“En España existen dos tipos de cine”, dice Octavio Fraga como provocación inicial en los diálogos en reverso que, este miércoles, tienen como protagonista al trabajador audiovisual Javier Couso.
Para Couso se trata básicamente de la coexistencia de dos modos de fotografiar la realidad de su país: “un cine grande, acrítico con lo que está sucediendo; ese es el que domina y un cine que intenta contar las situaciones cotidianas en una sociedad de capitalismo avanzado como esta”.
A partir de la guerra de Irak, en el año 2003, “el mundo de la cultura se convirtió en un punto de lanza de esa batalla ciudadana”. Couso, quien ha ejercido como productor, cámara, realizador, editor, músico, mensajero y librero, destacó cómo, en aquel entonces, el cine no fue menos en la conspiración gestada desde al arte.
La edición 17 de la gala de los premios Goya sirvió para que los actores y actrices participantes desplegaran una importante contestación ante el ambiente bélico que se conformaba; acciones que definieron una brecha entre los políticos de derecha y los artistas vinculados a la izquierda.
“El neoliberalismo quiere quitar al Estado la capacidad democrática de controlar los mercados”, añade Couso al referirse a la hegemonía alcanzada por plataformas como Netflix, la empresa estadounidense de producción y servicio de streaming por suscripción.
Javier Cousso sobre la plataforma de streaming Netflix: “Tiene contenidos interesantes, pero otras que son basura. Hay que tener la cultura y capacidad para saber que es bueno y que no. Me da miedo que pueda llegar a ser hegemónico”@CineReverso #Cine https://t.co/CtAjahlGYF pic.twitter.com/0gTc9Ic7Jr
— periodistascuba (@periodistascuba) February 23, 2022
Y aunque reconoce que existen materiales audiovisuales de calidad, es predominante la “basura mainstream”, asociada a las industrias del entretenimiento y a la cultura de masas. “Las grandes plataformas tienden a enterrar la creatividad y a limitar la diversidad”.
Couso reafirma la posibilidad de hacer un cine culto y lúdico a la vez porque “la industria cinematográfica debe estar apegada a la realidad; de lo contrario, nadie la sigue”.
Desde esta perspectiva, considera que aún se resiente una cultura de la participación social que sea capaz de sistematizar tópicos como la guerra civil española, la participación de ese país en la guerra iraquí y la visibilización de los feminicidios, pues “pese a que España no es uno de los países de mayor gravedad en este asunto, se ha decidido contar cada historia” como una manera de contrarrestar a ese flagelo.
La esencia del cine debería ser siempre esa: contar para combatir, para levantar frentes contra los problemas sociales. Couso lo sabe. Él “no podría vivir sin el cine”.
En los próximos días, publicaremos la transcripción íntegra de la entrevista