Quiero compartir esta efigie del Che, ya vista, claramente inspirada en la mítica imagen del fotógrafo cubano Alberto Korda, salida de las manos de un artista callejero, hasta ahora anónimo, convertida por mi a través del arte fotográfico en un reloj cuyas agujas señalan la hora exacta en que asesinaron al Che en La Higuera, Santa Cruz, Bolivia, el 9 de octubre de 1967: la una y diez de la tarde.
La acompañan dos inspirados poemas: el primero de la argentina -ya cubana- Basilia Paspatamatíu, que forma parte del libro en proceso de edición “Donde anida la poesía”, y el segundo, del poeta cubano Alexis Díaz Pimienta, parte de un proyecto en progreso que algún día no muy lejano verá la luz.
Una imagen, dos poemas: poesía visual y poesía escrita como testimonio de recordación al Guerrillero Heroico, Comandante Ernesto Che Guevara, a 55 años de su tránsito a la eternidad.
Aquel que
Basilia Papastamatíu
otra vez en espera de
desde el olvido y el silencio
ojos incansables que persiguen al tiempo y al destino
(nuestro destino acaso)
Quién era de dónde venía adónde iría
cuerpo y espíritu ávidos
buscando afanosamente al hombre la palabra el gesto el amor
al encuentro de sin cesar
sin abandonar ni dejar nunca
no retrocediendo nunca
hasta la fractura el inevitable desplome
la caída final
¿No hay acaso una patria un cielo todavía?
¿y ese sol que lo iluminaba a él y a nosotros
y que todo lo esperaba de él y de nosotros?
¿perdurarán acaso la idea la emoción y la memoria?
¿sobreviviremos a la derrota sumergidos en la nada?
¿podremos atravesar entonces (otra vez) animosamente vastos desiertos mares profundos y selvas oscuras?
¿Y él, siempre con nosotros?
Pared con Che
Alexis Díaz Pimienta
El reloj se ha detenido
a la 1:10 de tu muerte.
A la hora exacta. Qué fuerte.
El reloj se ha detenido.
El azul descolorido.
La porcelana manchada,
La pared descascarada.
Todo roto. Deprimente.
Pero la estrella en la frente
intacta, como si nada.