Enrique Núñez Rodríguez dijo una vez que el humor servía “para decir las verdades más grandes del mundo, hacer reír sin ofender y sobre todo criticar sin vulgaridades”. La tercera jornada de la XXII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico lo demostró.
Para este martes, el programa del evento que sesiona desde el domingo 11 de abril, traslucía unos tiempos ajustadísimos que limitaban rigurosamente cada presentación. Mediante el sistema de videoconferencias de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), fue posible conversar con el Premio Nacional de Periodismo José Martí, Manuel Hernández Valdés, en Matanzas, con Javier Cubero, Ramón Díaz, Alfredo Martirena y otros miembros del suplemento “Melaíto”, en Villa Clara y con Miguel Morales, el médico cienfueguero de los caricaturistas.
Desde la Upec, conducía el encuentro el vicepresidente de la organización, Jorge Legañoa Alonso; a su lado Isel Chacón, directora del Museo del Humor en San Antonio de los Baños y Emili Garriga, estudiante de quinto año de Historia del Arte, iniciaron el encuentro teórico virtual “Bienal de Humorismo Gráfico, coordenadas históricas y proyecciones”.
La presentación de Emili Garriga fue explícita y tuvo puntos de conexión con la conversación suscitada ayer cuando en la Mesa Redonda también se habló de humorismo gráfico y Ares recordó que la Bienal no es un hecho aislado ni fortuito, sino que se asienta sobre la historia. Después de remitirse a la República Neocolonial y al surgimiento de publicaciones satíricas y de denuncia en una villa sustentada en la producción tabacalera, Garriga expuso cómo la inauguración de la Bienal y la fundación del Museo del Humor, en 1979, tuvieron como antecedentes la muestra “Abela in memorian”, en 1976; el número que dedicara la revista “Revolución y cultura” al trabajo desarrollado en las localidades en términos de humor gráfico, en 1977 y en 1978, la celebración del primer Fórum de humorismo en Cuba.
“San Antonio de los Baños-dijo- es un espacio para la divulgación del estudio sobre el humor internacional, nacional y local”.
Durante los próximos minutos no habrá espacio para la gazmoñería. Tras las preguntas, “¿Qué bienal queremos en el futuro? y ¿Cuáles son los desafíos que tiene el evento y el Museo del Humor como casa matriz?”, las intervenciones tendrán sus coincidencias y divergencias.
Algo en lo que concuerdan es que la Bienal debe evolucionar con la realidad nacional y mundial. “Y eso se ha visto en esta edición”, dice Legañoa y resalta que por primera vez en la historia del evento se recibieron todas las obras en formato digital, una exigencia ante la pandemia de la COVID-19 que incentivó la participación “rompiendo los récords anteriores”: más de 1 700 obras de las cuales 223 están en concurso.
Isel Chacón cree que el museo “debe estar a tono con la Bienal”, y que aún “deben considerarse nuevos ajustes legislativos con Patrimonio que permitan la participación de artistas foráneos mediante el envío de sus obras digitalizadas”.
A Manuel Hernández le parece que esta Bienal será “un punto de partida y recuperación del humor” que a veces no lograba ser tan difundido a través de los sitios de redes sociales como en esta ocasión.
“El humor es como una trinchera y avanza con el nivel cultural del país”-comentó. A él muchas personas le preguntaban “¿…y en el socialismo hay humor?”, Manuel respondía: “de vez en cuando nos reímos”, y agregó que el trabajo de los caricaturistas cubanos demostró la calidad de nuestro humor y ayudó a “derrumbar ‘clichés’”.
Después de la pregunta de si los memes podrán figurar como una categoría en las próximas bienales, se forma un debate que titubea entre el acérrimo “no” y los “pudiera ser”, “habrá que considerarlo”. Martirena dice “por qué no” y habla de un posible símil entre los memes y los collages y recuerda el trabajo de Manuel en el “dedeté”, también insiste en que “habría que valorarlo, pues debe primar la calidad, la ética y el humor inteligente del cual no nos avergoncemos”. Ramón y Javier son enfáticos en que los memes no otorgan ningún tipo de valor artístico y por tanto, “para llevarlos como categoría a un concurso habría que repensarlos mejor”.
