó en chivichana.
Hace calor en La Habana.
Cuba. Siglo XXI.
Una foto, un niño, ¡uno!
Y en él toda la ciudad.
Su ingenua felicidad
no tiene precio ninguno.
Vamos, báñate, fotógrafo.
La cámara yo la cuido.
No tiene ningún sentido
que pretendas ser mi biógrafo.
Vamos, báñate, fotógrafo,
Que el calor aquí es tremendo.
Ven, que el baño está estupendo.
Ven, quítate la camisa.
Pero eso sí, la sonrisa
te la alquilo o te la vendo.
Pero lo mejor del niño
la cámara no lo vio:
la picardía del guiño.
Alexis Díaz Pimienta
Bella fotografía. Gracias maestro
GENIAL!!!!!!!!Como Todo lo que Crea Chile!!!!!
“Solo hay dicha verdadera en la amistad y la cultura “ José Martí.
Gracias a este maravilloso pensamiento del Apóstol puede conocer al maestro del lente Roberto Chile. Guanabacoa fue fiel testigo de nuestro encuentro que forjó una amistad inquebrantable.
El alma y la felicidad de una nación son sus niños. El ojo avezado de Chile atrapa momentos que son eternidad en la pluma de Nancy y la decima de Pimenta. Casualidad, estoy seguro que no, nadie como ellos para traducirnos fielmente esa felicidad. Esperemos más postales patrias. Reunidas todas en un libro serian un mosaico actual de pura cubania.
Excelente trabajo, como siempre.
Sí, baño de talento trae ese fotógrafo, cuya “chivichana” mueve como preciado cristal a todas partes. He visto por ese cristal que me muestra a cada paso un mundo por descubrir… y por fotografiar.
Un rostro giocondo que refleja un lamento o una sonrisa desbordada, depende de que viento sople en cada charco. Hora del baño, no hace falta ducha de oro para limpiar el alma. Soy lo que soy… Somos…
Es tan fértil la obra de Roberto Chile que incita hasta al más osado a hacer poesía de su arte. Maestro del lente y grandioso en su andar fotográfico, como todo su bagaje documentalista.
Excelente fotografía, cómo todo su trabajo a través de los años, una maravilla