Hace unos años, el colombiano Jesús Martín Barbero, figura imprescindible para hablar de comunicación y cultura en América Latina, escribió en una carta a su amiga Amparo Cadavid, activista de la comunicación para el Cambio Social, que, en el concierto terminológico de la cultura, “la apuesta de fondo sigue hoy siendo la misma”. Y agregaba: “cambiar el lugar de las preguntas para hacer investigables los procesos y las prácticas socioculturales y políticas desde la articulación entre procesos de comunicación y movimientos sociales”.
Esta tarde en la Unión de Periodistas de Cuba se habló del significado de la cultura y de esa naturaleza escurridiza que la hace escapar de imprecisos conceptos desconocedores de la aureola de simbolismos que figura.
A las 2:00 p.m. comenzó el panel “Cuba: periodismo y cultura” y con él una charla indetenible durante una hora en la que la periodista Maribel Acosta y sus colegas Yuris Nórido y Armando Franco, como moderador, hablaron sobre la cultura en Cuba, sobre Fidel Castro, sobre la historia, la posibilidad del diálogo y sobre “Palabras a los intelectuales”, porque este encuentro fue también un homenaje a ese icónico discurso que en 2021 cumplirá 60 años de haberse pronunciado.
Yuris y Maribel se complementaron constantemente desde su diálogo. Cuando Yuris habló sobre política cultural dijo que se concebía como el posicionamiento del Estado y sus instituciones ante la cultura; cuando Maribel habló sobre la cultura dijo que esta era la memoria de una nación y de un ser humano. Cuando Yuris habló sobre “Palabras…” explicó que no se podía tomar literalmente como la Política cultural de la Revolución porque ese discurso es la base de lo que se considera nuestra política cultural; cuando Maribel habló sobre “Palabras…” citó a Ambrosio Fornet que valora a ese discurso como una plataforma de la política a partir de la cual se enraíza y crece la cultura.
Ambos creen en el carácter ideológico de la cultura y, por tanto, en la necesidad de revisitarla con miradas críticas y en torno a ellas, facilitar el diálogo y levantar consensos.
“Estamos en un país con mucha más diversidad”—zanjó Maribel—y eso tiene que ver con la evolución propia de Cuba como nación y del mundo en el que vivimos. Ante las nuevas complejidades que podamos enfrentar—aseguró— “ganar el relato social demanda honradez intelectual, capacidad de maniobra y vocación de servicio”, por parte de todos los actores sociales, entre ellos, los dirigentes políticos y los periodistas.
Desde esa noción, Yuris lamentó que, si bien existen buenos ejemplos de prácticas profesionales, en el periodismo cultural se adolece de falta de “profesionalización”, pues “algunos han tomado el periodismo cultural como una vía para hacer farándula” donde “sigue faltando la crítica y el debate”.
Maribel considera también que “si los que creemos en la Revolución no hablamos con toda la verdad, de nada nos sirve”, pues en medio del actual contexto a los periodistas “nos sigue correspondiendo informar”, desde la perspectiva de Barbero y Omar Rincón que es la de informar conociendo la historia y “contando la realidad de todas las partes con encanto y creatividad”.
Al final, parece que hablar de periodismo y cultura implica también una extraña necesidad de citar a Julio García Luis. Y Yuris Nórido lo hace al parafrasearlo: si tú llegas al periodismo por vanidad, porque quieres solo que te vean o que te lean escogiste mal la profesión, se hace periodismo para servir, para construir un mejor país.
