No es simple rito celebrativo el regreso anual de una representación de los cubanos a la esquina histórica de 23 y 12, en La Habana, cada 16 de abril.
La decisión de apoyar el carácter socialista de la Revolución, acogida en medio del fervor previo a la invasión de Playa Girón, en 1961, marca la naturaleza política, económica y social de Cuba, así como su destino en el porvenir.
Solo la enorme mística patriótica, dignificante, justiciera, libertaria y esperanzadora que la Revolución despertó en tiempo relampagueante hizo el milagro de aquella aclamación, en momentos del anticomunismo rampante de la Guerra Fría, que ya intentaba carcomer la unidad de las fuerzas revolucionarias triunfantes en enero de 1959.
Si la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista —cuyos desmanes y crímenes ahora algunos pretenden lavar— había precipitado las causas de la Revolución, y el imperialismo las acentuó con su ceguera y prepotencia, la opción socialista, acogida con tan estremecedor y contundente entusiasmo, había puesto el horizonte.
La temprana obra de justicia revolucionaria, que reivindicaba en segundos históricos siglos de lucha, estimuló que el pensamiento radical de los más connotados representantes del liderazgo, especialmente de Fidel, prendiera en el pueblo. El socialismo encarnaba la idea del bien del Apóstol cubano, referente esencial en el ideal político nacional.
Más de 60 años después el socialismo en Cuba encarna lo mismo, pero sería cuando menos ingenuo desconocer que no son iguales las circunstancias. El ideal socialista ha sufrido sus muy particulares viacrucis, junto al persistente intento del capitalismo transnacional por descarrilar sus experiencias en cualquier parte del mundo donde se adoptó como elección.
El mismo Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución e inspirador de la decisión de aquel 16 de abril fundacional, reconocería, en su aldabonazo del 17 de noviembre de 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, que entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo.
Esa idea de Fidel llevaría después a su hermano de luchas e ideales, Raúl Castro Ruz, a considerar que aunque hemos contado con el legado teórico marxista leninista, donde científicamente está demostrada la factibilidad del socialismo y la experiencia práctica de los intentos de su construcción en otros países, la edificación de la nueva sociedad en el orden económico es —en su opinión— un trayecto hacia lo ignoto.
Al intervenir ante la Asamblea Nacional, en diciembre de 2010, enfatizó que la construcción del socialismo debe realizarse en correspondencia con las peculiaridades de cada país, una lección histórica que hemos aprendido muy bien, enfatizó entonces. No pensamos volver a copiar de nadie, insistió, porque bastantes problemas nos trajeron hacerlo y porque, además, muchas veces copiamos mal…
No por casualidad, algunos estudiosos ubican en el año 2007, con el ascenso de Raúl a las principales responsabilidades públicas del país, el inicio de la búsqueda de un nuevo modelo económico-social de carácter socialista, que encontraría su base en la Conceptualización, discutida en amplios foros, y aprobada años después, y seguida por readecuaciones. Como parte del empeño de modernizar el modelo se aprobó también una nueva Constitución de la República.
Que la segunda de nuestras cartas magnas en Revolución fuera ratificada en referéndum popular con el 86,85 por ciento de los votos muestra que la opción socialista cuenta con una amplia base popular pese al intento por demeritarla y desmontarla.
Tanto la Conceptualización como la Ley de leyes renovada develan, como hemos subrayado en otros momentos, que Cuba está asistiendo a la segunda reconfiguración, y seguramente la más dramática, del contrato social de la Revolución en el período socialista, con beneficios e incentivos singulares, aunque también con costos que no debemos subestimar y que es preciso atenuar.
