Cuando estás con una cámara fotográfica en tus manos, con el dedo en el obturador listo para disparar, vale la pena tener en cuenta esta sentencia del célebre fotógrafo francés Henry Cartier Bresson: “La composición se basa en el azar. Jamás hago cálculos. Entreveo una estructura y espero que suceda algo. No hay reglas.”
Estaba filmando el atardecer desde los arrecifes que rodean al Morro hace no sé qué tiempo ya. Cuando terminé de filmar, tomé la cámara fotográfica para captar la belleza de la ciudad. El encuadre: La Habana en silueta arriba, el arrecife a media luz debajo. Atento quedé a la espera de que sucediera algo que le ofreciera más atractivo a la composición. Y sucedió: una ola chocó contra el arrecife, y para sorpresa mía, dibujó con su espuma en el centro del cuadro la silueta de Cuba. La titulé “Isla de agua”. No hubo cálculos ni reglas. Fue el azar.
A propósito de la instantánea, mi amigo, el poeta Víctor Casaus, me regaló este bello poema:
Acertijo fotográfico en tiempos de pandemia
Si usted no ve una isla
encabritándose casi al centro de la foto
si no ve la rugosidad inquietante
de sus costas
si no siente las gotas de salitre
ahora mismo sobre su piel incrédula
si no se admira con el esplendor
de los colores que la acompañan
si no siente ganas de caminar
(en este instante) a lo largo de esa isla
marcando el paso
entre una ola y la próxima
si no se asombra
con el brillo y el candor
de esta imagen que nos está
regalando el artista
si no ve
si no sueña
por favor
inténtelo de nuevo
una
y
otra
vez
inténtelo de nuevo
hasta que aparezca
delante de sus ojos asombrados
esta isla que lo acompañará siempre
imperfecta y magnífica
única y diversa
difuminada pero precisa
nuestra
Víctor Casaus