¿Esta pandemia era inevitable o es responsabilidad de los humanos?
Estas preguntas son curiosamente las que nos hacemos cuando padecemos una crisis como la que estamos viviendo, porque afecta a todo el planeta. Las pandemias son parte de la evolución, así como los virus, las bacterias, etc. Todas estas moléculas y estructuras también forman parte de nuestro cuerpo y existen desde el origen de la vida. Los virus son organismos más adaptados y normalmente necesitan huéspedes para poder existir. Si la pregunta es si nosotros influimos en que los virus que son dañinos para la salud proliferen, sí, existe una alta probabilidad de que así sea.
Si te metes en un sistema que está funcionando y está comprobado que evolutivamente durante miles y miles de años se va equilibrando, no pasa nada. Pero si entras en este sistema y rompes las relaciones que hay entre los organismos, automáticamente estas estructuras moleculares se apoderan de él. Ocurre al romper la diversidad del planeta, al acelerar, al consumir de forma exponencial, como cuando comemos animales que son exóticos para nosotros.
En este caso sí, nosotros somos responsables. Cuantos más desequilibrios a nivel climático, más respuestas habrá de la memoria y el sistema planeta.
¿Cree usted que esta dura experiencia del coronavirus nos servirá de aprendizaje y escarmiento?
Dicen que los humanos somos el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. No es verdad, pero explica muy bien que no somos capaces muchas veces de tener conciencia de lo que está ocurriendo y lo utilizamos para cambiar nuestra actitud. Cuando era joven, mi abuela hacía cada domingo en casa un poco de crema con leche, que me gustaba mucho. Y le decían, ten cuidado que el niño va a tocarla, hasta que un día me dejó meter el dedo y me quemé; nunca más volví a hacerlo.
Es un escarmiento de la propia naturaleza, por eso es muy importante que recojamos la información tan negativa que nos da el sistema sobre lo que está ocurriendo. El reflejo de eso es gravísimo, más que en otras pandemias, como la mal llamada fiebre española, que vino de América.
Esa fiebre se cebó en la gente joven, porque su estrategia era mantenerse en el huésped mucho tiempo; sin embargo, la COVID tiene una especialización muy grande, ataca de forma brutal a las personas a partir de los 65-70 años y es prácticamente mortal en las personas mayores de 90 años. Su objetivo es la eliminación de la estructura geriátrica.
Y también hemos puesto sobre la mesa el vergonzoso comportamiento de la especie con respecto a nuestros mayores (padres, abuelos), la gente que ha hecho tanto para todos, a quienes hemos dejado aparcados en lugares que no son ideales para formarse ni para nada, al contrario, no se ha aprovechado su cariño y su experiencia.
Aprovechando la situación que vivimos, ¿cuál sería la principal estrategia de transformación en favor de la especie? ¿Como nos daremos cuenta de que realmente somos humanos?
Esta es una cuestión sobre la.que llevo escribiendo durante más de 20 años. ¿Qué significa hacerse humano? Para hacerse humano se necesita obviamente una forma de pensar, un objetivo y una estrategia. O sea, para humanizar tienes que saber qué quieres en la vida, como en todo.
Para humanizarnos tenemos que saber hacia dónde dirigirnos. Para ser humanos debemos desarrollar una serie de cuestiones que aún no hemos desarrollado. Primero y principal, la competencia, no la competitividad. Las personas son más humanas cuando no compiten y son competentes. La gente que compite es porque no es competente, mirando siempre a otro lado y no mirando lo que tiene que hacer.
La segunda cuestión que debemos afrontar es la eliminación de los líderes. El líder es la consecuencia de un proceso que necesitamos los animales que somos sociales y que somos depredadores. Eliminar al líder no quiere decir eliminar los objetivos de socialización, al revés. Y en este sentido, deberíamos establecer un marco de cooperación, de corresponsabilidad, de coorganizacion y de participación.
