Hoy analizaremos el ejemplo de una cobertura hecha, mayoritariamente, con dispositivos móviles. Es un ejemplo reciente de la producción, divulgación y recepción de noticias con los móviles, en este caso en España, uno de los países con mayor uso de estos equipos en el mundo.
Hace unas semanas, Juan Manuel Cuéllar B. publicó en RTVES un sencillo, pero iluminador, análisis de las ventajas del uso de los móviles para coberturas periodísticas. Aquí les dejo un resumen.
Miércoles, 20 de enero de 2021. Sobre las 15:00 horas, una explosión de gas destruyó un edificio en pleno centro de Madrid.
Algunos vecinos y transeúntes captaron la escena con sus móviles. Las imágenes se hicieron virales rápidamente y su eco en redes sociales disparó la respuesta de los medios de comunicación. Se puso en marcha la maquinaria informativa.
¿Cómo montó su cobertura RTVES?
Comenzaron con los testimonios captados por los testigos en los primeros minutos, sus reacciones directas. No las guían la intención o las preguntas dirigidas de un periodista; sin embargo, su reflejo de los hechos ocurridos en ese instante es suficientemente descriptivo. Fueron elementos sueltos que debieron ordenarse en un relato periodístico, con un contexto completo y eficacia informativa. Para esto, los periodistas los recopilaron, con un obligatorio contraste y petición de autorizaciones a los autores, y tras este proceso, los publicaron o emitieron.
Algunos clips publicados en redes sociales vieron la luz poco antes, pero no constituyeron el grueso del caudal informativo bien editado de un medio y, además de que, requieren contraste si no son propios.
Luego se usaron las imágenes que captan los equipos de periodistas profesionales llegados al lugar del suceso. En ese momento ya existía una barrera policial y, aunque las imágenes pueden ser menos intensas, toda la información es fidedigna de origen.
La primera entrega o imagen informativa, en una situación como esta, suele ser la suma de lo que personas no profesionales han grabado de forma espontánea en los primeros minutos.
Pero…¿qué sucedería si se pudiera combinar la ventaja de una persona que se mueve con libertad con su dispositivo móvil y la profesionalidad del periodista que obtiene imágenes y sonidos de buena calidad, con criterio, funcionalidad y el respaldo de su propia autoría?
Ese día, un periodista de TVE, adscrito al Canal 24 Horas, formado en técnicas de captación de imagen y equipado con un iPhone corporativo con aplicaciones profesionales, estuvo en ese escenario.
Ya se había tendido un primer cordón de seguridad, pero los heridos aún deambulaban por la zona mientras eran atendidos. Las labores de asistencia sanitaria estaban en curso y a la vista, y el periodista pudo documentarlas con cercanía, sin el respeto que impone una cámara de gran tamaño.
Con un equipo tan ligero, este periodista pudo recorrer la zona y ubicar a testigos directos y afectados cuyas declaraciones recogió. Las entrevistas fueron grabadas con sonido y formato adecuados, lo que permitió utilizarlas en varias ediciones de informativos. Eran testimonios de primera mano, con la memoria de los hechos aún caliente y con gran potencia narrativa.
Y lo más importante, desde el primer minuto, gracias al uso de aplicaciones específicas, logró simultáneamente transferir el material al servicio central de ingesta en Torrespaña con la definición óptima. Este punto es interesante, pues permitió un arranque informativo con material de primera calidad, en fondo y en forma.
Pero hay un elemento que tiene gran relevancia ética: también evitó que su presencia fuese intrusiva, tal y como suele ocurrir con videoaficionados.
Este es un aspecto importante que reposa en la capacitación del periodista entrenado para tomar imagen con un dispositivo móvil: saber obtener el mejor material posible sin vulnerar la privacidad y tener tacto suficiente para matizar las situaciones de mayor crudeza.
Cuando un periodista no ejercitado o un aficionado hacen esto, en general, el resultado fluctúa entre las imágenes demasiado crudas que deben atenuarse con difuminados o, justo lo contrario, imágenes demasiado flojas y carentes de intensidad y contenido informativo.
Otro aspecto asimismo importante es la transferencia eficaz de imágenes a la emisión o casa matriz del medio de prensa. Lo habitual, si el periodista no domina estos procedimientos, es enviar un vídeo a través de mensajería tipo WhatsApp, tal y como haría un videoaficionado, con la enorme compresión y pérdida de calidad que implica.
No obstante, utilizar técnicas y aplicaciones profesionales de MoJo, periodismo móvil, permitió durante esta cobertura ubicar testimonios, grabarlos, captar recursos, editar todo en compactados, exportarlos y enviarlos a ingesta a alta calidad. Y todo sin interrupciones.
¿Cuál fue el elemento decisivo en la intervención con el dispositivo móvil?
No fue el aparato en sí, un iPhone. De ser así, cualquiera con un teléfono móvil podría concebir piezas para un informativo, una idea errónea y absurda que a veces se tiende a asumir sin cuestionarse. El elemento decisivo en este caso, y en cualquier cobertura de carácter profesional, fue la formación y la capacitación del periodista en las técnicas necesarias para abordar puntos cruciales:
- Tomar decisiones editoriales y de gestión informativa.
- Realizar la captación de imagen con fluidez y precisión sin interferir en la gestión de contenidos.
- Realizar la edición de imágenes y sonidos sobre el terreno en circunstancias adversas.
- Resolver el envío inmediato del material a máxima calidad, usando diferentes vías alternativas.
Reunir ese abanico de competencias no es algo que se fomente exclusivamente en España, salvo los periodistas freelances que se ven obligados a dominar estas habilidades. En medios informativos de países como Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Suecia o Suiza, hace años que tomaron nota y desarrollaron un espacio propio con categorías específicas para el ejercicio de esta modalidad de periodismo.
Por ejemplo, en la BBC británica, la iniciativa la tomaron los propios reporteros gráficos —los cámaras—, pues una parte muy importante de esta capacitación pasa por el ejercicio técnico y estético en el manejo de los diferentes modelos de cámaras. Este entrenamiento es una experiencia existente, los reporteros gráficos curtidos la poseen, y rentabilizarlo como legado de aprendizaje hacia nuevas categorías profesionales podría ser un aliciente importante para los periodistas jóvenes.
Pero los dispositivos móviles avanzados, no solo son una herramienta versátil y potente como apoyo y complemento en las coberturas. Su uso profesional también aporta un componente inestimable al proceso de difusión. Además de enviar material de alta calidad a la emisión central, pueden convertirse ellos mismos en puntos de conexión en directo, por un lado, y fuente de publicación inmediata en redes sociales, por otro. Reúnen así los modos de operación habituales de los modernos equipos de televisión y la capacidad de alimentar las nuevas ventanas activas en Internet.
En definitiva, con la capacitación y los accesorios adecuados, el periodismo realizado con dispositivos móviles, el MoJo, constituye una herramienta complementaria potente, que no solo asegura la captación y el flujo de contenidos en circunstancias adversas, sino que, mantiene a salvo las garantías de credibilidad propias de un medio solvente.