Hay un viejo proverbio que se utiliza en Cuba: “Dios protege a la inocencia”. Así parece con esta entrevista, después de todo… Semanas preparándola con José Mujica, ex presidente uruguayo, tupamaro, líder guerrillero del Frente Amplio. El hombre de nueve balazos en el cuerpo, el que estuvo preso 13 años, el que después de la dictadura siguió aportando a su país y llegó a ser Ministro de Ganadería y Agricultura en el primer gobierno de Tabaré Vázquez en 2005 y luego Presidente del Uruguay entre 2010 y 2015; el que está casado de toda la vida con Lucía Topolansky, la también guerrillera y senadora actual. El Presidente de tres leyes trascendentales: Legalización del aborto (2012), Legalización del matrimonio igualitario (2013), Legalización de la producción y venta de la marihuana (2013). En su gobierno se redujo la pobreza al 12 %, disminuyó la desigualdad, permitió un crecimiento económico del 75 % y se pusieron en marcha importantes inversiones sociales en la salud y la ciencia…
… Pepe Mujica me esperaba este 8 de marzo de 2021. Está entre las numerosas personalidades uruguayas de la ciencia y la política que han nominado y apoyan la candidatura de los médicos cubanos al Nobel de la Paz. De nuevo el puente entre La Habana y la Chacra de Montevideo. Sin embargo, esta vez las comunicaciones estuvieron fatales: la llamada por whatsapp se caía una y otra vez… pero no cejamos. Al final, del otro lado de la línea estaba un guerrillero y de este lado, una cubana… ¡Menudo dúo nos juntamos!
Pepe Mujica-. Hola. ¿Cómo estás? ¡Un gusto en saludarte querida!
Maribel Acosta Damas-. ¡Hola! ¡Muy bien! ¡Igual un gusto para mí escucharlo! ¿Cómo se siente?
PM-. ¡Bien bien!!! Todo bien de salud…Por ahora bien…
MAD-. Hoy es el día internacional de la mujer. El azar ha querido que este día sea de nuestra conversación…
PM-. Sí. Este es un largo proceso, va a costar algunos años todavía salir de la sociedad patriarcal porque es un problema cultural y es más difícil cambiar una condición cultural que material, pero algo se va progresando…
MAD-. En medio de este tiempo complejo, ¿cómo ha llevado la pandemia?
PM-. Al principio lo llevábamos bastante bien, pero ahora se está complicando mucho. Recién empezaron a vacunar pero estamos muy atrasados y está muy feo en Brasil y eso en alguna medida nos toca a nosotros…
MAD-. ¿Qué lección nos está dejando la pandemia? Con respecto a los comportamientos de vida de los que usted ha hablado tanto…
PM-. Nos deja bien claro que estamos en un mundo donde cada quien se arregla como pueda. Parece que cada cual ha decidido arreglarse como pueda y en lugar de asumir una actitud colectiva de carácter mundial, es lo contrario; y entonces el área pobre del mundo va a pagar un precio mayor y vamos a salir a un mundo que va a ser más pobre pero no parece que se multiplica la solidaridad en el mundo en que vivimos. Eso no lo arregla el mercado.
MAD-. ¿Cómo se arregla entonces?
PM-. Se va a arreglar como siempre, pagando una cuota de sacrifico que se podía haber evitado. La pandemia deja en claro también la importancia de la sanidad pública. No caben dudas. Acá al principio de la pandemia nos arreglamos bastante bien porque nuestro gobierno gastaba un alto por ciento en salud y eso ayudó al país, pero el promedio de lo que gasta América Latina es 3 puntos y pico del PIB nada más. Entonces a la hora de la verdad los servicios médicos colapsaron por todas partes, la capacidad instalada era pobre porque se cree que el mercado lo va a arreglar todo. Y los países tienen que tener un buen servicio público porque no se sabe cuándo habrá un incendio y si no se construyen bienes públicos en una sociedad estratificada, el mercado le dará respuesta a los que tienen poder adquisitivo y el resto tendrá que sufrir el doble. La construcción por parte del Estado de bienes públicos mitiga las diferencias sociales. De lo contrario, los que tienen plata se las van a arreglar, los que no tienen, difícilmente se las puedan arreglar.
