Cuando la gente comenzó a usar internet, todo el mundo pensó que nos permitiría obtener información de fuentes muy diferentes, que cuestionaría nuestros prejuicios, que ampliaría nuestra forma de pensar. Pero lo que ha ocurrido es que el suministro de información ha sido controlado por un puñado de grandes tecnológicas.
Esas empresas saben exactamente qué información deben darnos para que sigamos volviendo a por más, para que sigamos adictos a sus servicios.
Por un lado, está esa enorme consolidación de poder de las grandes tecnológicas. Por otro, nuestro propio comportamiento, que aumenta nuestra dependencia hacia ellas.
Esta es la tesis que ya planteó hace años Nicholas Carr en su exitoso ensayo Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?
La situación más extrema de esa alarma acerca de la dependencia que tendríamos y que transmitía Carr son hoy las redes sociales.
Hace unos días repasamos las miserias del imperio Zuckerberg, es decir, Facebook, WhatsApp e Instagram. Pero no olvidemos que existen más servicios y redes sociales, redes que son más para atraparnos que para socializarnos. Veámoslas.
Twitter y el odio
Probablemente Twitter sea la más relacionada con la información y las noticias. En ella se contabilizan más de 350 millones de usuarios en el mundo, según el estudio de Digital 2021 Global Digital Overview.
Su poder no es nada despreciable. Ya Biden acusó a Twitter, junto a Facebook, de “estar matando gente” por permitir la desinformación sobre el COVID-19. Es decir, los responsables de la red no estaban actuando adecuadamente contra los usuarios y los mensajes que difundían información falsa con el objetivo de impedir el avance de la vacunación contra el COVID.
Son varios los especialistas que han acusado a Facebook, Twitter y Google de contribuir a la desinformación por su “peligroso” modelo de negocio basado en aumentar la visualización de sus contenidos, sin muchas veces controlar el origen o fiabilidad de los mismos.
Esa desinformación acaba por socavar la confianza de la ciudadanía acerca de las autoridades e instituciones del Estado, provocando que parte de ella haga caso omiso a consignas de sanidad públicas en tiempos de pandemia, como aceptar las vacunas o utilizar mascarillas.
Abandonos
En lo referente a Twitter cada vez son más las personas que abandonan esa red por considerar que está ocupada por el odio y el insulto escondido detrás del anonimato.
Es el caso de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que dejó la red con más de un millón de seguidores. “En los últimos años es sabido por todos que la red se ha llenado de perfiles falsos y anónimos que intoxican e incitan al odio”, afirmó en su comunicado de despedida. En su opinión, “[Twitter] sobrerrepresenta las polémicas y los discursos de odio, y te acaba casi convenciendo de que la humanidad es mala, desconfiada, egoísta”. “Para que el amor gane al odio, arrivederci Twitter”, termina.
En el intento de crear un entorno menos tenso y crispado, Twitter recurre constantemente a la censura y sanciones de sus contenidos, sin embargo, al hacerlo en función de algoritmos o como reacción a campañas de ciudadanos, el resultado es muy arbitrario.
Así, igual censura, a petición del Gobierno indio, tuits críticos con la gestión de la pandemia de COVID en ese país, que suspende la cuenta de Donald Trump.
Twitter permite a los usuarios denunciar cuentas que consideren, entre otras razones, que supongan abusos o que incentiven al odio, bien en un tuit o en imágenes o contenidos informativos. Las medidas que adopta la empresa, cuando recibe esas denuncias, pueden ir desde la eliminación del tuit a la suspensión temporal o definitiva de la cuenta. Estas medidas son criticadas constantemente, sobre todo porque no es transparente a la hora de explicar cuáles son sus criterios.
Bloqueo de la vacuna Sputnik y medios rusos
En enero de 2021 Rusia denunció que Twitter bloqueó la cuenta de su vacuna contra el COVID-19, Sputnik V, en la que informa, entre otras cosas, sobre las cualidades del preparado y los acuerdos alcanzados con diferentes países.
“La cuenta Sputnik V @sputnikvaccine está bloqueada. Estamos aclarando los motivos”, informó el Fondo de Inversiones Directas Ruso (RDIF) en un comunicado.
Tiempo después el acceso a la cuenta de la vacuna rusa fue restablecido y en la misma se informó que Twitter restringió la cuenta por precaución, “ante una posible violación a la seguridad del perfil que vino desde Virginia, Estados Unidos”.
En 2017, Twitter anunció que tomaba la decisión política de cerrar el acceso a los instrumentos que permiten poner la publicidad de todas las cuentas propiedad de los medios de comunicación Russia Today (RT) y la agencia Sputnik.
La única explicación que ofrecieron fue en su blog oficial, donde afirmaron que esta decisión se basaba en “la conclusión de la comunidad de inteligencia estadounidense” de que ambos medios intentaron interferir en las elecciones norteamericanas.
