Por Sergio García Zamora
Brady Izquierdo, el diestro, el brazo derecho del ingenio y los dos brazos de la emoción, nos enfrenta otra vez desde la sonrisa a lo esencial del hombre. Este es su diario visual del año de la peste, los coloridos fragmentos a su imán, otro muestrario del mundo a través del suyo.
Pantalla afuera, nada humano le resulta ajeno; pantalla adentro, nada inhumano tampoco. Junto a la pandemia real, con sus villanos, víctimas y héroes verdaderos, su obra nos devela la pandemia de lo virtual, donde villanos, víctimas y héroes terminan por ser menos discernibles, al punto de confundirse y confundirnos.
De flagelo en flagelo, dígase hambre y pobreza, dígase guerra, sus trazos completan la visión de una humanidad que lleva siglos enferma. El tercer mundo es el perpetuo convaleciente. Pero incluso así queda esperanza en el arte siempre crítico de este virtuoso. No por azar vemos tantos músicos, tantos artistas homenajeados por su pincel. Acaso sean el amor y el arte la vacuna primera, la dosis perenne para volvernos inmunes a la barbarie.
Celebro encontrar en la Vitrina de Valonia, limpio como la vitrina misma, este muestrario, este catálogo de maravillas. Hay agudeza, pero también comprensión; hay un sujeto lúdico, pero que nunca olvida su responsabilidad; hay un autor que elige lo bello, pero para hacer siempre lo necesario.
Genial. Excelentes obras. Felicidades Brady.
Felicidades al comité organizador de esta Bienal por la gestión y promoción. La bienal se hizo más presente. Felicidades también a todos los premiados!!