MAD-. En este escenario, usted ha expresado su apoyo público a la candidatura al Premio Nobel de la Paz al Contingente médico cubano Henry Reeve…
PM-. ¡Por supuesto! Ha sido una tarea muy noble en el mundo a lo largo de los años. ¡Cómo no apoyar! Ha sido uno de los gestos más importantes que se puedan pensar a nivel de solidaridad efectiva de un pequeño país con enormes dificultades, que ha aportado a la humanidad en todas partes. Y por eso me parece que es una cosa muy digna…
MAD-. Usted que conoce estos entramados… ¿qué cree? ¿Se lo darán?
PM-. ¡Ummm…! No se… tengo mi desconfianza… pero es un honor respaldar la candidatura al Nobel de la Paz para los médicos cubanos…
MAD-. ¿Cómo es su relación con Cuba Pepe?
PM-. Ahora no salgo de mi casa… Hace bastante tiempo que no voy pero… el pueblo cubano es muy abierto, es un dechado en la comunicación, en la amistad, en el servicio solidario, en las relaciones humanas, en la alegría de vivir… Y los cubanos tal vez no se dan cuenta de sí mismos… y nuestras relaciones tienen raíces muy viejas… ¡Cómo no quererlos!
MAD-. ¿Usted conoció a Fidel Castro verdad?
PM-. ¡Por supuesto! Obviamente que lo conocí. Estuve con él unas cuantas veces. Conversamos bastante. Hablábamos de agricultura, de pastos, de ganadería… la última vez que estuve con él ya estaba muy viejito… ¡Me acuerdo que me hizo tomar yogurt de leche de oveja! Y estuvimos hablando de una leguminosa que habían traído y él quería que se reprodujera porque creía que podía servir para la alimentación del ganado en un país tropical y por ahí hablamos largo y tendido, porque yo fui Ministro de Ganadería y Agricultura del primer gobierno de Tabaré Vázquez en el 2005… conversamos un buen rato sobre estos temas…
MAD-. ¿Qué le parecía a usted Fidel?
PM-. Fidel era una figura colosal. Sacudió mi época. La primera vez que estuve en Cuba le escuché un discurso de unas 8 o nueve horas. ¡Había un millón de personas! ¡Llovió dos veces y salió el sol y aquel hombre seguía hablando! ¡Impresionante! Jajajajajajaja…
MAD-. Usted también habla mucho del Che… en su casa se ve un retrato del Che… ¿lo vio usted cuando estuvo en Uruguay en 1961? Lucía Topolansky me contó que ella lo fue a ver a Montevideo cuando dio la conferencia cuyo moderador fue Salvador Allende…
PM-. Sí. Yo estaba ahí. Y lo vi en Punta del Este. En esos días yo estaba en una delegación de muchachos que hicimos una marcha a pie desde Montevideo a Punta del Este. La primera vez que hablé con él fue en La Habana en el teatro Chaplin a inicios de la Revolución…
… (se interrumpe la comunicación!!! Ufff!! Le pregunto dónde está. Me dice que encerrado en la cocina de la casa… le pido que se mueva hacia afuera a ver si mejora la cobertura, donde mismo estuvo Lucía cuando la entrevisté hace unos días… Lo hace… ¡Lindo el Pepe!!!… ¡hombre sencillo y grande!)
PM-… ¡Ahora estoy a la intemperie!!!… ¡Ahhhh!!!! ¡Me acaban de informar que le han retirado todas las causas a Lula!
MAD-. ¡Qué gran noticia! ¿Qué piensa sobre esto?
