Sé que la fama es efímera y no siempre tiene la misma altura que la gloria; tampoco ignoro que el tiempo hiere a la gloria. Pero me indigna esa injusticia y trato de cortarle el paso. Gustavo Sánchez Galarraga, nacido en La Habana el dos de febrero de 1892, sufre el abrazo del olvido. Al hablar sobre él, el brillante escritor Guillermo Rodríguez Rivera expresa en el artículo Literatura y poesía en la trova: “Creo que la cultura cubana le debe un reconocimiento a este poeta de corte popular que escribió los textos de algunos de los boleros que los cubanos cantamos, casi siempre sin saber que las palabras son suyas”.
La periodista María del Carmen Mestas dice en un texto publicado en la revista Mujeres que este creador “cantó a las heridas que le dejaron malos amores en su corazón de poeta atormentado. Fue un notable autor del teatro lírico quien se inspiró en el tema de la mujer para argumentos de obras dramáticas: María la O y Rosa la China, con partituras musicales del Maestro Ernesto Lecuona”.
Son suyos los libretos de las zarzuelas El batey, La flor del sitio, El cafetal, El amor del jardinero, El maizal, El amor de nadie, El calesero, Julián el gallo… Y le pertenecen el cuento lírico El recluta del amor, la opereta revista Lola Cruz y la bufa La guardia, así como el sainete La despalilladora. La también escritora señala: “Como puede apreciarse la producción escénica del Maestro Lecuona estuvo muy vinculada a Sánchez Galarraga”.
El gran compositor también musicalizó varios de los poemas de este libretista de primera línea quien escribió algunos a petición de aquel. En esa producción bolerística descuellan Un beso y el poema Funeral: Toca, dolorosa campana de antaño, /toca que se ha muerto mi última ilusión. / Toca, campanero de mi desengaño/ en el campanario de mi corazón” El poeta y cantante Eusebio Delfín la popularizó con su preciosa voz. En la habanera Flor de Yumurí de Jorge Anckermann la letra es de Gustavo.
Estrenó su primera comedia, La verdad de la niña, en el Payret en 1912. En Nueva York presentó El mundo de los muñecos en 1921. Muchas de sus piezas, que integran nueve tomos, fueron escritas especialmente para elencos hispanos: Dos de mayo, Soy inocente, La vida falsa… La afamada Margarita Xirgu subió a escena en varias de ellas. Sus libros de poesía La fuente matinal, La barca sonora y El jardín de Margarita gozaron de enorme popularidad en su época. En diversas universidades de Europa ofreció recitales. Cultivó el periodismo y el ensayo.
Distinguido con la medalla de oro en varias oportunidades por la Academia Nacional de Artes y Letras, laureado en los Juegos Florales de 1915, en España se le otorgó la Real Cruz de Isabel la Católica. Falleció a los 41 años. En esa muerte temprana seguramente pesaron sus excesos bohemios.
El compositor Graciano Gómez le musicalizó los poemas En falso, Lección de Piano y Yo sé de una mujer o La flor del pantano. Entre quienes preferían esta última creación sobresale Barbarito Diez. En etapas más recientes la cantaron Pablo Milanés y la agrupación de Pancho Amat. La Mestas, que sabe mucho más que yo en estas cosas del sentimiento, y sin ella yo no habría podido escribir estas líneas, asegura haber conocido que el trovador Tony Ávila la toma como motivo para una obra propia.
Pablo y Luis Peña interpretan muy bien esta canción en el LD Años, volumen dos, estudio de Grabación Egrem, 1986. Y está incluida en el álbum del 2016, Troncó Viejo del dominicano Johnny Ventura feat Silvio Rodríguez.
YO SÉ DE UNA MUJER / Yo sé de una mujer que mi alma nombra/ y que con la más íntima tristeza,/arrojó por el lodo su belleza / lo mismo que un diamante en una alfombra,/ Mas de aquella mujer lo que me asombra/es ver cómo en un antro de bajeza/conserva inmaculada su pureza/, como un astro sin luz entre la sombra./ Cuando la hallé en el hondo precipicio/ del repugnante lodazal humano/ la vi tan inconsciente de su oficio/ que con mística unción besé su mano./ Y pensé que hay quien vive junto al vicio/ como vive una flor en el pantano.