El joven revolucionario Manuel Aguiar García fue asesinado el 1ro de noviembre de 1958, como tantos otros, víctima de la tiranía de Fulgencio Batista. Su corta existencia la puso a disposición de sus ideales independentistas, por lo que el Instituto de Segunda de Enseñanza de Marianao, donde estudiaba, se convirtió en su principal terreno de enfrentamiento contra la dictadura.
Manolito Aguiar, como era conocido, nació el 25 de enero de 1940 en el habanero municipio de Marianao. Provenía de una familia humilde que vivía en Buenavista. Lleno de sueños ingresa al Instituto, donde fue presidente de la Asociación de Estudiantes. En las manifestaciones, huelgas y todas las actividades estudiantiles siempre estaba presente.
En el Cuartel de Columbia (hoy Ciudad Escolar Libertad), la principal fortaleza militar de Cuba y sede de la jefatura del Ejército, tenían emplazada una ametralladora calibre 50 hacia la puerta principal del Instituto de Marianao, a 30 metros de distancia. Cerca también radicaban la 16 estación de policía, el Buró de Represión Anticomunista (BRAC) y el Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Cuando asesinaron al estudiante Conrado Duany en 1957, Manolito irrumpió en el centro y convocó a una manifestación. Para hacer pública la denuncia el alumnado salió a la calle. El líder estudiantil encabezó la huelga con el revólver del director del colegio apuntándole al pecho para que desistiera de continuar con la protesta. Como resultado de la manifestación fue expulsado del Instituto y arrestado por la policía; las torturas y amenazas no lo doblegaron.
Continúa estudios en una academia privada de Comercio. A partir de ese momento su incorporación a actividades conspirativas se incrementa, y es designado jefe de una zona, con el grado de capitán de milicias.
A finales de 1958 una represión sangrienta reinaba en las calles de La Habana. El 1ro. de noviembre de ese año Manolito esperaba a su contacto con la dirección del Movimiento 26 de Julio en la capital, mientras tomaba un refresco en el Bar Encanto, en 100 y 51, Marianao.
La tiranía batistiana había convocado para dos días después a una farsa electoral de la que ya se sabía quién sería el ganador. Pero todos también conocían que los revolucionarios iban a sabotear los fraudulentos comicios.
El contacto tardaba demasiado. De pronto, un auto frenó, y se bajan Calviño, Riverito y Ariel Lima, traidores del Movimiento. Manolito los reconoció enseguida y desenfundó su pistola, pero Calviño lo hirió gravemente en el cuello. Los tres se acercan al caído; mientras, Calviño alardeaba de su puntería. Ante la mirada de todos, lo remata con un tiro en la sien. Solo tenía 18 años.
(Tomado de Tribuna de La Habana)