Presidente de la Agencia de Intercambio Cultural y Económico de la nación europea con Cuba, Curto representa y forma parte de un grupo de 35 personas de su país de entre 19 y 59 años, que participan en el ensayo clínico Soberana Plus Turín, diseñado para evaluar el inmunógeno en convalecientes de Covid-19 y sujetos sin antecedentes de la enfermedad, pero inmunizados con otros productos.
Al conversar con Prensa Latina sobre la decisión de incluirse voluntariamente en el estudio, resaltó la confianza en la ciencia desarrollada en la nación caribeña y la posibilidad de lograr que en Italia se produzcan vacunas proteicas como Soberana Plus.
“Soy padre, mando a mi niño en Italia sin vacunar todas las mañanas al colegio y acá en Cuba tengo otra más pequeña que sí va a la escuela con sus tres dosis-Soberana 02 (2) y Soberana Plus (1)- administradas. Entonces, cómo no admirar una ciencia como la de este país capaz de diseñar una vacuna para sus niños, esto es algo estelar”, recalcó.
Curtis puntualizó, además, que, como muchos otros países de Unión Europea, su nación ha suministrado en estos meses varias vacunas, algunas adenovirales y otros de ARNm; pero desafortunadamente no ha podido contar con las proteicas que son seguras, económicas, con posibilidad para producirse en nuestra nación.
“En Italia no hay plantas para vacunas de ARNm, como las de Pfizer o Moderna; hay que importarlas, mientras sí existen entre 10 y 12 plantas donde pueden desarrollarse las proteicas. Tenemos que estar claros de la potencialidad enorme de la vacunas de Cuba que hoy en día son las de este tipo más suministrada en el mundo”, acotó.
Lamentó que todavía haya resistencia y sistemas de protecciones de mercado, “porque en el mundo muchas veces se dice ciencia pero no se actúa en consecuencia con su progreso”, pero todos los actores y decisores que he podido conocer en este tiempo de pandemia han expresado un interés enorme por el trabajo de los científicos cubanos”.
Recordó que fue en Turín donde se inició una fuerte relación con la ciencia y la medicina cubana luego de que una brigada de galenos asistiera a esa región en medio del brote de Covid-19 más grande del país.
“Desde el hospital Amadeo di Savoia en Turín construimos excelentes lazos de amistad y colaboración con el Instituto Finlay de Vacunas (IFV), a cargo de toda la línea Soberana de inmunógenos antiCovid-19. Primero se enviaron a esa institución los sueros procedentes de voluntarios cubanos vacunados con Soberana Plus y ahí surgió la idea de este ensayo”, explicó Curto.
Por su parte, el director del IFV, Vicente Vérez, afirmó a Prensa Latina que las tres instituciones involucradas en la investigación (Finlay, hospital Amadeo di Savoia y el Centro Internacional de Salud La Pradera de la capital cubana), tienen muchas expectativas de que “todo saldrá bien en este ensayo”.
“Nos hace gran ilusión llevar a cabo este estudio clínico con voluntarios italianos que vienen a Cuba sobre la base de un amor que se fundó en el momento más difícil de la pandemia”, declaró.
Vérez detalló que existen evidencias sobre que las vacunas aplicadas Pfizer, Johnson & Johnson, y otras generan una inmunidad, pero con dos problemas: primero no es de muy larga duración y a los seis meses empieza a decaer un poco rasgo más complicado con la aparición de nuevas variantes del virus.
“Entonces la combinación de que la inmunidad cae por las nuevas variantes y por el tiempo, hace que se empiece a promover a nivel mundial la necesidad de una dosis de refuerzo; y nosotros contaos con Soberana Plus, una vacuna muy buena, para ese objetivo”, destacó.
Añadió que el inmunógeno ya fue probado en la fase III de ensayos clínicos de Soberana 02 como tercera dosis y ahora se usa como refuerzo en el esquema con ese producto, con Abdala, también elaborado en el país y con la vacuna china Sinopharm, estudios aún en desarrollo.
“En todos los casos esas combinaciones han arrojado muy buenos resultados. Hablamos de que incrementa más de cinco veces la inmunidad de los individuos”, aseveró.
Antes de entrar con los voluntarios a los salones de vacunación, la agencia conversó con otra de las integrantes del grupo, Lucilla Chesa, quien había fue traductora de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve en Turín y expresó su confianza en las vacunas de la nación antillana.
“Si estoy aquí es porque, en mi primer contacto con la idea de salud cubana en aquellos inicios de la pandemia, vi como ellos ayudaron desinteresadamente a nuestro pueblo, vi su profesionalidad y rigurosidad, y desde ese momento confío plenamente en Cuba, sus médicos y su ciencia”, alegó.
(Tomado de Prensa Latina)