El proceso creativo de la música, como toda manifestación del arte y la cultura, implica desgarramientos. En su evolución entroncan las lógicas apropiaciones sociales, éticas, políticas y culturales. También, los fundamentales procesos investigativos y las subrayadas lecturas.
En alguna de sus fases se producen los anclajes de signos que transitan como postulados o preguntas. Estos evolucionan como delgados o sustantivos trazos narrativos de plurales respuestas.
Las dispares expresiones del arte se conciben desde los derroteros del talento y la constancia, esenciales para concretar las envolturas de su materialidad estética. Cuando se logra el mejor acabado, tras su socialización, se contribuye al desarrollo del intelecto, la espiritualidad, y claro está, el goce individual y colectivo.
El acto creativo se traduce también en posicionamientos éticos, morales y políticos. La obra acabada se incorpora como andamiajes ideoestéticos que suman necesarias sabidurías a las sociedades. Obviamente, sus contenidos han de ser legitimados cuando no constituyan entregas que laceren la evolución y la dignidad de los seres humanos.
John Lennon es un paradigma en la historia de la música universal. Su obra transversalizó los más recónditos estratos sociales de varias generaciones con una descollante poética e influenció en el accionar de multitudes que adsorbieron las esencias de sus textos y lo más revolucionario de sus arreglos musicales.
Imagine, uno de sus antológicos temas, resume la filosofía y el sentido de la vida. La de un músico que entregó buena parte de su tiempo social y su creatividad al servicio de la paz, al despertar perenne de la convivencia humana, bien supremo que ha de imponerse en la sociedad global.
Esta canción sintetiza la metáfora en torno a un ideal de sociedad. Revela el espíritu del autor y su entrega a los más sublimes valores en este quebrado planeta.
Esta visión humanista del músico está narrada, con entrecruzados apuntes biográficos, en el filme documental Los Estados Unidos contra John Lennon, de los cineastas estadounidenses David Leaf y John Scheinfeld. Una pieza de altos valores históricos, de probados argumentos testimoniales, edificada con una sólida creatividad cinematográfica.
Estos tres elementos convergen con los propósitos de sus realizadores: compartir los esenciales pasajes, poco socializados del ex líder de The Beatles y sus puntos de giro, protagonizados en la década de los sesenta y las postrimerías de los setenta.
En ese primer período se desató una oleada de manifestaciones en los Estados Unidos, y en Europa, contra la invasión de la administración de Richard Nixon a Vietnam. Era también la década en la que descolló el líder Martín Luther King Jr., quien encabezó un movimiento cívico antirracista ante la proliferación de actos execrables enfilados hacia la comunidad afroestadounidense.
Con tales propósitos emergió y evolucionó el partido de los Panteras Negras, que materializó una praxis social y política para contrarrestar las oleadas discriminatorias de los supremacistas blancos, protagonizadas por el Ku Klux Klan (KKK), organización legalmente reconocida en los Estados Unidos desde el siglo XIX, que promueve el racismo, la xenofobia y el antisemitismo.
En ese contexto, John Lennon transitó hacia otros derroteros inéditos en su trayectoria como creador e intelectual, como hombre social de una época marcada por la Guerra Fría. Con un cromatismo de recursos cinematográficos es dibujado en el filme, integrado en la cartografía de un guion de genuinas soluciones dramáticas.
El dueto de realizadores estadounidenses compone una suma de testimonios logrados con la sabia del recurso de la entrevista, que emergen en fragmentadas presencias. Estas contribuyen a la composición y la lógica cinematográfica de una no ficción resuelta con texturas en tonos de pantallas.
Es significante la manera en que los cineastas componen en la edición del filme un trazo paralelo, claramente argumentativo. Son representaciones audiovisuales superpuestas en el encuadre del filme como apoyaturas a los parlamentos de los entrevistados. Al fondo de cada interlocutor, una pantalla “pintada” nos revela soluciones cromáticas de sobrios colores y fotocomposiciones que acentúan cada parte de las historias compartidas. Se incorporan también yuxtaposiciones de textos que configuran diálogos resueltos como interiores de una puesta en escena, de muchas otras.
Los entrevistados se integran en una danza de justificadas adjetivaciones convergentes en probados pasajes, que resultan parlamentos cruzados. Son testimonios bocetados en el filme, para transpirar sus esencias argumentales.
También se jerarquizan sustantivas revelaciones que contribuyen a edificar un arco de respuestas, planteadas en el primer tercio del documental, y que los cineastas nos las muestran en calculadas dosis para el ejercicio de la retroalimentación y el cruce dialógico filme-lector.
Figuras de trascendencia global como es el escritor, cineasta e historiador pakistaní Tariq Ali; el lingüista, filósofo y politólogo estadounidense Noam Chomsky, o la también filósofa, política, activista afroamericana antirracista y feminista Angela Davis, se integran en todo el arco evolutivo de esta no ficción, desgranando apuntes, bocetando historias ocultas o tergiversadas, en torno a la evolución del pensamiento y la acción de John Lennon.
