A mis fieles vecinos del blog les confieso que la agenda de este mes de abril se nos presenta cargadita… cargadita… Con el inconveniente de un disco duro bastante blando producto del envejecimiento poblacional de mis neuronas en tiempos de WIFI y MP3, además de otras limitaciones económicas que no me permitieron coger cajita para mi querida televisión analógica.
Aún así–si la salud me acompaña–pienso participar una vez más en la Humoranga de San Antonio de los Baños 2016, entre el 11 y el 13 de abril próximos, esta vez dedicada al 55º. Aniversario de PALANTE.
Si yo “…Ayer maravilla fui; hoy sombra de mi no soy…” a la publicación, próxima a sus 55 años, le ocurre algo similar producto del doble bloqueo a partir del periodo especial: “…Ayer semanario fue; hoy es mensual pero en pie…”
Para demostrar que el humor–si es bueno–no distingue soportes. manifestándose lo mismo en la gráfica que en la escena o la literatura, la Humoranga de este año también premiará la obra por toda la vida a ese genial chef Alberto Luberta, maestro del confite y el jolgorio trasmitido diariamente a la hora del almuerzo por Radio Progreso, proporcionándonos el alegre postre de la sobremesa.
Precisamente sobre este tópico gastronómico quisiera referirme, pero en su fase preliminar, es decir, antes del postre y la comida misma, es decir a propósito de las incomodidades del invento ante el fogón, las indisciplinas sociales y los precios de los productos agrícolas en el país, por lo menos acá… “en la capital de todos los cubanos…” como rezan a diario, nuestros comentaristas de la TV donde el orden de los factores sí altera el producto.
Veamos: No es lo mismo un Mercado Agropecuario Estatal (MAE) que un Mercado Estatal Agropecuario (MEA). Este último resulta una indisciplina social, mientras que el primero tampoco responde a nuestra ley de la oferta y la demanda, donde sólo prima la primera oferta, porque la segunda no-manda.
Recordemos que antes el cliente siempre tuvo la razón y a pesar de ello la consigna ortodoxa era “Vergüenza contra dinero” fuerza política donde se formó la Generación del Centenario. Producto de su heroica resistencia y la unión de todo el pueblo se lograron todas las conquistas de nuestra REVOLUCIÓN—así con mayúscula.
Pero los tiempos cambian y debemos adoptar otras formas de lucha: La crisis del llamado periodo especial a fines del siglo pasado vino a trastocar las cosas, entre ellas imponer algo peor: La doble moral, y la doble moneda.
Veamos cómo se comporta la cosa en este cuarto mes del año con la zafra de la papa, que según el vulgo—es el tubérculo que siempre ayuda—pero pasada la paparruchada, cualquier papanatas dirá: –Ahora la cosa se pone de yuca y ñame, sobre todo en estos tiempos de piña mamey y zapote, donde ése—apurruñado en el medio de los tres– siempre coge primavera.
El carretillero podrá ser bruto pero más astuto aún cuando comenta que, el ajo de montaña está más caro que la ristra de cebolla, porque bajó de allí a pata, quedándose más fresca que una lechuga.
Mientras otro cuentapropista–ex boxeador con oreja de coliflor—recomienda que en estos tiempos de auge turístico habrá que tener mucho cuidado no vaya a ser que entre al país una malanga isleña o una naranja china sin pasaporte. Con lo que se demuestra que el tema es más viejo que Malanga, pues la teoría de la fruta madura data de la Doctrina Monroe, aunque el Tío Sam a pesar de aplicar su teoría de la zanahoria y el garrote no haya podido nunca coger los mangos bajitos en Cuba.
Últimamente con las conversaciones para restablecer relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos debemos tener mucho cuidado ante contrapartida tan astuta, pues nos puede dar gato por liebre y sabemos que el quimbombó se resbala con la yuca seca.
Nuestro idioma es tan rico que sería un crimen empobrecerlo con esos edulcorantes químicos que le quitan su sabor criollo. Veamos: Existe una gran diferencia entre confundir una patata española con un patato cubano, es como coger el rábano por las hojas, o no entender el doble-sentido de las “guayabas” cantadas por el Guayabero.
Otro ejemplo típico de nuestra imaginación: Cuba es el único país del mundo donde la salsa de tomate se envasa dentro de un pepino.
Aquí hasta en el amor se habla de frutas y viandas: Recuerdo aquella vez que me dieron calabazas dejándome el coco seco. Otro ejemplo: Cuando el plátano fruta le dice al plátano burro: –No seas ñame, ella está como plátano pa´sinsonte. Por lo cual el interlocutor se puso más rojo que un tomate.–Mientras discutían acaloradamente la diferencia entre pepilla y papilla–el repollo y la papaya.
En la actualidad son nuestras mujeres quienes nos piropean. Antes decíamos: Si cocinas como caminas, me comería hasta la raspita. Hoy ellas son más directas: Al ver pasar un apetitoso galán, comentan entre ellas: ¡Es un mango!
Por último: Un adelanto de nuestra próxima entrega sobre “El Día del Idioma”
Por Francisco Pascasio Blanco Ávila