Si con la primera Constitución después de 1959, la de 1976, se desmontaba el orden burgués en el país para iniciar el camino de la construcción de una sociedad socialista, que reivindicaba y temporizaba las aspiraciones de una patria en libertad y con justicia social, con todos y para el bien de todos, como postuló José Martí, con la del 24 de febrero de 2019 se apunta a superar el modelo de socialismo del siglo XX que, aunque corrosivo y deficiente como evidenció su derrumbe en la URSS y Europa del Este, resultó funcional para Cuba durante una larga etapa.
Ese modelo lo estamos buscando superar en las duras condiciones de una crisis combinada, agravada por las secuelas de la COVID-19 y las más de 240 medidas que hacen más criminal y abusivo el cerco de Estados Unidos.
Dicho escenario es el que aprovechan, cínicamente, las maquilas comunicacionales de la decepción, junto a nuestros errores, insensibilidades, lentitudes e ineficacias internas, para restarles adeptos, a marcha forzada, a los defensores de la institucionalidad y el modelo de desarrollo socialista en Cuba.
Por ello no basta resistir hoy, con orgullo numantino, como durante tantos años. Al país de los fracasos que buscan prefigurarnos no alcanza con oponerle el de la resistencia heroica, sino el de la resistencia creativa, como lo hicimos para enfrentar la pandemia del coronavirus… Hay que poner a funcionar el país de las posibilidades, el de las oportunidades y los incentivos, el de la participación, el de la «plurisoberanía» —necesaria más allá de lo político—, el de la prosperidad creciente, como está en el nuevo diseño del modelo…
Aunque pasaron 61 años, cambiaron los tiempos y las tempestades, seguimos necesitando la fuerza, la disposición y la esperanza de aquel 16 de abril inaugural.
(Tomado del Facebook del autor)
Hay que seguir ampliando la belleza en todos los barrios, la limpieza de las calles, el cuidado de los parques, que en estos tiempos hay un macabro plan de robarse todos los bancos y cestos acabados de poner, graduar jardineros con el conocimiento de hacer hermosos jardines, toda esa fantasía convertida en realidad ayuda sicológicamente a la resistencia del ser humano
UNA OPINION PERSONAL: ALGUNAS CONTRADICCIONES EN LA CONSTRUCCION DEL SOCIALISMO CUBANO.
Por Gonzalo Rubio Mejías.
En qué medida y bajo qué circunstancias están los empresarios estatales dispuestos a diseñar y ejecutar planes de utilidades equilibrados, es decir: Tensos, sin dejar de incorporar en ellos acciones de rescate de reservas racionales de costeabilidad y productividad, y atendiendo la satisfacción de las políticas antinflacionarias.
Opino esta es una de las preguntas que deben quedar perfectamente respondidas y solucionadas en los modelos económicos para lograr el desarrollo social y económico. Siempre con el auxilio de las ciencias de las conductas, ya que el comportamiento humano se distingue de momentos de altas contingencias, emergencias y grandes peligros, de momentos y contextos cotidianos o del día a día.
La gestión de las contradicciones económicas, sociales y principales manifestadas en el día a día, no debe diseñarse como objetivo estratégico de la economía del año; no debe ser objetivo porque es uno de los métodos de dirección de la sociedad aplicando la ciencia y su innovación. El lugar de los objetivos y de los métodos para alcanzarlos debe quedar bien precisado.
Para el año 2022 la dirección central del país ha adoptado varios objetivos estratégicos. Hay dos que se disputan el grado o nivel de prioridad: “Avanzar hacia un proceso de estabilización macroeconómica, en la recuperación del papel del peso cubano como centro del sistema financiero y en la racionalidad de los precios” es uno, otro es “Transformar el Sistema Empresarial Estatal, sujeto principal del modelo económico”. En mi opinión, en materia ejecutiva, uno de los dos debe quedar priorizado. También opino la selección de la prioridad va a quedar matizada por nuestras raíces culturales; lo que quiere decir se va a apostar por el primero, el que está más apegado a nuestra cultura centralista; más apegado a lo que la historia más reciente nos ha obligado hacer, es decir centralizar las decisiones económicas. Aunque por otra hay que meditar sobre el segundo, pues estamos mandatados a cambiar todo lo que debe ser cambiado.
