Este sábado 12 de febrero a las 10:30 horas falleció en Ciudad Juárez, Chihuahua, el mexicano Filiberto Terrazas Sánchez, un hombre polifacético que alcanzó el mayor grado de popularidad en 1966 cuando disputó dos partidas de ajedrez con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.
Sus familiares dieron a conocer el luctuoso suceso en las redes sociales. Fue, precisamente por mis amigos en Facebook que tuve conocimiento de ello. Terrazas había superado recientemente la Covid-19 y se acercaba a los 88 años de vida.
Nacido el primero de abril de 1934 en Cuauhtémoc, Chihuahua, para Filiberto el ajedrez era como un complemento de su labor intelectual. Era Licenciado en Derecho desde 1956, y más tarde hizo el doctorado en España.
A partir de 2004 se desempeñó como el Cronista de Ciudad Juárez. También ejerció otras funciones, tales como juez, profesor universitario e investigador antropólogo. Es autor de la novela El águila caída, que versa sobre la vida del insigne ajedrecista Carlos Torre Repetto. Asimismo se destacó como conferencista y ejerció el periodismo.
Aunque participó en otras olimpíadas de ajedrez posteriormente, la celebrada en La Habana, en 1966, lo catapultó como figura pública por las partidas que disputo con Fidel. Hace unos años declaró que estas eran su gran orgullo y que tenía una amplia colección de libros y revistas que mostraban fotos de los memorables duelos sobre el tablero.
¿Por qué jugaron Terrazas y Fidel?
El 25 de octubre de 1966 quedó oficialmente inaugurada la XVII Olimpíada Mundial de Ajedrez en la Ciudad Deportiva. De regreso al hotel Habana Libre, donde se hospedaban, la mayoría de los ajedrecistas pasaron por el Salón de los Embajadores, escenario de la lucha escaqueada a partir del día siguiente.
Para sorpresa de los presentes, llegó Fidel, quien presidía el Comité de Honor del magno evento. Mientras departía animadamente con muchos de los ajedrecistas, de pronto coincide frente a él uno de los integrantes del equipo de México, Filiberto Terrazas.
Acompañaba al Comandante en Jefe el Árbitro Internacional José Luis Barreras, director general de la Olimpíada, e hizo la presentación. Conversaron sobre el desarrollo del ajedrez mexicano, de Martí y su cariño hacia el país azteca, de libros… En un momento de la charla Fidel lo convida a disputar una partida.
Se sientan ante una de las mesas dispuestas para la cercana competencia. El Licenciado Terrazas ofreció el siguiente testimonio de lo acontecido:
“Fidel con blancas inicia una apertura Peón Rey. Al desconocer su calidad ajedrecística le planteo la Defensa Francesa, para sumergirnos en una línea de Nimzowitsch… Luego observo que a su lado se encuentra Tigran Petrosian, campeón del mundo, y que este interviene en defensa de las piezas blancas contra mi ataque, y adquiere rápida ventaja.
“A mi vez, también busco ayuda y llamo a Bobby Fischer que se encuentra junto a mi compatriota Alfredo Iglesias, a mi lado. De esa fortuita manera nuestra partida se transforma en una partida de consulta: Fidel Castro – Tigran Petrosian, conducen las piezas blancas y Filiberto Terrazas – Robert Fischer, las piezas negras.
“Nuestros contrincantes adquieren un peón pasado en el flanco Rey, lo conducen hasta que decidimos rendirnos Fischer y yo. No bien nos habíamos estrechado las manos, cuando Fidel rápidamente coloca de nuevos las piezas y me dice: ‘Ahora vamos a jugar tú y yo solos’.
“Esta partida, si bien contiene indudables errores técnicos de apertura (como el desarrollo del alfil a 3D), reflejó indudablemente el temperamento de su autor y tiene un genuino valor histórico que debe ser recogido por la posteridad, de la misma manera que se conservan partidas de Su Santidad León XIII, Martí o Napoleón Bonaparte, toda vez que fue una concepción ajedrecística realizada por Fidel Castro sin interferencias ajenas.
“Al concluir su victoria, comentamos y charlamos de ajedrez. Interviene Fischer y le obsequia un ejemplar de su obra ajedrecística, que allí mismo le dedica…
“Finalmente se despide afectuosamente de Petrosian, de Iglesias, de Fischer y de mí.
“La prensa me pregunta si recuerdo la partida, y de memoria la dicté al delegado norteamericano Robert Byrne, para el diario New York Time. Byrne y yo comentamos la maravillosa oportunidad de haber presenciado aquella escena en que la intelectualidad del orbe se reúne en alegre, fraternal camaradería: Gens una Sumus, es decir: Somos una familia”.
A este testimonio puedo agregar que fue un mar de personas lo que rodeó aquella mesa olímpica con tablero de mármol y piezas estilo Staunton, y que Fidel no parecía sentirse a gusto mirando las manos del Campeón Mundial y de Robert Fischer, que salían detrás de su hombro y del de Terrazas. Por eso al concluir dijo: “Estos señores no nos han dejado jugar”. (Y, como apuntó Terrazas, lo convidó a otro duelo).
Desde luego que esa es también una partida histórica, pero nadie tuvo la fotostática memoria de recordarla para escribirla de inmediato, como ocurrió con la siguiente:
Blancas: Filiberto Terrazas – Negras: Fidel Castro Ruz
Gambito de Rey Aceptado
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Cf3 Ad6 4.d4 h6 5.e5 Ab4+ 6.c3 Aa5 7.Axf4 g5 8.Ag3 De7 9.Ae2 d6 10.exd6 cxd6 11.Da4+ Cc6 12.d5 Ad8 13.dxc6 b5 14.Dxb5 a6 15.Da4 g4 16.c7+ Ad7 17.cxd8:D+ Txd8 18.Dd4 gxf3 19.Dxh8 Dxe2 ++ (Jaque mate)
Además de las impresiones escritas por Terrazas para la revista cubana Jaque Mate, antes de concluir la Olimpíada ofreció una breve entrevista a la revista Cuba, en la que declaró ser amigo personal de Lázaro Cárdenas. Acerca de su segunda partida con Fidel expuso que le había propuesto tablas pero él no aceptó y por eso cuando triunfó dijo en broma: “Este señor se ha dejado ganar”.
En esas declaraciones Filiberto djjo que Fidel tenía un estilo de juego muy agresivo, muy emotivo, temperamental, y enfatizó: “Posee una gran imaginación. Debía escribir. Estoy seguro de que sería un gran escritor. Conozco el discurso que pronunció como autodefensa en 1953. Es una gran pieza jurídica”.
Gloria eterna a este amigo de Cuba. Lleguen a sus familiares nuestras condolencias.
Una pérdida sensible. Se convirtió en una leyenda después de esas dos partidas, pero sobre todo en la segunda, aquel Gambito de Rey de 19 jugadas, cuando Fidel le dio jaque mate. Un valor histórico extraordinario. Gracias al maestro de periodistas por recordá este hecho trascendental de la historia.