Ay, Fayad Jamís, poeta, pintor, profesor, periodista y diplomático, “con tantos palos que te dio la vida y aún sigues dándole a la vida sueños” que compartimos por el legado del poemario Solo el amor, primer libro publicado por la colección Árbol de palabras, de la Editorial Presente y Futuro, de México, impreso en 1983, con 20 mil ejemplares.
Esta obra contiene poesías de amor, desagarradas unas y tiernas las otras, y con ambas sustancias hizo Fayad “Con tantos palos que te dio la vida”, donde se definió como un loco que jamás se cansó de abrir ventanas y sembrar luceros, pese a la crueldad, el frío y el tanto miedo, y ser un loco de mirada triste que “sabía amar con todo el pecho y fabricar papalotes y poemas”.
Ay, Fayad, no estoy de acuerdo cuando imaginaste que las “patrañas” contenidas en esta poesía “se las lleva el viento”, y sí acepto que te consideraras “un simple hombre alucinado, entre calles, talleres y recuerdos, un simple hombre loco de esperanza que siente como nace un mundo nuevo”.
No fue breve su presencia en la prensa. Publicó muchos trabajos en diversos periódicos y revistas de Cuba y el extranjero. Distinguido como un joven muy responsable, en Guayos, Las Villas, entre 1948 y 1949 ocupó las jefaturas de redacción de las publicaciones Superación y Acción. Entre 1959 y 1969, se desempeñó como responsable de la página cultural respectivamente de los diarios Combate y Hoy. Algunos trabajosos firmó con los seudónimos de Fernando Moro y Onirio Estrada, y las iniciales F.J.N.
Colaboraciones suyas aparecieron en las publicaciones cubanas: Orígenes, Ciclón, Islas, Hoy Domingo, Lunes de Revolución, Nueva Revista Cubana, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Unión y Revista de la Universidad de La Habana, y en el extranjero publicó en El Como Emplumado, Parva y Poesía de América (México), Les Lettres Francaises y Les Letter Nouvelles (Francia), Cormorán y Delfín y La Rosa Blindada (Argentina), Svetová Literatuns (ex Checoslovaquia), Literatura Extranjera y Literaturnaya Gazeta (ex URSS), Nagy Vilag (Hungría) y Secolul XX (Rumanía).
Mientras tanto continuaba destacándose en las artes plásticas. De este periodo son las obras mostradas al público en diferentes salas. Fue dibujante operario en talla de cerámica y vidrio, así como restaurador de mosaicos en el Museo Nacional de Bellas Artes. También a él se les deben las traducciones de textos de destacados poetas extranjeros, entre ellos: Paul Eluard y Arttila Josef.
En 1962 recibió el Premio de Poesía otorgado por Casas de las Américas por libro Por esta libertad, traducido a varios idiomas como el ucraniano y el chino. En 1988 le confirieron la Medalla Alejo Carpentier. Fue profesor de pintura de la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán y miembro del ejecutivo de la Sección de Literatura de la Uneac.
Fayad Jamís Bernal nació en Zacatecas, México, el 27 de octubre de 1930, hijo de padre libanés y madre mexicana. Pasó en Cuba su infancia, desde los 6 años de edad, y juventud en medio de gran penuria. Entre 1936 y 1937 la familia Jamis Bernal vivió en La Habana, pero con motivo de la lamentable situación económica, en 1937 y hasta 1943 deambuló por los pueblos de Florida, Palma Soriano, Contramaestre, Las Cruces, Aguacate, Bayamo y otros. Durante varios años se estableció en el poblado de Guayos, de la entonces provincia de Las Villas, hoy perteneciente a Cabaiguán, Sancti Spíritus,
En Sancti Spíritus concluyó la primaria y continuó estudios en la escuela superior, además por las noches recibía clases de mecanografía y taquigrafía en una academia de la localidad. El 30 de mayo de 1953, Fayad contrajo matrimonio con la poetisa cienfueguera, Navaria Tejera. Dos años después nació su hija Rauda.
En 1954 viajó a París donde efectuó su primera exposición personal patrocinada por el famoso poeta André Breton. En la capital de Francia escribe en 1956 el poema Vagabundo del Alba, dedicado a Nicolás Guillén y, además, matriculó un curso de religiones semíticas comparadas en la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona.
Regresó a Cuba en 1959 para entregarse a una intensa y multifacética labor intelectual. Fue Consejero Cultural de la embajada de Cuba en México y también se desempeñó como Profesor en la Escuela de San Alejandro. Solía visitar la redacción del periódico Granma en los decenios de 1970 y 1980. Recuerdo que llamaba la atención su mirada triste y la palidez del rostro. Su hablar era calmado y gustaba de conversaciones con los artistas de la plástica: Chago, Benítez y Yánez. Tras penosa enfermedad, partió a la eternidad el 13 de noviembre de 1988.
A La Habana que tanto amó, le dejó esta hermosa poesía con el título: Si no existieras:
Que sería de mí si no existieras
Mi ciudad de La Habana
Si no existieras mi ciudad de sueño
En claridad y espuma edificada,
Que sería de mí sin tus portales,
Tus columnas, tus besos, tus ventanas.
Si no existieras yo te inventaría
Mi ciudad de La Habana