Láncara forma parte de la provincia de Lugo, en la Comunidad Autónoma de Galicia. Metida valle adentro, la aldea conserva el misterio que siempre la acompaña desde que el mundo la conoce como la raíz gallega de Fidel Castro. Aquí nació su padre Ángel, campesino pobre que como muchos de la zona, apenas sobrevivía a las penurias de esos tiempos.
En medio de los manzanos silvestres, sigue en pie la casa natal de Ángel, de piedras y con lajas que cubrían el techo para hacer frente a los inviernos duros del norte de España. Una placa a la entrada rememora poéticamente la historia: “En esta casa en 1875 nació Ángel Castro Argiz, gallego que emigró a Cuba, donde plantó árboles que aún florecen”.
Todavía hoy los vecinos de la aldea recuerdan el día que Fidel visitó la casa de su padre. Fue un 28 de julio de 1992. Se cuenta que allí fue nombrado Hijo Adoptivo y que le brotaron lágrimas cuando entró; solo, llave en mano, donde apenas había un banco de madera y un lugar para el fuego. Permaneció horas en la aldea, compartió con los vecinos comida y vino; y con muchos otros amigos de Cuba que vinieron para acompañarlo.
Los recuerdos de Pancho…
Francisco Javier Niño estaba entre ellos. A Pancho lo encontré en Córdoba, lejos de Láncara, cuando fue hasta Andalucía a ver la proyección del documental Sacha, un niño de Chernobyl, producido por Resumen Latinoamericano y al comentar de mi visita a Láncara buscando a Fidel, me contó su historia de aquel 1992: un joven del movimiento de solidaridad con Cuba, que lo siguió en su visita a Galicia, primero a Santiago de Compostela y luego a Láncara. Pancho recuerda aquel día como si fuera ahora; cuando organizaron la romería gallega con gaiteros y todo, y el juego de dominó, y Fidel caminando por la aldea… y de pronto tropezó con él. Lo tuvo delante, pero en aquel entonces los móviles no tenían cámara y él no llevaba ninguna consigo. Pero para eso está la memoria. Por eso Fidel sigue ahí. Y también hasta hoy Pancho sigue con Cuba.
Los manzanos silvestres…
La casita humilde de Láncara se convertirá en Museo adonde todos y todas puedan visitarla. Los vecinos de la aldea relatan que llegan hasta allí muchas personas para ver la casa… Será más fácil hacerlo y estará custodiada y en compañía siempre. Ese es otro homenaje al gigante. Entretanto, los manzanos silvestres se encargan de mostrar que allí sigue la vida. Y que también está Fidel.
Fotos: Maribel Acosta y José González. Publicado en Cuba en Resumen.
Impresiona y enaltece esta parte de la historia cubana