PM-. Está de moda en América Latina judicializar la política. Ahora Lula va a estar en mejores condiciones para la lucha política. Es importante por lo que significa Brasil y además pudiera ser candidato nuevamente… por supuesto significa la importancia de la movilización popular en torno a causas… efectivamente… En un país golpeado en este momento como ninguno por la pandemia, con el peligro de la aparición de nuevas cepas del virus que les pueden complicar la vida a ellos y al resto de los latinoamericanos… Espero que esta noticia sobre Lula ayude…
MAD-. Retomemos su encuentro con el Che en La Habana a principios de la Revolución…
PM-. Éramos muchos muchachos, en un encuentro de salutación… Como muchacho, me acuerdo bien que estaba con un pantalón militar medio remangado de un lado y del otro no… ¡El Che era muy conmovedor! Recuerdo también que tenía un humor un poco ácido, típico del Río de la Plata. Me acuerdo que aquí cuando vio las playas del Uruguay dijo: “¡No se les ocurrirá hacer la Revolución en verano en el Uruguay con estas playas!!!!!”… En mi sala tengo la foto del Che, y tengo las letras de él en las memorias, en un cuaderno. Resultó que Evo Morales quiso hacer una reproducción fidedigna de la cartera del Che en la guerrilla boliviana, la última que tuvo. Evo Morales la mandó a hacer para obsequiarla a los amigos, y yo la tengo. Ahí dentro está también la copia facsimilar del diario de campaña y un cuaderno… yo lo guardo colgado… y siempre cuando vienen visitas se lo muestro. El Che sigue estando ahí. Para nosotros es una actitud imborrable, no importa el paso del tiempo…
(En homenaje al segundo aniversario de la muerte del Che Guevara, el 8 de octubre de 1969, jóvenes guerrilleros uruguayos protagonizaron la Toma de Pando, una ciudad a 32 kilómetros de Montevideo. Pepe Mujica estaba entre esos jóvenes).
MAD-. Usted ha dicho que somos animales gregarios y utópicos… ¿tiene usted utopías todavía?
PM-. Estudiando un poco la antropología, he visto que en todas las épocas los seres humanos inventaron siempre algo en qué creer. ¿Y por qué en todas partes pasó siempre eso? Es la historia de la humanidad, porque el ser humano necesita creer en algo… Y mi utopía es la posibilidad de ayudar a construir un mundo un poquito mejor. No hay ninguna meta a alcanzar. La verdadera meta es el camino, la lucha por significados para la vida humana. Nacer es una casualidad. Entonces hay que dar sentido a la vida… inherente a la vida humana, es mucho lo que recibimos cuando nacemos. Recibimos la herencia de eso que se llama civilización, que es la solidaridad intergeneracional, volcada a lo largo de siglos y siglos, desde los primeros descubrimientos hasta los que están trabajando hoy en la biología molecular. Todo eso lo recibimos cuando nacemos. Entonces alguna cosa tenemos que intentar dejar en favor de los que van a venir luego detrás de nosotros. El mundo no va a mejorar si no hay gente que se preocupe de que mejore. Mejora el mundo por el trabajo de gente que se esfuerza.
MAD-. Usted ha dicho también que si no hay honradez intelectual todo lo demás es inútil… ¿Para qué nos hace falta hoy la honradez intelectual?
PM-. Para acercarnos lo más que podamos a la verdad porque de lo contrario, si quedamos prisioneros de la cultura del consumo, de la cultura del mercado, vamos a confundir ser con tener… Puedo tener muchas cosas y ser francamente peor…
MAD-. A todos le impresiona que usted tiene las mismas cosas de siempre: la vieja bicicleta de hace 60 años, el carro de los 80, la casa de toda la vida… Ese desapego suyo por las cosas materiales de dónde viene, ¿de su infancia pobre o de más de una década en la cárcel… de dónde?
PM-. Viene de una manera de ver la vida y el mundo… Mira, piensa… la civilización del despilfarro lo único que está haciendo es destruyendo y va a terminar con un colapso ecológico. No necesitamos tantas cosas para vivir. Y estamos agrediendo a la naturaleza por nuestra manía de derrochar. Yo no voy a arreglar el mundo pero por lo menos intento mi parte…
MAD-. Y relacionado con eso, usted ha hablado también de las adicciones, que la única adicción en el mundo que vale la pena es el amor, porque lo demás todas son plagas…
PM-. ¡Por supuesto! El amor es la palanca de la vida. Pero no entremos a filosofar sobre esto. El amor es algo que anda y que existe. No precisa de definiciones…
MAD-. ¿Y cómo ha sido ese amor suyo con Lucía?
PM-. ¡Ahhhhh perfecto, perfecto! Cada edad tiene sus claves. Tiene la pasión y todas sus etapas. ¡A mi edad es una dulce y hermosa costumbre!