El caso es que el llamado a la conciencia de los dirigentes empresariales, para que adopten medidas antinflacionarias de reducción de precios, sin “acomodar” altos niveles de utilidades a favor de sus entidades, se han mostrado insuficientes. Estos llamados se han hecho recurrente por años, pero sin la plena eficacia esperada en sus logros. Desde la dirección central del gobierno ya se ha dicho y reconocido que esto “no puede ser exclusivamente resultado de medidas de carácter macroeconómico”.
Pasa el tiempo y varios conceptos se pueden inducir de estos planteamientos: Por una parte, pudiera inducirse, como las decisiones centralizadas, las medidas administrativas a nivel del gobierno central, las medidas estatales-gubernamentales, todas sólo por ser medidas decididas por el nivel central, no son suficientes para disminuir eficazmente el crecimiento desordenado y exorbitante de precios y tarifas aplicados a la población y a entidades. Y no sólo es así suficientemente también, si se le añade la confirmada tesis, que es en el ámbito de los productores de las ofertas crecientes de bienes y servicios, donde se puede poner racionalidad económica y racionalidad social a la relación oferta/demanda. Los aspectos anteriores necesariamente tienen que estar presentes, pero se harían insuficientes e incompletas en sus pretensiones, sin unas correctas gestiones de intereses y contradicciones, dando definitivamente espacio a la equidad.
En el intento de lograr resolver el problema con la conciencia política “de las direcciones de las empresas y de sus colectivos laborales”, también se induce el concepto de que se pueden distinguir tres ámbitos de actuaciones encontradas o en conflictos: El Estado con sus intereses y proyectos social generales, los empresariales con sus intereses y proyectos colectivo-particulares, y los de los trabajadores los cuales tienen proyectos personales-individuales.
En los intentos por detener y mitigar la inflación también se pone de manifiesto las fortalezas y debilidades, tanto del Control Externo hacia las empresas, como del Control Interno, desde adentro de las empresas; me refiero a la “revisión puntual, una por una, para buscar respuestas y encontrar soluciones” a las pérdidas económicas en ellas; lo cual sucederá igual si se procede con las de excesivas utilidades. Es ciencia constituida que, aunque el Control Interno no es infalible, es más factible y más eficaz que el Control Externo; en primer lugar, porque llega a ser más participativo y más inclusivo en la gestión que este último; y porque está en mejores condiciones de arrojar con sinceridad y brevedad, el estado de la calidad y fiabilidad de los resultados, los registros y la contabilización de los gastos.
Siempre, al final, los planes de pérdidas y utilidades de los organismos deben ser aprobados por el MEP. Y aunque la calidad humana y profesional de los especialistas del MEP es convincente, prácticamente es imposible evaluar los cientos de miles de operaciones que se producen y deben producirse en el sistema empresarial. Nada como el Ambiente de Control si de hacer eficaces y eficientes un tan elevado entramado de operaciones productivas y mercantiles. Recordar que las Normas de Control Interno para el Ambiente de Control se basan en cuestiones tan intimas, subjetivas y conductuales como son los sentimientos de los trabajadores y funcionarios.
De acuerdo a lo publicado, en la reunión con los súper ganadores hay temas de suma y estratégica importancia que comienzan a debatirse: La economía de monopolios y la baja competencia entre los productores. Esto puede traer desidia y conformismo consciente e inconscientemente; muy malo en circunstancias en que es clave la necesidad de la practica universal de las gestiones innovadoras, tanto en lo tecnológico como en lo organizacional. A mi entender lo mejor es que compitan para que tengan que innovar; para que innovar les venga más por razones perentorias, que por recomendación y exhortación política.
