Conocía a Pedro Pablo Rodríguez a finales de los años setenta e inicio de los ochenta cuando era jefe de la sección de Historia de la revista Bohemia y, trabamos amistad más cercana en el momento en que se desempeñaba como divulgador de la Dirección Provincial de Cultura de La Habana. Después lo designaron jefe de información de CMBF, Radio Musical Nacional, emisora que luego dirigió durante algunos años.
Hoy es Doctor en Ciencias Históricas, investigador y profesor titular de la Universidad de La Habana, Premio Nacional de Investigación Cultural (2017), Premio Nacional de Ciencias Sociales (2009), miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Academia de la Historia de Cuba. A partir de 1990 labora en el Centro de Estudios Martianos y en 1995 asume la dirección general de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí… a pesar de todos esos lauros –merecidísimos y conseguidos a fuerza de estudio, talento, dedicación y constancia- Pedro Pablo continúa siendo halagador hasta la saciedad, de mirada tierna, de verbo afilado y de un finísimo sentido del humor: todos estos atributos lo convierten en un hombre, verdaderamente, encantador. Con la confianza, cimentada por el tiempo, me atreví a enviarle -aun sin su consentimiento previo- siete preguntas: estas son sus respuestas.
Bajo tu responsabilidad está la realización de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, ¿por dónde van?, ¿cuántos tomos tienen concluidos? y ¿cuántos crees que llegará a tener?
Esta edición implica un trabajo largo en el tiempo y agotador por la cantidad de detalles que se han de considerar: localizar los textos martianos originales, ya sean manuscritos o publicados en vida suya; verificar su autoría en textos publicados sin firma de reciente hallazgo; autentificar cualquier nuevo manuscrito que llegue a nuestras manos; decidir y redactar las notas aclaratorias e informativas al pie de los textos; buscar la información requerida para las notas finales, los índices de nombres y geográfico y someter todo el material de cada tomo a un cuidadoso trabajo editorial que implica varias revisiones.
Ya se han publicado 29 tomos que abarcan hasta el primer trimestre de 1888, se trabaja editorialmente en los tomos 30 y 31 que concluyen ese año y en el primero de los cuadernos de apuntes, de cuales se ha concluido la fase investigativa. Se preparan los índices de nombres y geográficos y se definen las posibles notas informativas que requieren los textos martianos entre 1892 y 1895, cuando Martí se dedicó por entero a los preparativos para la Guerra de Independencia. Todo este laboreo es casi seguro que pasará de los 40 tomos, incluyendo el tomo que llamamos de rezagos donde se entregarán, al final, los textos que han ido apareciendo de los años ya publicados.
Tengo entendido que alrededor de doce personas conforman el equipo que asume la colosal tarea de la Edición Crítica, ¿cuál ha sido la mayor experiencia que te está dejando este trabajo que, de muchas maneras, es una obra de creación colectiva?
Es, absolutamente, un trabajo colectivo, de equipo, formado en estos momentos por siete investigadores, dos editoras y una secretaria que es en verdad una asistenta de investigación. Pero hay que sumar las decenas de personas que dentro y fuera de Cuba colaboran con esta obra por puro compromiso con el Maestro, muchos de ellos de manera sistemática, y que aportan información, copias de periódicos con escritos martianos, libros y escritos de estudiosos, consejos y opiniones, y hasta recursos como materiales y equipos de oficina. Creo que pocos casos hay en el mundo de una colaboración intelectual tan desinteresada, entusiasta y generosa por estudiosos de la obra martiana y por especialistas y conocedores de las más diversas esferas y temas.
¿La actual pandemia ha logrado detener el ritmo de trabajo?, ¿En qué otra investigación puntual estas trabajando en estos momentos?
La pandemia nos afecta, y bastante, pues no tenemos acceso a las bibliotecas y archivos, pues no toda la información puede adquirirse por la vía de Internet, además de las dificultades de acceso y navegación por la Red, y nos es imposible el intercambio directo, frente a frente, imprescindible, por ejemplo, cuando se cotejan originales manuscritos de puño y letra martiana. La propia Edición Crítica y mis intereses como historiador me llevan, constantemente, a estar trabajando con múltiples asuntos relativos a la obra martiana y a su época histórica, más solicitudes que me hacen de algunas publicaciones. Solo doy dos ejemplos: el negro y el indio (como se le decía entonces a los pueblos originarios) de Estados Unidos y las claves del pensar filosófico de Martí.
