Para dedicarle un sentido adiós a la periodista Susana Lee López, fundadora de los periódicos Granma y Juventud Rebelde, se congregaron familiares, amigos y colegas en la mañana del lunes 2 de mayo en el Cementerio de Colón de la capital cubana.
Junto a las ofrendas florales enviadas por Fidel y Raúl, compañeros de oficio y del corazón la evocaron latente.
“Susana no fue solo una obrera de la palabra, una peleadora por la justicia, una adicta al trabajo y al servicio público. Fue una amiga sin declaraciones altisonantes ni llamadas frecuentes y, sin embargo, capaz de dar hasta la vida por sus amigos, ni qué decir por sus seres queridos”, expresó Arleen Rodríguez Derivet en la despedida de duelo.
La también integrante de la Presidencia nacional de la Upec, recordó a la incansable reportera, a la cronista sagaz, pero sobre todo a la persona franca y sincera que fue.
Elson Concepción, colega suyo de Granma, rememoró la larga impronta de Susana “dedicada a la obra de la Revolución, a Raúl y a Fidel”. Así como su disciplina constante, y su peculiar estilo de trabajo al implementar equipos periodísticos dedicados a temas específicos cuando fungía como jefa de Información de Juventud Rebelde.
Dos de sus jóvenes colegas de la Redacción de nacionales del principal órgano de la prensa escrita cubana, Arlín Alberty Loforte y Lissy Rodríguez Guerrero, compartieron con Cubaperiodistas.cu recuerdos e impresiones de la Susana querida por todos.
“Fue una mujer sin poses, de una sencillez inmensa. Capaz de derrochar afecto gratuito con todos, de adaptarse al momento y, de acercarse a los jóvenes siempre con un consejo oportuno, no solo en el periodismo, también en la vida”, expresó Arlín.
“Aunque mayoritariamente trabajaba desde la casa, tenía esa habilidad de hacerse sentir cercana”, agregó.
Lissy perpetuará ese “humanismo trascendental” imperecedero que acompañó a Susana, “una condición que le era natural y que la hacía transmitir valores a quienes la rodeaban”.
“El periodista polaco Ryszard Kapuscinski dijo que para ser buen periodista hay que ser ante todo buena persona, y eso fue Susana, una profesional latente y capaz, y una persona que te aconsejaba oportunamente, o te ofrecía un reconocimiento necesario” expresó.
“Susana y Martí murieron de cara al sol”, comentó con voz apagada la cantante Omara Portuondo.
“La conocí trabajando, y me di cuenta de que era un ser humano excepcional. Admiraré siempre su honestidad, su desprendimiento y su amor incondicional a la Patria y a su familia”, compartió.
Esta es una de esas notas que uno nunca quiere escribir. Un golpe que aunque tristemente esperado, aún duele. Se nos fue Susana Lee López, enfrentó al cáncer con firmeza y serenidad, pero hoy dos de mayo volvió a sus padres en el panteón familiar en el que descansa la familia Lee López en el Cementerio de Colón.
Partió sin dejarnos, pues aunque ya no esté físicamente, su altruismo, su humildad, su sentido del deber para con sus lectores y su incansable capacidad de trabajo seguirá alumbrando a quienes tuvieron el placer de conocerla.
Yo también la recordaré, ágil por los pasillos de Palacio de Convenciones presta a cubrir las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, actividad a la que dedicó gran parte de su vida y de su impronta periodística.
Pero sobre todo, grabaré en mi memoria esa sonrisa que nos regaló una tarde de marzo cuando ya enferma, fuimos a entrevistarla a casa de su sobrino Marvin tras haber obtenido ella el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida.
Sonrisa que me costó atrapar en un clic, pues aunque más de cincuenta años en el ejercicio de la profesión avalaron la certera decisión del jurado, ella nunca presumió de méritos.