Su “reptil anatomía” no fondea por calmadas aguas de dulce sabor. Desde aquel febrero fundacional de 1966 brega a favor de una apasionada corriente hecha de joven y genuina poesía; navega conjuntamente con la narrativa de la más fresca pluma; y en una madurez anticipada, dejó el tácito perfil literario, en aras de expandir su “acuático horizonte” hacia las artes plásticas y la música que defienden las jóvenes generaciones de artistas cubanos.
Con tamaño leit motiv en su accionar, no es de extrañar entonces, que escogiera la revista El Caimán Barbudo el universo cultural que propone la XXV Feria Internacional del Libro de La Habana para presentar su último número, cuando aún no se apagan las 50 velas de su onomástico.
Consecuente con esta edición de la Feria, dedicada a la República Oriental del Uruguay, llegó El Caimán 391 a la Sala de presentaciones de Publicaciones seriadas del Complejo Histórico Militar Morro Cabaña, de la mano de su Jefe de redacción Rafael Grillo, y del equipo de la publicación actual junto a miembros de las generaciones que le precedieron.
En la mesa de presentaciones, junto al Jefe de redacción del Caimán, perteneciente al catálogo de la Editora Abril, se encontraban los poetas Víctor Casaus, Víctor Rodríguez, y el uruguayo Diego Ponce quien presenta a los lectores cubanos sus obras Mujer extravagante, Morbo, Maestros y Santo revolucionario en las páginas de la revista cultural.
El “barbado lagarto” también propone en este número una crónica – reportaje acerca de la estancia de Grillo en tierra charrúa a propósito de la 38 Feria Internacional del Libro de Montevideo 2015; un fragmento de Una hora en la eternidad, novela ganadora en 2015 del Premio Narrativa Joven Casa de los Escritores del Uruguay; así como una entrevista al violinista uruguayo Daniel Viglietti.
Las páginas centrales de la revista recogen un bosquejo de la visita que realizara en 1961 al país sudamericano el entonces ministro de Industrias, el Comandante Ernesto Che Guevara.
Casaus, fundador de El Caimán Barbudo, rememoró los años primigenios del mismo. “Aquella primera oleada de creadores trajo una forma de hacer periodismo cultural, un periodismo crítico que luego se rescató por generaciones que nos sucedieron, y se rescató bien”, compartió.
Por su parte, Rodríguez, perteneciente a la “segunda generación caimanera”, habló sobre la aceptación de la revista en el público lector, y de como se agotaban los ejemplares al salir a la venta.
“Colaboraron con nosotros jóvenes que surgían, que serían posteriormente grandes de las letras cubanas como Leonardo Padura, Abilio Estévez y Alex Fleites. Asimismo publicados de primera mano obras de Gabriel García Márquez y de Eduardo Galeano”, dijo.
Al finalizar, se leyó el acta del jurado del Concurso de Periodismo Cultural 50 Aniversario del Caimán Barbudo, integrado por los periodistas Yuris Nórido, Norberto Codina y el propio Rafael Grillo.
Se nombraron tres finalistas: “El único combate de Rodolfo Estévez”, de Lourdes Daymé Mederos; “de Boca a Boca”, de Yoe Suárez; y “Subcomandantes”, de Cinthya Cabrera. El segundo premio le fue conferido a “Milagros de San Mejuncio”, de Yamil Díaz; y el lugar cimero lo obtuvo “Del otaku a Cuba: Los rasgos infinitamente encadenados”, de Maykel González.
Todas las obras serán publicadas en El Caimán Barbudo, la fecha del acto de premiación está por confirmarse.