Hay otro elemento muy importante y del que nos hemos dado cuenta muy tarde: el dimorfismo sexual. Es decir, somos hembras y machos que estamos integrados en la progenie para vivir en sociedad, y hay una cosa que no hemos hecho bien como especie, que es no abordar la complementariedad evolutiva en este momento en que la tecnología se ha desarrollado tanto. Es necesario feminizar nuestra especie, que las mujeres que han sido nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras hermanas tengan un papel de corresponsabilidad no solo en el manejo de cuestiones de educación sino también en lo social y en el reparto del poder.
¿Y qué papel juega la tecnología en esa humanización?
La revolución tecnológica es lo más importante que ha ocurrido en los últimos tiempos, la tecnología nos empuja a relacionarnos y a vernos de otra manera. Todos necesitamos ya tecnología. La revolución tecnológica nos ha hecho humanos: todas nuestras especies desde hace tres millones de años tienen técnica, los animales no; nuestra especie ha desarrollado una comunicación especial, que es el lenguaje articulado; y en tercer lugar, somos capaces de socializar muy rápidamente, de transmitir conocimientos, experiencias y poder entre todos ejercerlas.
La socialización, el lenguaje y la técnica son fundamentales si queremos una especie mejorada. Esto se consigue mediante un concepto que acuñé hace mucho tiempo pero que me gusta mucho explicar: la individualidad colectiva. Es el papel que tiene que tener el individuo en la colectividad, y no al revés, ya que si no ocurre que los mensajes de las capacidades personales no son ni transmitidos ni corregidos socialmente.
¿Cree que la individualización colectiva puede ser causa de declive de la especie en el futuro?
Una causa de declive es que las personas no reclamen ser individuos en la comunidad. La comunidad hace falta a todos. Todos tenemos momentos muy buenos, muchas capacidades y también momentos peores. Cuando tú estás inspirado es cuando puedes volcar energías en la comunidad. La COVID nos ha enseñado muchas cosas. Nos ha enseñado lo importante que es destinar esfuerzos a la ciencia. Porque de esta pandemia no nos va a salvar una misa, nos va a salvar una vacuna. Es importante ser lógico y ser racional.
¿Conseguirá la evolución que nos convirtamos en una nueva especie?
En mi opinión, la humanidad evolucionará hacia varias especies. En el planeta, hace 40.000 años, había cuatro o cinco especies de humanos. Ahora solo estamos nosotros, el Homo sapiens, que somos un híbrido. Entonces vivía en Europa el Homo neandertalensis, parte de cuyos genes llevamos todos los que estamos aquí. También el Homo floresiensis en el Este asiático, el hombre de Denisova en Siberia, el Homo luzoniensis… Todas estas especies entran en pérdida continua y nuestros antepasados africanos acaban genéticamente dominando todo el planeta. Todos nosotros, ya seamos australianos aborígenes, indios, americanos, europeos o africanos, tenemos un 97% de genes de Homo sapiens.
Somos consecuencia de varios linajes que salieron de África hace unos 200.000 años y ocuparon todos los continentes. Por eso los humanos vamos a buscar otra vez la diversidad; muy probablemente y a muy corto plazo (100 años, porque la historia esta muy acelerada), habrá en el planeta varias especies y también los habrá como nosotros, que hemos sido modificados genéticamente.
Siguiendo ritmos históricos, cada hora del mundo actual es un año del mundo que conocimos los que tenemos más de 60 años.
¿Influirá en esto la tecnología, los implantes cibernéticos, la robótica?
Habrá los que no quieran que se les modifique. Pero mayoritariamente habrá otros que tengan pequeñas modificaciones, que ya los hay (prótesis dentales, operaciones del corazón, gafas…) y habrá los que querrán modificarse genéticamente para no padecer enfermedades o protegerse de cualquier cosa. Existirán también los biomegatrónicos, que serán estructuras basadas en aplicaciones biológicas de la tecnología, que a la larga tendrán también encéfalos y conciencia como nosotros. Mi opinión es que la biotecnología intervendrá en los procesos sociales, de manera que habrá varias especies en poco tiempo. Serán humanizadas o parahumanas porque los robots también serán parahumanos, podrán interactuar, tendrán sentimientos.
Sus ideas sobre la globalización y la evolución social, el concepto de humanizar la humanidad, no están al alcance comprensivo de la mayoría, ¿podría poner un ejemplo para que los lectores de nuestro periódico lo entendieran?
