Hay figuras que deben perdurar en la memoria colectiva, más allá de los gigantes que todos conocemos. En el periodismo cubano y latinoamericano, Baldomero Álvarez Ríos es uno de ellos.
Hace unos días, el activo veterano Elson Concepción le mencionó como uno de los dirigentes del periodismo cubano en la arena internacional desde los primeros años del triunfo revolucionario y me hizo percatar que hoy muy pocos de los profesionales de la palabra y el lente en nuestro país conocen de su meritoria obra.
La última mención anterior que se le hizo públicamente fue el 7 de noviembre de 2010, cuando se dio a conocer su fallecimiento, a los 85 años, con la sencilla acotación de haber sido “destacado periodista y directivo gremial”.
Baldomero fue de los fundadores de pilares esenciales en la red de medios de prensa creada al triunfo de 1959, con una obra previa aún por investigar en detalle. Solo se conoce que, nacido el 11 de junio de 1924, con 14 años hizo sus primeros aportes al Noticiero CMCO Tribuna Libre como reportero deportivo. A partir de 1942 trabajó en los diarios Resumen, La Nación, Acción, La Discusión y Finanzas y para las emisoras Radio Reloj y Unión Radio, entre otros.
En esta última colaboró en la búsqueda de información sobre lo que realmente sucedía en la Sierra Maestra para luego publicar en el exterior, en especial en Estados Unidos, ya que también trabajaba, desde 1955, como corresponsal en La Habana de Visión, una revista editada en Nueva York, que tenía gran difusión en América Latina. En 1957 fue elegido Vicedecano del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana. Por su ejercicio profesional obtuvo los premios Enrique José Varona (1955 y 1957).
Se ha consignado que, por sus vínculos con la Juventud Socialista y por los puntos de vista expresados en sus trabajos para el exterior, fue fichado por los servicios represivos de la dictadura batistiana, e incluido en una lista de opositores a ser asesinados el 6 de enero de 1959.
Tras el triunfo popular
Con vigor revolucionario, Baldomero se consagró en la creación de nuevos medios y organizaciones, en medio de intensas confrontaciones de clases sociales: participó en la conformación de las Milicias Periodísticas Félix Elmusa, en las comisiones de libertad de prensa y en la implantación de la coletilla, una iniciativa que sirvió como método de enfrentamiento a la campaña contra la Revolución que se llevaba a cabo desde los medios privados que aún existían en el país.
Tal era su prestigio que, en 1960, fue designado Decano del Colegio Nacional de Periodistas, entidad que más tarde se integró a la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), en 1963, en cuya fundación fue activo gestor.
Ya había sido de los profesionales cubanos en integrar el cuerpo central de la naciente Agencia Prensa Latina (el 16 de junio de 1959) y, poco después, era elegido para ser el primer director de Radio Habana Cuba, (24 de febrero de 1961).
En el trabajo gremial, formó parte de la presidencia de la Upec, en varias ocasiones: en 1974, en el III Congreso de la organización, fue electo Secretario de Relaciones Exteriores, y en 1980, en el IV Congreso, Vicesecretario General, cargo que ocupó hasta 1986.
Durante varios años, representando a la Upec, Baldomero fue Secretario General de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), con sede en México, y representó a nuestro país en múltiples tribunas internacionales. Durante su estancia en tierras mexicanas fundó la revista El Periodista Latinoamericano y perteneció al Comité “Manos fuera de Nicaragua”
Participó en la cobertura periodística de viajes de Fidel al exterior, entre ellos la que hizo a Chile, Perú y Ecuador, en 1971, cuya primera etapa fue recogida en su libro “Chile, el viaje de Fidel de Iquique a Tierra del Fuego”.
Otros títulos de su poco divulgada obra fueron “El periodista revolucionario José Martí”, “Copérnico, gigante del Renacimiento”, “Cuaba, Revolución e imperialismo”, “Serás cubano, lo consecuente y lo imprescindible en Pablo de la Torriente Brau”, “Mártires del Periodismo Combatiente” y “Grandes del Periodismo combatiente”.
En todos ellos se revela una de sus grandes pasiones: la historia y reflejan sus dotes de profundo investigador que dedicó tiempo al estudio de los anales del periodismo y de la Revolución Cubana y en otras áreas.
En el último de los textos citados, de 1993, reseña la vida y obra de cuatro prominentes periodistas norteamericanos: John Reed, Ernest Hemingway, Herbert L. Matthews y Bill Stewart.
Entre los “Mártires…”, de 1983, editado por la emisora Radio Rebelde, de los 26 relacionados de todo el planeta, se incluyeron al checo Julius Fucik, los cubanos Félix Elmusa y Juan Manuel Márquez, el venezolano Fabricio Ojeda, el chileno Augusto Olivares, los argentinos Jorge Ricardo Masetti y Rodolfo Walsh y el ecuatoriano Carlos Bastidas.
En los años 90 fue jefe del Departamento Político de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina.
Por sus méritos profesionales y revolucionarios, en 1999 a Baldomero le fue conferido el Premio Nacional de Periodismo “José Martí”, por la obra de la vida, cuyo trofeo y diploma recibió en 1999, de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Coda personal
Adicional a sus grandes méritos políticos y profesionales, me animan estas líneas el haber sentido el valor y calor humanos de Baldomero en sus últimos años de vida.
Sabía que había sido un gran revolucionario desde su juventud, comprometido con la verdad y con una osadía ejemplar. También de su paso por Felap y constantes iniciativas, como la que promovió en reclamo por centenares de periodistas presos, secuestrados o en el destierro, en especial de Argentina, Chile y Uruguay, en 1978.
Todo ello le hacían una personalidad a conocer mejor.
Un día cualquiera de los inicios de mi designación como vicepresidente de la Upec, llegó Baldomero a la oficina que yo ocupaba y, con extrema humildad, se me ofreció a colaborar en todo lo que pudiera y estuviera a su alcance. El gesto aún perdura en la emoción con la que brevemente le cito.
Desde entonces fue una de mis fuentes personales principales, más aún al asumir tareas en el Comité Ejecutivo de Felap asignadas a la Upec (Tesorero en mi caso) por su vasta experiencia en esos complejos entornos.
Compartí su callada alegría cuando le confirieron, en 2007., la Medalla Conmemorativa del 30 Aniversario de la Federación, galardón del que fue el primero en recibirlo, entre otros fundadores.
Su sencillez y modestia, su espíritu franco y condición de analista sin dogmas, su incansable sed de buscar verdades y divulgarlas, me convirtieron en su tácito alumno, aunque le molestara que le llamara “profesor”.
Su impronta y ejemplo es de los que no debemos olvidar los periodistas revolucionarios cubanos, de hoy y de siempre.
Gracias José Dos Santos por este retrato escrito del recordado Baldomero Álvarez Ríos. Es necesario rescatar la vida de estos grandes periodistas cubanos y latinoamericanos para dimensionarlas frente a las nuevas generaciones de profesionales del periodismo.