La muerte de un hombre brasileño de 32 años que participaba en los test de la vacuna contra la COVID-19 del laboratorio chino Sinovac, se debió a un suicidio y no a un efecto adverso grave del preparado.
Esta revelación, de la cadena de televisión Globo, anuló las dudas que condujeron a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), el órgano regulador brasileño, a ordenar la interrupción inmediata de los ensayos este lunes 9 de noviembre.
El Instituto Butantan, dependiente del gobierno de São Paulo, centro que coordina los ensayos clínicos de este preparado en Brasil, manifestó su extrañeza por la decisión de Anvisa y dejó claro que la muerte del voluntario no tenía relación con la vacuna.
Asimismo, Dimas Covas, director del Butantan, acusó al órgano estatal de difundir el pánico entre la población y de sembrar dudas sobre la seguridad de la vacuna de forma gratuita. «Se fomenta un descrédito gratuito, ¿a cambio de qué?», acentuó.
La institución aseguró además que la Anvisa ya sabía que el voluntario se había suicidado y que aun así decidió parar las pruebas.
El gobierno de São Paulo acordó la compra de 46 millones de dosis CoronaVac y la producción del inmunizador por parte del Instituto Butantan.
Después de la suspensión, el presidente Jair Bolsonaro celebró lo que consideró una victoria sobre João Doria, gobernador de dicha ciudad.
En el país suramericano participan 13 mil voluntarios en el ensayo del preparado de Sinovac. Todos ellos son profesionales sanitarios.
(Tomado de Cuba en Resumen)