El deporte es un buen ejemplo de socialización. El deporte es universal: no hay ninguna estructura donde el deporte no tenga un peso específico importante. Este efecto de socialización se manifiesta curiosamente en la competitividad, en el enfrentamiento entre los grupos para rebajar las tensiones. Porque si tú te peleas en un campo de fútbol pues no haces guerras. Pero nosotros nos peleamos en un campo de fútbol y hacemos guerras. No es que hayamos aprendido mucho. Por tanto es una socialización, en mi opinión, mal hecha. Curiosamente no estamos jugando al fútbol para hacernos competentes sino para competir, con lo cual transmitimos unos valores que no sirven para nada. Lo que tendríamos que transmitir es conciencia.
Socializarse es hacer competente a nuestra especie, transmitir una forma de conciencia que ayude a funcionar mejor a todos. Pero debe ser el propio individuo quien lo transmita, y no que la especie le colectivice.
La ciencia es básica para evolucionar como especie (medicina, cambio climático…), pero supongamos que la ciencia llegase a su límite. ¿Terminaría nuestroproceso evolutivo y nos veríamos abocados a la extinción? Esto también es interesante porque aún no sabemos los límites de la ciencia. Pero sí conocemos, por ejemplo, los límites de la religión. Los métodos científicos se basan en aceptar por error y ensayo lo que va a ocurrir. No hay dogmas. Al revés que las religiones o filosofías que se basan en creencias que no están contrastadas y que todo el mundo tiene que aceptar. A lo mejor cuando haya otras especies habrá otro tipo de conocimientos. Pero por el momento la ciencia es el medio de resolver las cuestiones que nos afectan, como la pandemia del coronavirus. Porque no hay otra cosa.
Estando un día en Ibeas de Juarros en la Fundación Atapuerca los abuelos de una de mis colaboradoras me hablaron de la gripe española. Y me contaban que se repartían estampitas, se supone que el que tenía más estampitas no moriría, pero morían los que tenían muchas y los que tenían pocas estampitas. Esto no quiere decir que lo que no tiene sentido lógico no sirva, la gente tiene creencias, tiene pensamientos personales pero después, cuando se traslada socialmente, se ha de medir la eficiencia y la eficacia que tienen estas cuestiones. Esto es lo que pensamos los evolucionistas, por supuesto.
¿Qué papel tiene la diversidad cultural en el proceso de humanización?
Es básico. Nosotros nos tenemos que adaptar. Los humanos vivimos en todo el planeta, hemos colonizado también el Ártico y el Antártico. Sin incluir los fondos marinos, a nivel continental hemos ocupado todo. Para ocupar todo el planeta hemos necesitado desarrollar la técnica. Lo mismo nos pasará en Marte cuando nos instalemos allí. A mí me preguntaron en una entrevista ¿qué cree usted qué pasará en Marte cuando llevemos viviendo allí un tiempo? Pasará que nacerá seguramente una súperespecie nueva porque culturalmente y genéticamente es un ambiente distinto de gravedad, económico y generará un proceso distinto. Es muy importante no olvidarse de la diversidad cultural. Hay un interés, y es una cosa terrible, en minorizar a las minorías, porque la uniformización nos puede destruir como especie.
La globalización está destruyendo la diversidad, esto son hechos consumados, no estoy hablando desde ninguna perspectiva ideológica. Hace falta la planetización, no la globalización. La planetización lo que pretende es mantener e incrementar la diversidad, mientras que la globalización tiende a eliminarla. Se ha de luchar paraabortar lo mas rápido posible el concepto de globalización y entrar directamente en la planetización.
Si no lo hacemos, nuestra especie corre el riesgo de colapso. Porque si falla nuestro experimento uniformizador, el sistema ya ha perdido la experiencia. Aún no somos capaces de integrar la información como especie. Debemos incrementarla a través de la sociabilidad, la diversidad. Si no hacemos esto, actuamos en contra de nuestra especie.
¿Cree que nuestro origen es producto del azar evolutivo, venimos de una gran explosión y vamos a una gran implosión?