(Cuenta en otra entrevista a un colega: “Lucía vive tapando los agujeros, organizando. De vez en cuando, se hace tiempo para cocinar una pizzita, hay una cara femenina del acontecer que si no existe, estamos perdidos… Fue un hallazgo que en una etapa de la vida nos encontráramos…”)
MAD-. Cuando se despidió del senado en octubre del 2020 usted dijo que lo echaba la pandemia y una enfermedad que no tiene cura. ¿Quiere decir que este fue el final de su vida política?
PM-. No. Mi vida política será mientras esté vivo. Mientras que viva voy a pensar y a hacer algo… jajajajajaja… Pero no quiero ocupar lugar porque hay que poner vino nuevo en odres viejos. Tiene que haber renovación…
MAD-. ¿Por qué le gusta tanto a usted hablar con los jóvenes?
PM-. Porque los jóvenes tienen crisis de falta de abuelos, porque cambió la familia y los abuelos están en las casas de salud… los viejos están muy ausentes. Cuando tú leías La Ilíada te habrás dado cuenta de que el discurso más esperado era el del Néstor, el legendario rey de Pilos, el hombre más viejo. En los tiempos antiguos la única manera de acumular un poco de sabiduría era viviendo. Ahora hay internet, hay universidad, entonces es como si los viejos estuvieran de más, sobran… Es un mundo que solo quiere gente joven, absolutamente joven y entonces los viejos y las viejas se disfrazan para parecer más jóvenes. Todos quieren ser jóvenes y se revocan: se tiñen el pelo, se quitan las arrugas, molesta la gordura… en fin… Los viejos están en camino de descarte. Sin embargo, a veces los viejos ven más lejos porque han vivido más y si todavía no están lelos tienen la función de intentar decirle cosas a la gente más joven que probablemente no las van a entender en ese momento, pero algún día se darán cuenta de que no veían parte de la realidad… En los pueblos asiáticos se hace una gran reverencia a los viejos, pero en los pueblos de occidente no. Por eso es bueno retirarse…
MAD-. … pero usted tiene mucha popularidad entre los jóvenes, incluidos los jóvenes cubanos…
PM-. Lo que pasa también es que yo hablo con los jóvenes. Los jóvenes tienen vergüenza de hablar ciertas cosas. Los de cuarenta, cincuenta años no hablan de que se enamoran, que la gente se enamora y que la gente sufre… de esas pequeñas grandes cosas de la vida que son centrales. Y los jóvenes también están preocupados por esas cosas. Y le digo a los jóvenes también que le den sentido a la vida… porque no se puede despilfarrar la vida. Más vale vivir con sobriedad y tener tiempo para cultivar los afectos…
(…en medio de la mala pasada de las comunicaciones, Pepe tiene que ir a su reunión, los compañeros ya están en su casa… se pone al teléfono de nuevo para despedirse…)
PM-. ¡Un abrazo a los cubanos! ¡Un querido abrazo! En mi país decimos, ¡Siempre que llovió, paró! ¡Y al final hay que apostarle a la vida! ¡Los saludo por el esfuerzo de las vacunas y espero que la Soberana ande por América Latina! ¡Hasta pronto!!!!
(José Mujica, El Pepe, tiene 86 años. Vive en la misma casa sencilla y humilde que habitó siempre en las afueras de Montevideo. Cultiva la tierra. En la pandemia de Covid 19 él y su esposa, la senadora Lucía Topolansky forman parte de los Comités de apoyo a los barrios pobres de Montevideo, enviando alimentos cultivados por ellos en su chacra. En la chacra también se hacen reuniones formales con sus compañeros de lucha y de trabajo, según la propia Lucía, tomando todas las medidas para cuidarse… El Pepe también conversa por teléfono con mandatarios y líderes políticos latinoamericanos. La Chacra sigue siendo, por qué no, un centro de la utopía de este lado del mundo… y más allá…)
Fotos: Cortesía del entrevistado
Oh, gracias por tan bella y humana conversación, tanto en contenido como en imágenes y una manera de utilizar todos los medios para llevar un mensaje. Espero por la proximaaaaa. Un abrazo Irma