El domingo 11 de abril cuando en las verjas del Ministerio de Cultura se inauguró la exposición colectiva “Superhéroes”, un nombre, Miguel Morales Madrigal, estaba entre los otros quince que participaron en la conformación de la muestra de veinticinco obras impresas en lonas de gran formato.
A Miguel que ejerce como médico en Cienfuegos, además de la medicina le obsesiona el humor gráfico. Nunca había participado en la Bienal, “aunque la seguía” porque esperaba el momento preciso en el que se sintiera preparado y seguro de sus creaciones. Antes había retomado el dibujo por petición de la directora del semanario “5 de septiembre”, Mercedes Caro Nodarse y a pesar de la difícil sinergia entre dos profesiones tan exigentes como la medicina y el humor gráfico ha alcanzado importantes distinciones en ambas: es especialista en Endocrinología y Jefe del Grupo Provincial de esos servicios en el Hospital Provincial de Cienfuegos; miembro de Cartoon Movement (sitio holandés de caricatura internacional con más de 500 artistas internacionales); miembro de Cartooning for Peace y ha publicado en algunos sitios como la revista brasileña “SUPAPO”, en el periódico británico “The new internationalist”, en “Vibes Club Saigon Newspaper” (Vietnam) y en “Centro Studi Dialogo E-magazine” (Italia).
Isel Chacón retoma la palabra para cerrar el evento teórico virtual de la mañana con las proyecciones de trabajo trazadas desde el Museo del Humor, las cuales también “se pueden ir construyendo desde las necesidades de los propios artistas”.
De ahí que mencionara como tareas imprescindibles: “Estimular la participación en la Bienal,de artistas cubanos y cubanas, especialmente ariguanabenses; buscar vías efectivas que favorezcan el conocimiento de la historia e importancia del Museo del Humor y sus eventos; ubicar el Museo del Humor dentro del plan de inversiones o al menos de mantenimiento para el 2022; consolidar con aires renovadores las diversas actividades que complementan el encuentro; mejorar la estética de las fiestas de la Bienal y crear una infraestructura humana y material que permita enfrentar los retos del mundo virtual que impone la modernidad”.
De todos esos propósitos, la aprobación de una inversión para el museo es urgente por la debilidad de su estructura constructiva y la inseguridad del almacén, “el corazón del museo, porque ahí están los caricaturistas, sus obras. Ahí está la Bienal.”
Luego del encuentro teórico, Jorge Alberto Piñero, Jape, presentó la expo virtual homenaje a Virgilio Martínez Gainza y a Francisco Blanco Ávila, Blanquito, quien falleció horas antes de la inauguración de la Bienal. También afirmó que esta fiesta del humor “no puede ser cuatro días cada dos años, porque se olvidan personalidades en un gremio tan inmenso”, por eso después presentó “Espejo de tinta”, un nuevo proyecto que busca visibilizar los nombres que engrosan la historia del humor en la Isla.
“Sencillamente Blanquito”, es uno de los capítulos de la serie, que “aunque aún no está concluido, vale la pena escucharlo”.
Otras dos muestras, “Vacúnate con humor”, del artista Ismael Lema y “Aniversario 60 de Palante” fueron anunciadas desde la Upec. Ambas se inauguraron a las 2:00 p.m. en la galería “Belkis Ayón” del Centro experimental de las artes visuales “José Antonio Díaz”.
En el Museo del Humor, también se exponen “David siempre David”, un homenaje a Juan David Posada, maestro de la caricatura personal en Cuba, y “Algo para recordar: Premios Eduardo Abela”, con la cual-según Isel Chacón-se distinguen a los caricaturistas que han obtenido el galardón desde 1997.
A las 4: 00 p.m., la expo de Brady Izquierdo, “Otro muestrario del mundo”, en la Vitrina de Valonia, será una de las pocas que se inaugurarán de manera presencial.
La tercera jornada del encuentro también tuvo música virtual. Esta vez por el grupo Yawar con el concierto “En defensa de nuestras raíces”.