CONVERSANDO EN TIEMPOS DE...

“Todo lo vivido siempre deja huellas…”

Al periodista y crítico literario Fernando Rodríguez Sosa, lo conozco desde hace más de treinta años y quizás los que más admiro de él –además de su pluma- es la expresa tozudez de promotor cultural nato: siempre aportando -y apostando- a proyectos “que enamoren” a diversos públicos. Cuando trabajó en la Fundación Alejo Carpentier, institución a la que se entregó con pasión, trató y logró entrelazar el trabajo de la institución con la comunidad; luego en Matanzas –y durante años- llevó a cabo la tertulia Entre puentes, que se convirtió en un espacio muy creativo al que acudieron representativas personalidades de la cultural nacional y más recientemente en la biblioteca Fayad Jamís, enclavada en la populosa calle Obispo –en La Habana colonial- desarrolla un interesante proyecto interactivo que acoge a escritores, poetas, periodistas, músicos… que son entrevistados con gran desenfado e intimidad.

La prensa escrita, la radio, la televisión y los medios digitales han sido para Fernando Rodríguez Sosa plataformas de comunicación inmediata, pero como este casi año y medio de aislamiento ha tenido impacto en él.

-Eres un profesional muy activo y con presencia sistemática en los medios de comunicación, ¿cómo te las has arreglado?, ¿te has visto obligado a adentrarte en el mundo digital, en las nuevas tecnologías?

-Aunque no resulte original, te comento que me ha sucedido como a otras muchas personas en Cuba y en el mundo: he tenido que reinventar mi ejercicio profesional. En la radio, por ejemplo, la vía telefónica me ha permitido no solo continuar mis comentarios literarios habituales en emisoras nacionales y provinciales, sino también realizar entrevistas que, por cierto, ante las limitaciones de asistir a los estudios, han demando una mayor laboriosidad en su preparación y salida al aire.

Continué con las colaboraciones sistemáticas en las páginas web, con comentarios, artículos y entrevistas relacionados con el mundo del libro y la literatura. Para la televisión he acondicionado, en casa, un espacio dedicado a la grabación de pequeñas cápsulas para el programa Al Mediodía, que se transmite diariamente por la pequeña pantalla cubana. Estos materiales están encaminados a incentivar el interés por la lectura y, para su realización, he contado con la colaboración profesional indispensable de mi hija Aline Marie Rodríguez.

He preparado, igualmente, algunas intervenciones para las redes sociales de instituciones culturales como la Casa del Alba Cultural y la Casa de la Obra Pía, de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana. Recién he comenzado, en el portal La Jiribilla, la columna Bitácora de letras, con textos también vinculados, por supuesto, a ese antiguo instrumento del conocimiento y el placer que es el libro.

Añoro, lógicamente, los espacios mensuales con público que, por razones obvias ante esta peligrosa pandemia, no han podido llevarse a cabo. Como podrás apreciar, aunque no soy un hombre de la era digital sino analógica, he tenido que “coquetear” –con el apoyo de otros más experimentados– en las nuevas tecnologías, lo cual me ha permitido mantener, en lo posible, mi labor de promoción y crítica del libro y la literatura.

-Eres un hombre del libro, es decir, de la hoja impresa, del misterio del papel estampado, ¿extrañas esos tiempos?, ¿crees que, como dicen algunos, el “libro tradicional desaparecerá?

-Soy y seré siempre un fiel amante del libro en soporte de papel. Pero te confieso que este año de aislamiento me llevó a aficionarme a la lectura digital. Mediante una tablet, que un amigo me había regalado hace tiempo y que nunca había utilizado, me acerqué un día sin mucho entusiasmo a un e-Pub. Desde entonces no he abandonado ese medio para llegar a la mejor literatura de dentro y fuera de la Isla. Estoy convencido, claro, de que el libro, tal y como lo conocemos desde hace siglos, no morirá ante el avance de las nuevas tecnologías. Recordemos –quizás el ejemplo más socorrido– que el cine no desapareció ante el nacimiento de la televisión. Lo importante será siempre leer, tanto en papel como digital, porque el libro –como reza el proverbio ruso– es como el agua, que por doquier se abre paso.

En lo personal, ¿ha tenido algo positivo esta pandemia?

-He podido comprobar, a lo largo de mi existencia, que todo lo vivido –independientemente de ser una experiencia negativa o positiva– siempre deja huellas, siempre es una lección para el tiempo por venir. Esta pandemia, que conmueve, estremece y fragmenta los cimientos de la humanidad, me ha confirmado no solo la fragilidad de la propia vida del hombre, sino también la urgente necesidad de hacer que el amor, la solidaridad, la hermandad, sean, desde ahora y para siempre, más allá de geografías, credos, ideologías, las palabras de orden de la humanidad.

“Hija de gato, caza ratón”, asegura el refrán popular, ¿ha favorecido la pandemia una mayor relación profesional con tu hija?, ¿qué crees que has aprendido de ella?, ¿y qué ha aprendido ella de ti?

-Ya te comentaba antes que, gracias a la colaboración con mi hija Aline Marie, he podido enfrentar los retos y desafíos de la pandemia y mantener, sistemáticamente, mis espacios en la radio y la televisión. Sin su ayuda, eso hubiera sido impensable e improbable. Más allá de la colaboración puramente técnica, quizás ella ni imagine que su visión, tanto desde su juventud como desde su formación profesional, también me ha permitido aclarar, perfilar, precisar, ideas y puntos de vista que han enriquecido mi labor.

¿Qué ha aprendido ella de mí? Me sorprende esta pregunta. No sabría qué responder. Pienso que ella sería la más indicada para responderla. Dándole vueltas a la pregunta, se me ocurre responderte: “ha aprendido a ser una buena persona”.

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Estrella Díaz
Durante veinte años trabajó en la emisora internacional “Radio Habana Cuba” y es fundadora de Habana Radio, adscripta a la Oficina del Historiador. Es autora de varios libros relacionados con el mundo de la Artes Plásticas.

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