“Medios afiliados al Gobierno”
Se da la circunstancia que en el perfil del medio, al igual que en el de la agencia Sputnik, Twitter ha añadido la frase Medios afiliados al gobierno, Rusia.
Según Twitter, “Los medios de comunicación afiliados al Estado se definen como medios donde el Estado ejerce control sobre el contenido editorial mediante recursos financieros, presiones políticas directas o indirectas o el control sobre la producción y distribución”. Sin embargo, señalan que otros medios financiados por Estados como la BBC en el Reino Unido o NPR en Estados Unidos, no entran en la categoría de medios afiliados al Estado para los efectos de esta política por poseer “independencia editorial”.
Aunque señalan que esta etiqueta aparece en cuentas de Twitter de gobiernos o medios afiliados al Estado de una veintena de países, incluido España o Estados Unidos, la realidad es que no aparece, por ejemplo, en la cuenta de la televisión pública española TVE ni en la pública europea Euronews, pero sí en la china CCTV.
Curiosamente ni siquiera en el Boletín Oficial del Estado del Gobierno español, donde se publica la información oficial se indica que es un medio afiliado al Gobierno de España.
La censura de YouTube es no pagar
Otra red fundamental es YouTube, creada en 2005 y dedicada a compartir vídeos. Ya en febrero de 2017, The Wall Street Journal informaba de que “el público global de YouTube ve más de 1.000 millones de horas de vídeo al día, lo cual amenaza con eclipsar la audiencia televisiva de Estados Unidos”.
Desde agosto de 2018, YouTube está clasificado como el segundo sitio más popular del mundo, según Alexa Internet, justo detrás de Google. Según informaciones de 2019, se suben a esta red más de 500 horas de contenido de vídeo cada minuto.
De nuevo encontramos criterios arbitrarios de censura que autorizan o no a subir material nuevo. En el mes de agosto profesores, historiadores y periodistas que tenían publicados en esa red vídeos sobre el Holocausto recibieron una notificación indicándoles que los consideraban inapropiados para los jóvenes y las aplicaban restricciones de edad. Entre los documentos vetados se encontraban entrevistas a los últimos supervivientes españoles de los campos de concentración nazis.
La restricción impedía la difusión de esos vídeos a través de páginas web y vetaba el visionado a quienes no tuvieran una cuenta activa en YouTube. En opinión de los docentes, esto suponía que los jóvenes no podrían acceder ya a estos vídeos en los que se les mostraban las consecuencias del fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Una de las cosas curiosas de la política de YouTube es que si las imágenes que se suben a su red incluyen violencia, actividades peligrosas o dañinas, mensajes que inciten al odio, venta de armas de fuego, contenido relacionado con drogas, etc., la medida que toman es que no aceptan ponerle anuncios y que el usuario reciba ingresos. Según sus directrices, esos contenidos “no son adecuados para incluir anuncios”, sin embargo parece que sí lo son para ser difundidos.
En el mes de septiembre YouTube eliminó de su contenido los canales de la televisión estatal rusa Rusia Today en alemán, RT DE y DFP, sin derecho a que puedan ser restablecidos, denunció la directora del grupo RT, Margarita Simonián.
RT DE fue suspendido siete días tras una advertencia por violaciones de las “reglas de la comunidad” por “desinformación médica”. Sin embargo, YouTube no precisó qué fue cuestionable en el material que trataba la crisis de la pandemia.
Google te dice lo que debes ver
Tampoco podemos obviar a Google, el todopoderoso buscador de Internet que ha diseñado nuestra forma de usar la red.
El mecanismo de funcionamiento de este buscador provoca distorsiones en la elaboración de las noticias por parte de los medios. El servicio Google Trends ofrece unas gráficas donde representan con cuánta frecuencia se realiza la búsqueda de una determinada palabra que el usuario le indica en varias regiones del mundo y en varios idiomas.
Estas gráficas pueden desencadenar que el escritor opte por un tema u otro, una terminología u otra, no en función de su percepción periodística o de la necesidad informativa de la sociedad, sino de los parámetros que Google Trends haya presentado como más exitosos para la región del mundo que él considere. Es más, en caso de diferencias entre una región u otra, el escritor dará prioridad a la palabra y tema que crea que pueden ser más adecuados para esa población —según su poder adquisitivo o sus hábitos de consumo— como cliente potencial de los banners que Google insertará en su información.
También el vocabulario elegido será el más primario, cuyo éxito en los buscadores estará más garantizado, y no el más elaborado o erudito.