Esto son dos preguntas que tienen contestación muy parecida. Sí, los humanos, todo el reino animal y la vida en el planeta somos producto del azar. ¿Cómo empieza ese azar? Tampoco lo sabemos, pero conocemos algo de las génesis. Respecto a la vida en el planeta hay dos grandes teorías. La primera afirma que la vida nace directamente en el propio planeta a partir de los aminoácidos que existen y por tanto no hay influencia orgánica exterior, solo el sol como energía calorífica. Y hay otra, que para mí es la más acertada, que es la panespermia, que sostiene que somos alienígenas que, sobre una base abiótica en el planeta, hemos aprovechado la llegada de material con información.
La galaxia tiene 14.000 millones de años, es muy difícil que no haya mandado información. Hemos depensar que el origen del tiempo y del espacio tiene 14.000 millones de años, nuestro espacio y tiempo (a lo mejor hay muchos), y hay que pensar que quizá esto no sea autóctono. Hay una entrada de energía y de materia que puede tener sistemas de información que permiten activar materiales.
Pensad en el agua de la Tierra, es la misma agua de toda la historia. No hemos inventado nada en absoluto. Somos carbono reciclado. Afirma que la revolución industrial tuvo como consecuencia la muerte de 250 millones de personas y que la revolución científico-tecnológica ocasionará en los próximo 30 o 40 años la pérdida de 1.000 millones de humanos.
Es muy probable si no se detienen los procesos de colapso. No tenemos un cerebro capaz de aguantar las propias condiciones de socialización y de evolución. No estamos preparados suficientemente para los cambios metabólicos. Todas las revoluciones traen consigo grandes pérdidas.
La revolución neolítica fue importantísima para el cambio de mográfico en el planeta. Produjo centenares de miles de muertes. Al final de esta revolución empezamos a beber leche de animales y para que la selección natural aceptara las enzimas de la lactasa tuvieron que morir millones de personas en el mundo. En la revolución industrial igual, para socializarla tenían que circular las materias por todo el planeta y para conseguirlo se libró la Primera Guerra Mundial, que no consiguió que el capitalismo se estabilizara. Para ello tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial, que sí lo logró.
En ambos conflictos pudieron morir indirectamente alrededor de 250 millones de personas, alrededor de un 10-15% de la especie. Si proyectamos ese porcentaje, la población de la especie, se puede calcular los que podrán morir en la revolución tecnológica si no se socializa con criterios distintos a los anteriores.
Ha estudiado las sociedades humanas desde sus comienzos, ¿cuándo cree que surgió el modelo de comportamiento premio/ castigo para medir un modelo de convivencia?
En primer lugar, hay que preguntarse por los conceptos del bien y del mal. Los sistemas que funcionan son aquellos que integran la diversidad. Me llamó una amiga que vivió en la Amazonia y estaba horrorizada con una práctica de infanticidio habitual allí. Tú, que eres antropólogo, tendrías que hacer algo, me dijo. Le contesté que hay dos posibilidades. La primera, que tú destruyas el comportamiento cultural y ritual de estos especímenes humanos que toda la vida se han adaptado así. O, en segundo lugar, entender que esto es un proceso que existey respetar la diversidad cultural. Se trata de la vida de recién nacidos, lo que para nosotros es horroroso, para aquella gente es bueno porque si no no lo harían.
Los valores, desde mi perspectiva en esta nueva especie de la que estábamos hablando antes, tiene muy poco sentido. Lo que tiene sentido es la conciencia. Una persona que participa en una guerra y mata a 1.000 especímenes de la otra parte es un héroe, pero está en la calle y mata a una persona y es un villano.
¿Hacia dónde va dirigido el futuro próximo de Atapuerca?
El yacimiento de Atapuerca es un gran instrumento para nuestra especie, es universal. Es una cantera de fósiles donde se puede extraer muchísima información de ellos mismos y de su contexto.
Hasta 2020 hemos hecho un peritaje, llevamos 42 años en la excavación y ha sido una progresión constante de información. En Atapuerca se ha encontrado la prueba de canibalismo más antigua de la evolución humana, se ha podido documentar el primer ritual funerario de la historia hace 400.000 años. Atapuerca ha secuenciado el proteoma más antiguo, y esto ya nos avanza lo que puede deparar en el futuro.