En los anclajes determinativos de Los Estados Unidos contra John Lennon también aparece el activista político estadounidense, cofundador del partido de las Panteras Negras, Bobby Seale, quien aporta sustantivas historias sobre la multiplicidad de aristas sociales, políticas, creativas y motivacionales, que impulsaron a Lennon en ese período convulso y enriquecedor.
Resulta vital la aportación de Gore Vidal, escritor, ensayista, guionista y periodista estadounidense, junto a otras decenas de testimoniantes de lúcidos parlamentos, integrados en el cuerpo de una dramaturgia documental fondeada para solventar las omisiones o manipulaciones, protagonizadas en esas dos décadas, por medios occidentales.
Esa sinfonía de narraciones compartidas tuvo sus cimientos en un adolescente marcado por el abandono de sus padres y la mirada crítica hacia el poder, un joven que nació en los suburbios de Liverpool y absorbió todo lo negativo que para él tuvo ese hostil entorno. Esa realidad social y familiar fue moldeando un John Lennon rebelde, dispuesto a desentrañar de raíz las injusticias que se agolpaban en su tránsito por la vida.
En la construcción de los abordajes fílmicos y las soluciones argumentales impone distinguirse la participación de la viuda de John Lennon, Yoko Ono, quien boceta escenas biográficas del ex líder de The Beatles.
Sus contribuciones descansan, obviamente, en las revelaciones justificadas de sus intimidades y los trazos cronológicos de sus acciones, que son parte de las alternativas cinematográficas de este texto, un documental donde subyacen, sin que sea el super objetivo, las delgadas razones de la ruptura de Lennon con Paul, Ringo y George.
Yoko aporta una necesaria cronología de la vida de este hombre que amó la paz y que le declaró la guerra a quienes han pretendido imponer sus sones en tono de prepotencia.
Los documentalistas David Leaf y John Scheinfeld resuelven compartir algunas historias que son parte del registro familiar de Yoko Ono, sin caer en las sinuosas trampas del amarillismo o la abyecta dramatización de lo íntimo.
Los pasajes aportados por la compañera de John Lennon resultan esenciales para la cabal comprensión de los derroteros de un intelectual marcado por el contexto de las circunstancias y los antecedentes de su historia familiar y personal. Este singular capítulo de su biografía es retratado con sobrios apuntes de escritura fílmica, donde el collage fotográfico y la voz en off de un narrador resuelve las evoluciones de llanos apuntes.
Ese cromatismo fílmico es enriquecedor y contribuye a la compresión lectora de los bastos argumentos de los cineastas, que afloran como capítulos no enunciados, el de un texto audiovisual erigido para narrar los desafíos de un intelectual, víctima de la manipulación y el crudo ataque mediático. Lennon es un músico arreciado por la persecución política y la intimidación gubernamental, que supo sortear con inteligencia, humor e ironía, propias de un artista curtido en la vida pública y el llano ejercicio de la responsabilidad de sus actos.
Esta obra fílmica pone al descubierto documentos silenciados en archivos secretos del Buró Federal de Investigaciones (FBI), esos que guardan información clasificada sobre personas y organizaciones consideradas como un “peligro para la seguridad nacional” de los Estados Unidos.
Antes de entrar en los núcleos del documental comparto algunos apuntes del diario La Jornada, bajo el titular Los archivos secretos de John Lennon(1).
“A principios de los setenta, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), y cualquiera que le creyera a este organismo, llegaron a la conclusión de que John Lennon simpatizaba con la izquierda. Pero no es sino hasta ahora que las autoridades estadunidenses revelan los datos que se reunieron sobre el ex Beatle”.
La nota del diario mexicano evoluciona con otros apuntes: “John Lennon es un ciudadano británico y ex miembro del grupo de canto (sic) The Beatles”. Así comienza la carta escrita en abril de 1972 por J. Edgar Hoover, quien durante mucho tiempo encabezó el FBI, dirigida a un miembro del Departamento de Justicia del gobierno de Richard Nixon.
La Jornada completa el triangular contenido de esta carta con los siguientes argumentos: “Lennon ha alentado la creencia de que él tiene ideas revolucionarias no sólo mediante sus entrevistas formales con marxistas, sino por el contenido de algunas de sus canciones y otras publicaciones”.
Estas líneas forman parte de un memorando escrito en febrero de 1972, cuando Hoover y Nixon se aferraban desesperadamente a revocar la visa de inmigrante de Lennon con la idea de deportarlo a Inglaterra.
¿Era John Lennon un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos? ¿Formaba parte de algún grupo terrorista que justificara el acoso y la vigilancia de que fue víctima?
El filme documental Los Estados Unidos contra John Lennon transita, en torno al despiece, sobre estas interrogantes. Se ancla en las soluciones argumentales, narrativas e históricas y en sus más sustantivas respuestas, para crear una pictografía fílmica de Lennon, en ese período convulso.