‘Discover’ promueve ‘fakes’
Otro mecanismo de Google para condicionar tu navegación es Google Discover. Cuando entras a la aplicación de Google o te desplazas a la última pantalla de la izquierda en la interfaz principal en Android, aparece un feed de contenido, el cual recibe el nombre de Google Discover. La misma compañía indica que esta sección permite recibir “novedades sobre tus intereses, como tu equipo deportivo o tu sitio web de noticias favorito, sin tener que buscarlas”.
Estos intereses los establece Google a partir de los datos registrados por la Actividad en la Web y en Aplicaciones, que guarda en la cuenta de Google tus búsquedas, historial de navegación y actividad.
En 2020 Google convirtió una web dedicada a la creación de fakes y contenidos engañosos en una de las páginas más visitadas de España. Esa web manejaba los algoritmos del buscador para atraer miles de visitas y lograba que Google les colocara de forma predominante en Discover. Lo hacía, por ejemplo, mediante titulares confusos dando a entender la muerte de personajes conocidos. Por dentro, en el cuerpo de texto, la información era correcta, e incluso tenía una cierta relación con el titular.
Uno de los que provocó un escándalo fue el siguiente: Acaba de morir. María Teresa Campos y España de luto. Un titular en el que el lector puede deducir que la periodista ha fallecido. Sin embargo, una vez dentro, uno se da cuenta que el artículo habla del periodista Pepe Oneto, quien falleció hace unos días y a quien María Teresa Campos estaba muy unida.
Es por eso que algunos les llaman fade news (noticias que se desvanecen) por aquello de que los titulares se desvanecen al hacer clic. Para su éxito es clave la forma de funcionamiento de Google.
‘Clickbait’ o el fin del titular informativo
Es Google la que ha provocado el desarrollo de lo que se denomina el clickbait o clickbaiting es una técnica basada en crear un titular muy llamativo para que los usuarios hagan clic sobre el enlace y de esta forma conseguir más visitas a una web.
El objetivo de estos enlaces llamativos es apelar a la curiosidad del usuario que acabará haciendo clic en el titular, porque le generará tanta curiosidad que no podrá evitarlo. Este planteamiento rompe con el modelo de lo que históricamente se ha considerado un buen titular. El buen titular buscaba aportar la máxima información en poco espacio, ahora, debido al funcionamiento de Google, los medios recurren a un titular que, más que información, provocan curiosidad para que pinches en él.
TikTok y llegaron los chinos
Entre las nuevas redes que están triunfando se encuentra TikTok, una red social basada en compartir vídeos musicales, y que está consiguiendo unos increíbles resultados en los últimos meses. De hecho, en el mes de agosto ha conseguido superar a Facebook, Instagram, YouTube y Snapchat en número de descargas, confirmándose como una de las sorpresas del año.
La aplicación fue lanzada en septiembre de 2016 y permite crear, editar y subir vídeoselfiesmusicales de un minuto, pudiendo aplicarles varios efectos y añadirles un fondo musical.
También tiene algunas funciones de inteligencia artificial, e incluye llamativos efectos especiales, filtros, y características de realidad aumentada. Detrás de la aplicación está la empresa tecnológica china ByteDance.
Probablemente por ser de origen chino, desde los poderes occidentales se han lanzado a denunciar a esta aplicación y en no pocas ocasiones se habla de bloquearla en algunos países.
Forbes la calificaba a la red social china de completamente irresponsable, el Ejército norteamericano prohíbe su uso a sus tropas y la califica como una amenaza a la ciberseguridad. La empresa israelí de ciberseguridad Check Point le dedica uno de sus análisis y concluye igualmente que tiene puertas traseras, vulnerabilidades importantes y grandes problemas generales de seguridad.
El Gobierno norteamericano en 2019 anunció que la sometía a revisión por su influencia. En 2020, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que la iba a prohibir por razones de seguridad nacional porque China, a través de ella, espiaba a los estadounidenses. Algo que negó la empresa a través de un comunicado.
Finalmente, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que no la cerraría. En realidad, el intento de cierre de Trump no era otra cosa que una estrategia para que fuera comprado por empresas estadounidenses que no acabó en buen puerto.
Byte Dance, la compañía propietaria de TikTok, aceptó en 2019 una multa de 5,7 millones de dólares por haber recopilado ilegalmente información de niños y usuarios menores de edad. Una irregularidad que no es nueva. Ya en 2014, se multó a Disney con tres millones de dólares por un caso similar al recopilar datos de los usuarios menores de edad.
Otra de las acusaciones que soporta esta empresa es su colaboración con el Gobierno chino y el Partido Comunista gobernante en ese país, lo que le ha generado bloqueos en países como India, Indonesia y Bangladés.
En realidad, la cooperación con el Gobierno de su país no es muy diferente de la cooperación que tienen las otras redes sociales como Facebook o Google con el Gobierno de Estados Unidos a la hora de recopilar información como bien señaló Edward Snowden.