¿Qué queda por hacer en Atapuerca?
Pues todo, en Atapuerca probablemente hemos descubierto el uno por diez mil de los fósiles y quedan, al ritmo que mantenemos, 3.000 o 4.000 años de trabajo.
Ciencia y fe
¿Qué opinión tiene de científicos reconocidos y que son creyentes y comparten ambas perspectivas (Big Bang/Creacionismo)?
Esto forma parte de la diversidad. ¿Qué os voy a decir? Yo no estoy de acuerdo, es obvio. Existen, no se puede eliminar lo que existe o decir “yo tengo razón y los otros no”.
He conocido varios científicos católicos, y muy buenos, y son gente excepcional, pero trabajan igual que nosotros, no trabajan con un crucifijo. Trabajan con un microscopio electrónico aunque tengan un crucifijo encima de la cama. Aquí hay una disparidad, yo estoy muy asociado a cómo pienso, y ese pensamiento lo proyecto en mi trabajo. No ignoro que hay diversidad ni puedes olvidarla. Cuando olvidas la diversidad lo que haces es condenar a la gente que no piensa como tú a que no exista. Lo que has de hacer si quieres es combatirla. Yo nunca he querido discusiones entre ciencia y religión. Estuve invitado a dar clases en la Universidad en Roma a los obispos, y era muy interesante pero nunca me atreví a hacer discusión con los teólogos. Para mi la teología es muy interesante pero no quiero confrontación con la ciencia.
Cada cual tiene su forma de pensar que le tranquilice personalmente o que le sirva para socializarse. Aunque una cosa está clara, las estadísticas y encuestas dicen, sobre todo en los Estados Unidos de América, que si coges a una muestra muy grande de personas un 70-80% de la población tiene creencias religiosas mientras entre los científicos es solo de un 7%.
Usted insiste en la importancia que tendrán los científicos en las siguientes generaciones. ¿Debería ser un requisito en el futuro para ser gobernante?
Ser un científico no, pero saber de ciencia sí. Tengo muy claro que no se puede gobernar con la pandilla de impresentables que tenemos como políticos y lo digo con todo el rigor del mundo. Las personas que tengan que coordinar y dirigir un país tienen que tener una alta formación científica, no solo filosófica, jurídica, etc. Por esto desconfío de los líderes. Deberían tener en su bagaje una formación que les permitiese entender y desarrollar, a partir de cuestiones sociales, las cuestiones relacionadas con la tecnología y ciencia. Y de hecho la educación ya se está modificando, la educación necesita integrar la tecnología y la ciencia desde la base.
Al menos los evolucionistas pensamos así, que hay que aprender desde pequeños los mecanismos básicos para entender cómo funcionan las cosas.
Incluso los que saben de ciencia, dicen que no saben tanto. Poniendo el ejemplo del coronavirus, yo hablo con mis amigos virólogos y hablan de lo que saben pero no saben todo. Porque esto no es ninguna religión, eso es lo bueno que tenemos como humanos, que lo estamos aprendiendo poco a poco.
*Eudald Carbonell es uno de los arqueólogos con más prestigio y proyección internacional. Codirector de los yacimientos de Atapuerca desde 1991. Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997, es patrono fundador y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, miembro del Capítulo Español del Club de Roma y de la Academia de Ciencias de Nueva York, entre otras muchas instituciones. Es Doctor en Geología del Cuaternario, Doctor en Geografía e Historia y Catedrático de Prehistoria en la Universidad Rovira i Virgili. Además de los méritos que se deducen de sus más de 600 publicaciones científicas, y su participación en los importantes hallazgos relativos a la evolución humana, también hay que destacar su infatigable esfuerzo en la divulgación de la ciencia, tarea que se refleja en los 15 libros publicados y que desarrolla tanto a nivel personal como profesional. En la entrevista realizada en ‘La Voz del Patio’ analiza el futuro de la especie y la actual crisis de la pandemia del coronavirus.
(Tomado de La Voz del Patio)
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