Por Martin Hacthoun
Este no será un obituario habitual en los que los sentimientos la camaradería y solidaridad humana a menudo se pierden entre la frialdad de las palabras, para recordar a Tomás Anael Granados, periodista, corresponsal y editor de Prensa Latina a quien la traicionera Covid-19 le segó la vida la noche del lunes 1 de marzo. Como dice el colega Roberto Molina desde la lejana Belgrado donde está destacado como corresponsal: “A Anael hay que recordarlo sonriente, como fue”.
Por mi parte, lo recuerdo además de sonriente lleno de anécdotas que nos enriquecían a quienes más jóvenes lo escuchábamos. Lo rememoro describiendo cómo entrevistó al presidente afgano Mohammad Najibulah (último lustro de los años 80) tomando ambos “chai” (té) en un sitio público en uno de los mercados de Kabul, o cómo se ufanaba de que él “si hacía el mejor Kabuli Palau (arroz típico afgano de vegetales y cordero).
Por estos días, casualmente, Anael e Ilsa Rodríguez, su compañera de vida y trabajo por más de 50 años, entraron en Prensa Latina cuando apenas no llegaban a los 25. La dedicación, entrega, esmero en la superación y en cuanta tarea les asignaran hicieron que fueran subiendo la escalera profesional en la agencia. Cumplieron importantes coberturas de enviados especiales, como Cumbres del Movimiento No Alineado, y fueron corresponsales en la India, China (dos veces), Zimbabwe, Naciones Unidas y Sudáfrica, de donde regresaron en 2020.
Para conocer a Anael es mejor leer lo que sus antiguos compañeros de PreLa han estado compartiendo. Acá los recordatorios que nos hacen Roberto Molina, actual corresponsal en Serbia, y el siempre presente José Dos Santos:
Roberto Molina:
“Dolorosa y lamentable noticia. Conocí a Anael, y a Ilsa, desde que entraron en PL, nos unió siempre el diálogo fluido, el humor, la sencillez, la participación conjunta en miles de tareas dentro y fuera de la agencia, en el trabajo voluntario, el movimiento juvenil de entonces, fuerte, entusiasta y aguerrido, la UPEC, la militancia. Incluso me tocó compartir- sin proponérnoslo- la cobertura de aquellos años duros y hermosos de la Revolución de Saur (Abril) de Afganistán, de manera alterna: él viajó en varias ocasiones desde Nueva Delhi y yo hice lo mismo desde Moscú, para ofrecer nuestra visión de aquel movimiento popular sin precedentes que transformó la vida en ese país, tanto, que fue aplastado y borrado de la historia oficial y hoy ni se menciona. Y tuvimos el honor de realizar esa tarea entonces y el placer, no sin cierto dolor, de rememorar aquello, intercambiar anécdotas, recordar nombres y personajes, durante una visita que hicimos a Beijing en 2014 cuando tanto Anael como Ilsa realizaban sus labores para PL, él como editor y ella de corresponsal. De esas largas charlas, acompañadas por veces con una buena vodka- que ambos sabemos apreciar-, así como de una larga caminata por calles de la capital china, me quedó una foto. Inexplicablemente, como una premonición, ayer me apareció en pantalla en el laptop después de haber dado un comando errado. No puedo dejar de compartir ese mensaje, porque el Anael que en ella aparece es el que tendremos siempre en nuestras mentes y corazones.Un saludo a todo el colectivo de PL. Sigamos unidos, con nuestros compañeros de hoy y con nuestros muertos, porque solo así estará asegurada la victoria.”
José Dos Santos:
“Aunque esperada por el seguimiento que di a su muy grave situación, la noticia de la muerte de Tomás Anael me estremece más allá de las palabras. Con él se fue una de las pocas referencias sobrevivientes de mis inicios en Prensa Latina, en 1969, quien junto a su eterna compañera, la querida Ilsa, integró la pequeña lista de amistades que los años y tareas disímiles no mellaron el afecto y la consideración recíproca. Hace poco, por ese cofre de sorpresas que llamamos Facebook, atrapé una foto de ellos con su Anaelito, a quien vi crecer –y ensanchar su volumen—desde sus primeros pasos y llegar a ser un profesional en más de un campo, incluido el de la risa. A Ilsa y Anaelito los tengo muy presentes cuando expreso mi pesar por alguien cuyas valiosas experiencias al servicio del periodismo, en especial de Prensa Latina, merecerían perdurar como abono para el crecimiento de las actuales y futuras generaciones de profesionales cubanos revolucionarios.”
Nuestro mas sentido pésame a Ilsa y a sus hijos. Se ha ido un gran compañero. Siempre lo recordaremos con mucho afecto.
Lo siento mucho, querida Ilsa. Te brazo fuerte.
Mi compañera Esperanza Alvarez Mercadal me avisó del fallecimiento de Tomás Anael Granados. Y mis recuerdos se remomentan a los tiempos en que laboré en Prensa Latina y ví nacer la relación entre Ilsa y Tomás Anael. La pandemia se llevó de Radio Habana Cuba a Pedro Pablo Figueredo, quien también laboró en Prensa Latina.