La economía de monopolios y la baja competencia entre los productores no mitiga la división social del trabajo y la elevada diferenciación entre los productores y actores económicos en nuestra sociedad; que son la base objetiva de las contradicciones entre los intereses, pudiendo llegar a ser intensas y dramáticas. Es la base del conocimiento de como sólo haciendo llamados a la conciencia política a favor de hacer prevalecer los objetivos e intereses sociales, no se logra posponer los intereses de los colectivos y de los intereses individuales. De aquí la importancia de diseñar y estructurar políticas publicas encaminadas a conciliar y armonizar los proyectos de vida personales con los intereses de los colectivos laborales, y los intereses de ambos con los intereses sociales-generales.
Otro aspecto sobre una pretendida disminución de los precios y tarifas, es el cuidado según el tipo de rama de la economía en que estemos actuando; publicación de datos muy pertinente para completar la valoración de las causas de la inflación. Ejemplo, en la exportación de minerales, y de servicios médicos y del turismo una disminución de precios y tarifas sólo es conveniente si se trata de una maniobra táctica dentro del marketing estratégico. Para los clientes nacionales, dígase la población, la venta de energía eléctrica, pienso nada que ver con súper cumplimientos de utilidades; por el contrario, si existen elevadas utilidades en ventas de cigarros y bebidas alcohólicas pudieran ayudar a paliar perdidas en la venta subsidiada de electricidad y medicamentos a la población.
También es otro aspecto las insuficientes o incompletas cadenas de valor. Esto tiene que ver con los precios de monopolios y la desidia ante los gastos e inversiones para el desarrollo, la asistencia técnica, los gastos de pos venta y la garantía. Existen cadenas de valor donde faltan operaciones y sus implicados gastos por ejecutarse; cartas tecnológicas y fichas de costos precarias.
En la gastronomía y el comercio minorista existen ofertas con precarias condiciones de entrega cuyo mejoramiento requieren añadir gastos; ausencia de gastos por ausencia de operaciones que tienen que ver con la higiene, la información y el buen trato a los usuarios, precariedades en las envolturas y el embalaje, en el pesaje, en las disminuciones de las largas colas o filas, en el mejoramiento de los locales y espacios de entrega; precariedades en la calidad de la presentación y en general en la calidad en las operaciones de venta, como sucede en la producción y ventas tan populares y tradicionales como son los casos del pan, los dulces y fiambres, etc.
Algunas Ideas Generales Antinflacionarias:
Diseñar, reinventar, renovar, racionalizar, monitorear e impulsar con tolda intencionalidad, desde un Órgano del Consejo de Estado, nuestra red de entidades con la mira cardinal puesta en la competencia comercial y el aligeramiento de los Objetos Sociales y las estructuras en las Unidades Presupuestadas. Que propenda y fomente una cultura que favorezca el desarrollo de los productos, la disminución de precios y tarifas, el desarrollo de los canales de distribución, la lealtad a clientes y proveedores, así como la comunicación social para la competitividad. Lo anterior sin detrimento, y si posible mejoría de las Medidas de Carácter General 11 y 14, “Descentralizar la facultad de creación, fusión y extinción de empresas…”, así como para la creación de empresas filiales”.
Topar la rentabilidad sobre los costos por sub-ramas de la economía; de forma tal que no limite la productividad y el desarrollo socio-económico. Las ganancias implicadas o resultantes en los excesos de rentabilidad reales sobre las normadas o topadas deben ser confiscadas. Los montos de utilidades confiscadas se destinarán al desarrollo local. Como parte del reforzamiento de la Medida de Carácter General 12, las entidades que excedan las rentabilidades sus sub-ramas, tendrán que analizar y explicar cuáles son los precios y tarifas de sus actividades, que han tenido rentabilidades excesivas según sus Fichas de Costo Predeterminadas; entrando a corregir sus cartas tecnológicas, sus normas de consumo y salarios, los esquemas de organización científica del trabajo y la producción, así como sus precios y tarifas de ventas.
Gracias.