The Beatles se había disuelto en abril de 1970 y el músico británico estaba inmerso en la cúspide de su carrera profesional: comenzaba una virtuosa carrera en solitario. En paralelo, protagoniza un intenso activismo junto a Yoko Ono, en favor de la paz.
Alistó su mira contra la guerra de Vietnam, el segregacionismo y el racismo sistémico de los Estados Unidos desatado históricamente contra la población de raza negra. John se involucró en varias campañas a favor de estas causas, articuló una activa y pacífica acción en respaldo a los más desfavorecidos.
Es significativa la incorporación en el filme documental de canciones legendarias compuestas por Lennon como Revolution (1968), John Sinclair (1969), Give peace a chance (1969), Power to the people (1970), War is Over (1971) e Imagine (1971), este último considerado por la historia como un himno pacifista que ha trascendido hasta nuestros días y que estremece por su fuerza y virtuosidad musical.
Estos apuntes armónicos, de sólida poesía, fueron importantes contribuciones a estas causas, incorporados en las llanas estructuras del documental como parte de la narrativa cinematográfica del filme, que edifica en su segundo tercio, la evolución social y el compromiso de John Lennon.
Su inclusión, como parte de un abanico de riquezas audiovisuales, son sostenidas por fragmentos estructurales de video clip o recomposiciones fílmicas que transmutan desde las estéticas de la fotografía periodística, el llano reportaje y los probados atributos del del retrato.
Leaf y Scheinfeld se apropian de un abundante arsenal iconográfico de Lennon, atesorado por décadas, incorporados para dibujar los contornos del mítico músico. Son históricas imágenes e inéditas interpretaciones fotográficas, pobladas de signos, mensajes y simbologías, que se afincan en la retina del lector audiovisual como recursos narrativos y encadenamientos biográficos.
Los realizadores de esta medular no ficción apuntan hacia otros dos momentos esenciales de la vida de Lennon. Una inusitada manera de hacer su luna de miel junto a su esposa Yoko Ono fue manipulada por los medios de comunicación en aquellos sacudidos tiempos. Un retiro performativo, un recogimiento en su habitación del hotel rodeados de carteles que invocaban a la paz, secundados por periodistas que buscaban en ese acto el morbo noticioso, el debate insulso, la noticia rosa que Lennon y Yoko no estaban dispuestos a dar.
La labor esclarecedora de esta pieza fílmica aporta perspectivas, ángulos, datos para una mejor visión de lo que podría parecer un show mediático. De una manera performativa estos artistas se pronunciaron contra la barbarie de la guerra, conscientes de que eran centro de atención de portadas de periódicos, minutos de telediarios y emisoras radiales.
Un elemento policial y de suspenso fortalece esta obra. La permanencia de Lennon y Yoko en los Estados Unidos estaba condicionada por un tiempo límite de su permiso de residencia en este país. Era el artificio perfecto que tenía Nixon para quitarse “del medio” a un hombre que le estorbaba. Una escalada de presiones “legales” se fueron sumando a la vida del artista, que es narrada en el documental desde los contenidos de los archivos históricos y los protagonistas aliados.
La cronología de esta contienda se matiza y estructura por las revelaciones de Yoko Ono y del abogado que asumió este caso. Documentos desclasificados, ya citados, certifican la persecución a la que fue sometido este artista excepcional. El filme reconstruye la paranoia de un sistema político en el que puede estarse clasificado como “políticamente incorrecto”. Lennon, desde la horizontalidad de la entrevista, comparte sus miedos, su conciencia de estar vigilado por la agencia federal de ese país, pero no deja de ser un hombre consecuente con los ideales de paz.
¿Qué pilares sustentan entonces la evolución de Los Estados Unidos contra John Lennon? ¿Qué claves aporta esta pieza documental a la historia del cine?
David Leaf y John Scheinfeld nos reconstruyen un esencial capítulo de la biografía de John Lennon, ponderan el valor del arte como constructor del pensamiento, como legitimador de la palabra frente al poder que desconoce la voluntad de las sociedades, del pueblo protagonista de la democracia.
Esta pieza fílmica materializa un rico arsenal de recursos artísticos y creativos, en función de recomponer aquello que los medios y los aparatos de poder estadounidenses articularon en torno a un período, un país, un personaje. Es parte de la encomienda del cine documental responder a estos preceptos legados por la historia. (Tomada de cuba en Resumen).
Nota:
Ficha técnica
Título original: The U.S. vs. John Lennon
Título en español: Los Estados Unidos vs. John Lennon
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 2006
Duración: 90 minutos
Productora: LSL Productions Authorized Pictures Lions Gate Films VH1 Rock Docs
Dirección, producción y guión: David Leaf y John Scheinfeld
Fotografía: James Mathers
Montaje: Peter S. Lynch II