El 5 de noviembre de 1975 la esclava Carlota – sublevada en 1843 contra el colonialismo español en el matancero ingenio Triunvirato- “regresaba” a las tierras del continente africano. Lo hacía dando nombre a la operación militar que marcaba la entrada de los internacionalistas de la Isla en la lucha por la libertad del pueblo angoleño.
Entre los días 2 y 3 de noviembre se derramaba la primera sangre cubana en Angola, cuando caían en Catengue (al sur de Benguela) asesores militares de la nación antillana y sus alumnos angolanos del Centro de Instrucción Revolucionaria, al intentar detener el avance de la columna blindada sudafricana que avanzaba desde Namibia hacia Luanda.
La Operación Carlota supuso la participación de más de 300 mil cubanos, entre 1975 y 1991, en esta epopeya africana; acción militar que costó dos mil vidas de cubanos. Una epopeya que contó también con gran participación de la prensa nacional, a quienes se reconoció este 12 de noviembre en la videoconferencia desarrollada desde la sede nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec); y en la que participaron colegas de más de 10 provincias del país.
“En el contingente de miles y miles de cubanos estuvieron decenas de colegas de la prensa. Murieron algunos, a esos los llevamos en la memoria; pero, la mayoría regresó para contarlo. Ellos dejaron su huella en África y, sobre todo, se llevaron de África la huella de la libertad lograda con la ayuda internacionalista”, señaló Jorge Legañoa Alonso, vicepresidente de la Upec y moderador del encuentro virtual.
La periodista, y reconocida locutora de radio y televisión, Teresita Segarra Padrón fue una las integrantes del equipo de prensa de Verde Olivo en Misión Internacionalista en suelo africano. Su voz traspasaba el éter, a diario, en el programa La Hora en Español, de la Radio Nacional de Angola, y llegaba a los distintos lugares en que estaban desplegados los antillanos con noticias de su tierra y leyendo cartas que eran enviadas por los combatientes a la emisora.
“Nuestra vida allí fue muy limitada, prácticamente no se podía salir de la redacción por las condiciones en las que se encontraba la lucha en ese momento”, rememoró Segarra Padrón, quien recordó que algunos soldados le comentaron que pedían pases en los túneles donde se encontraban bajo tierra para para escuchar la transmisión.
“Años después se me han acercado internacionalistas y me han dicho «esa voz no se me olvida»”, apuntó la periodista a la que le confesaron que ella significaba un fuerte vínculo con Cuba.
Alberto Núñez Betancourt, actual director del periódico Trabajadores, recién graduado de la carrera de Periodismo cumplió su servicio social en Angola, reportando lo acontecido con las tropas cubanas en la Operación Carlota.
Núñez Betancourt confesó que en la fraseología usada por los combatientes antillanos para implementar códigos de comunicación que no pudieran ser decodificados por sus adversarios estaba presente el humor criollo.
Refirió que aún en las difíciles condiciones de la vida en los túneles bajo tierra se sentía el espíritu isleño en actos que pudieran parecer pueriles, como la primera colada de café del día.
“Nosotros somos hijos de África. Informar de la Operación Carlota fue una verdadera lección de historia, en vivo”, resaltó.
De nuevo en Cuba, el joven periodista fue ubicado en el rotativo Granma, como miembro del colectivo periodístico del diario tuvo la oportunidad de volver en el año 1991 a territorio angoleño para cronicar el desplazamiento de la última caravana militar y el posterior vuelo que trajo a los internacionalistas a la patria.
También, como periodista de Granma, Jesús Mena Aragón cubrió el retorno de los últimos participantes en la Operación Carlota; años antes, él había realizado el mismo camino de regreso a casa. Mientras se fundía en un abrazo con los combatientes sabía cómo latían su corazones y podía adivinar lo que pasaba por sus mentes.
A Ramón Pacheco Salazar, fororreportero del semanario matancero Girón, le tocó dejar asentadas para la historia las imágenes de la Operación Carlota. Con su cámara captó las escenas de un país en pugna: fotografías que se sumaron a las realizadas por sus colegas gráficos, y que en un derroche de ética periodística sin precedentes mostraban la crudeza de la guerra.
Otras anécdotas confluyeron en el encuentro virtual: el también matancero Roberto Pérez Betancourt recordó la serenidad de los testimonios de los jóvenes que pelearon en Cuito Cuanavale, donde cubanos y angolanos reafirmaron la victoria frente a las fuerzas invasoras sudafricanas entre octubre de 1987 y marzo de 1988, en una de las batallas más trascendentes de la historia moderna.
El villaclareño Normando Hernández Castro apuntó que fuera de los reportes de la prensa quedaron muchos de los hechos acontecidos en este periodo, como el de la visita de Fidel, en marzo de 1977, a los combatientes antillanos en la provincia angoleña de Huambo.
Por ser uno de los focos de las fuerzas adversarias pertenecientes a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), los cubanos habían bautizado a los caminos de la región como “la trocha de Júcaro o Morón” – en alusión a la línea fortificada que en la guerra de independencia de 1868 pretendía impedir a los insurgentes de Cuba cruzar hacia el occidente del país-.
Hernández Castro rememoró que en el periplo del líder de la Revolución los asesores no habían contemplado el territorio, debido a la cercanía del enemigo. Sin embargo, Fidel aterrizó en el lugar y se pasó todo un día con los reclutas allí desplegados.
Elsa Blaquier Ascaño dijo que junto a un equipo de periodistas de los medios nacionales llegó a Angola el Día de los Padres, en junio de 1988, mientras las tropas avanzaban hacia Calueque. La periodista enfatizó que, desde Cabinda hasta Cunene, la mujer tuvo protagonismo en la lucha por la liberación: como integrantes de las brigadas médicas que atendían bajo tierra o en tiendas de campaña a heridos militares y civiles; como profesoras en los cientos de escuelas improvisadas en cada poblado; o como parte de las dos brigadas de artillera femenina existentes.
Para Hedelberto López Blanch, periodista de Juventud Rebelde y autor de varios textos a raíz de su experiencia como corresponsal de guerra en África, hablar de la Operación Carlota y de la historia internacionalista de Cuba en el continente negro amerita mucho más que hacerlo en las fechas señaladas en el calendario cuando se aproxima algún aniversario.