En cualquier caso, lo que muestra el éxito sin precedentes de esa plataforma china es la vertiginosa velocidad a la que avanza la innovación tecnológica de China y su penetración en todo el mundo.
Lo grave de TikTok es reproducir la misma perversión de otras redes que se dedican a explotar la obsesión adolescente por la fama y el protagonismo. Para los jóvenes usuarios el triunfo y la popularidad se vuelve una obsesión y, por tanto, motivo de frustración si no se logra. Eso lo saben bien los desarrolladores de plataformas, tanto de Estados Unidos con Instagram o como desde China con TikTok.
Lo reconocieron los fundadores de esta última. 2014, se multó a Disney con tres millones de dólares por un caso similar al recopilar datos de los usuarios menores de edad, pero también enfocarse en un público adolescente por ser el mayoritariamente digital y dispuesto a propagar la buena nueva de tu app por colegios e institutos, ganando popularidad a coste cero a sabiendas de que en algún momento su uso saltará de forma orgánica a las personas más mayores.
“El ciudadano medio europeo tiene muy pocas oportunidades para ascender socialmente. Así que tenemos una oportunidad para mejorarlo: desarrollamos la app para premiar al ciudadano medio europeo”. Es decir, si el sistema no te deja triunfar ni laboral ni económicamente, triunfa en el mundo falso de las redes.
El auge de Telegram
Un servicio de mensajería que está triunfando compitiendo contra WhatsApp, y más todavía tras la reciente caída de esta última, es Telegram. Se trata de una plataforma nacida en 2013 de la mano de los hermanos rusos Nikolái y Pável Dúrov. En enero de 2021 anunciaron tener 500 millones de usuarios activos en la aplicación, una cifra que no deja de crecer, en tan solo un día se registraron 70 millones de usuarios nuevos tras la caída de WhatsApp del 4 de octubre.
Su inviolabilidad y anonimato ha hecho que millones de usuarios se hayan pasado de WhatsApp a Telegram. La aplicación se toma tan en serio la seguridad de sus usuarios que esto la llevó a estar prohibida en su propio país de creación: en abril de 2018 bloquearon sus servidores porque sus creadores se negaron a permitir el acceso a los datos de los usuarios y sus conversaciones en el caso de que el Gobierno ruso lo requiriese.
Una de las funciones que más ha seducido a sus usuarios es el chat secreto, en el que los mensajes se autodestruyen en el intervalo de tiempo seleccionado, que puede ir desde unos segundos a un mes. Esta opción funciona a través de mensajes cifrados que no dejan ningún rastro en los servidores de la aplicación.
Telegram es más rápido que su competidor WhatsApp y ofrece la posibilidad de editar mensajes o enviar archivos de mayor tamaño y documentos sin que estos pierdan resolución. Desde su nacimiento no ha dejado de evolucionar y ha creado funciones como los canales de Telegram, que permiten compartir contenido con un grupo ilimitado de personas, a modo de blog. Esto ha hecho que incluso varios medios de comunicación, personalidades y empresas se hayan lanzado a crear un canal propio en el que difunden sus contenidos y al que los usuarios interesados se pueden suscribir. Por ello, cada vez más gente se vale de esta App para estar informado.
Precisamente, la protección y anonimato que ofrece la aplicación atrae también a conspiranoicos, simpatizantes de la extrema derecha y negacionistas que coordinan sus acciones en diferentes países a través de ella. Las fuerzas de seguridad españolas y la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), dependiente del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), alertaron de que en varios grupos de Telegram se vendían certificados médicos falsos.
Informarse por las redes
De navegar por la red con el objetivo de buscar información, en muchas ocasiones en las fuentes originales, hemos pasado a un modelo de uso basado en las redes sociales. Estas se han convertido en nuestra principal fuente de información. Pero debemos recordar que no son la forma más adecuada de informarnos, ni siquiera tampoco de socializar. Mediante las redes nos llegan fragmentos de noticias y de titulares, vídeos, fotos, comentarios, memes, es decir, información descontextualizada, sin contrastar, basada en la emotividad, incluso muchas veces en el odio y la ira.
El resultado es un entorno social dominado por falsedades y polarización, construido sobre lo emocional y no en lo racional.
Ya Zygmunt Bauman señalaba que las redes vivían de explotar nuestro narcisismo y pulsión por destacar del resto. El exhibicionismo que mostramos en ellas es la emulación de la presencia de los ricos y famosos en las revistas del corazón o la prensa rosa. Es decir, la búsqueda de la atención y el aplauso, el desarrollo de la marca personal en lugar de la socialización cooperativa.
Todo ello ha sido aprovechado por las empresas y dueños que están detrás de las redes sociales. Lo anterior es solo una pequeña parte de sus miserias. El problema es que su poder es el resultado de las nuestras. (Tomado de Sptunik).