Se te dedicó una edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, justamente el año de su aniversario 160 de Martí, ¿cuál ha sido la mayor satisfacción que recibiste en esos días de agasajo?, ¿soñaste alguna vez con una distinción como esa envergadura?
Nunca lo soñé y aún hoy pienso que quienes lo decidieron fueron muy generosos conmigo, pues son muchos los autores cubanos que ameritan recibir el homenaje de una Feria del Libro. Y debo agradecer que eso permitió que aparecieran varios libros con mis estudios y ensayos.
En 1970, cuando trabajabas en el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana publicaste en el penúltimo número (40/50) de la Revista Pensamiento crítico un texto titulado “José Martí y la idea de la liberación nacional”. Ese ensayo fue incluido en el Anuario de la Sala Martí de la Biblioteca Nacional que en ese momento dirigía el maestro Cintio Vitier, ¿acaso esa investigación fue la que te dio la posibilidad de conocer más íntimamente a Cintio y a Fina García Marruz? A la distancia en el tiempo ¿cómo evocas a esos dos raigales martianos?
Efectivamente. Los había leído a ambos y desde que era estudiante universitario los veía trabajar en la Biblioteca Nacional. Ellos tomaron la decisión de reproducir aquel, mi primer texto sobre el Maestro, resultado de mis clases para un curso de Pensamiento Revolucionario Cubano en aquel Departamento de Filosofía. Desde entonces surgió y se fue afianzando la amistad y el cariño entre nosotros, así como el intercambio acerca del tema martiano, de la historia y la cultura cubanas y de cualquier cosa de la vida. Ambos han sido para mí un ejemplo tenacidad intelectual de honestidad patriótica, de dignidad ciudadana y de principios morales.
En un momento determinado Cintio y Fina fueron, injustamente, apartados del campo de los estudios martianos y enfrentaron tiempos difíciles. En un momento de tu vida también enfrentaste incomprensiones y fuiste alejado de tus objetos de estudio ¿Crees que tanto a los Vitier como a ti, Martí le sirvió en esas circunstancias difíciles?, ¿la capacidad de levantarse -una y otra vez del Apóstol ante las adversidades de su época- fue, acaso, un asidero?, ¿una guía?, ¿una inspiración?
Martí ha sido para mí, antes y después, asidero, guía e inspiración. Y cualquier dificultad que yo haya atravesado en mi existencia, nunca es comparable con las vividas por él. Murió en Dos Ríos en cumplimiento de su deber como líder y como individuo. Supo ser feliz porque supo ser útil por encima de todas las dificultades, que fueron enormes y constantes. Sé que para Cintio y Fina, Martí ha sido eso mismo, y ellos me han enseñado que no se puede vivir con odios ni rencores que solo nos hacen daño a nosotros mismos. Soy un hombre feliz y creo que he tenido una vida feliz de realización personal y de servicio a mi país y por el bien de todos, hasta donde me ha sido posible.
Tú, que tan involucrado estás con el ideario martiano y que, día a día, te sumerges en las entrañas y vericuetos del pensamiento del Maestro, ¿cómo crees que Martí interpretaría lo que está sucediendo hoy en el mundo con la pandemia?, ¿qué conclusión crees que sacaría de las actuales circunstancias?
Él expondría las mismas conclusiones a las que lo condujo su época: trabajar por el bien del hombre, alcanzar la altura de Homagno. Lo peor hoy no es la pandemia sino cómo ella estimula a muchos poderosos únicamente en librarse ellos sin importarle los demás, los tantos desvalidos, y en cómo continua aumentando su poderío y sus riquezas. Con o sin pandemia la humanidad afronta, cada vez con más cercanía, su propio fin y el del planeta. (Publicada en la web de Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau).