Esta emisión abordó los cambios operados en Cuba en los primeros veinte meses de Revolución en el poder, desde enero de 1959 hasta la Primera Declaración de La Habana.
Las imágenes, tomadas del Noticiero Icaic, de la atención a los niños limpiabotas, de la respuesta popular a las primeras medidas del gobierno estadounidense contra el proceso revolucionario, las palabras de Fidel explicando de modo anticipado pero muy coherentemente la forma en que la nueva sociedad emergida de la Revolución institucionalizaría su democracia en contraste con la farsa electoralista, tuvieron complemento en el testimonio de Fabián Escalante. Fabián explicó desde su experiencia personal las transformaciones de esos primeros meses en la vida cotidiana de los habaneros, las “tres Habanas” que vivían realidades bien distintas, también pasaron por la pantalla unas palabras de Carlos Puebla sobre la realidad de los trabajadores cañeros antes de la Revolución, para cerrar con las imágenes del Noticiero dirigido por Santiago Álvarez que recogen los días previos a la Primera Declaración de La Habana, seguidas de testimonios gráficos de ese momento fundacional de la política exterior que le ha granjeado a Cuba respeto en el mundo entero. Temas clásicos del propio Carlos Puebla, de Vicente Feliú, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y una guaracha interpretada por Celia Cruz en 1959, dedicada a la Reforma Agraria, constituyeron el hilo musical del espacio, que también tuvo la presencia de otros gigantes de la cultura cubana como Sindo Garay, Alejo Carpertier y Nicolás Guillén junto a la democratización del acceso al libro y las bibliotecas en los campos y ciudades de la nueva Cuba.
Tanto los elogios como las molestias comenzaron temprano, cuando aún no había concluido la emisión. Desde una cuenta en Twitter llamada oximorónicamente Disidente Digno Libre que reproduje en mi perfil en Facebook se nos acusó de “engañar al pueblo” y ser “un programa que vende bien la utopía de la Revolución cubana”, mientras en paralelo se acumularon reacciones en otros espacios de esa red social que aplaudieron el modo en que el programa abordó un período fundamental de la historia de Cuba. Entre 260 emisiones esta es de las que más opiniones favorables ha despertado y también ha sido la que más ataques ha recibido. No pocos han pedido que se retransmita. En el blog dejaron un comentario cuestionador sobre la emisión que ha acumulado el mayor número de reacciones: “Cierto que la canción sobre la Reforma Agraria es buena y responde a ese momento histórico, pero el comentario sobre Celia (Cruz) y la postura contra Cuba que mantuvo hasta su muerte me parecieron muy pálidos!!” y otros del lado contrario se lanzaron contra cualquier posible retransmisión, menos mal que la censura sólo existe a noventa millas al Sur de Miami, donde publicaciones como esa se financian.
Es la misma publicación que no hace mucho anunciaba que las «tropas del régimen» se adelantaban a la capital para reprimir protestas, según probaba una foto, pero en jeeps con chapas (matrículas) que caducaron hace años, un paisaje de Santiago de Cuba y no de La Habana, y edificaciones de fondo que ya no existen en la realidad… y habla de manipulación.
En el programa más de una vez hemos asumido con respeto la obra de figuras que han sido políticamente hostiles a la Revolución, desde Jorge Luis Borges hasta Mario Vargas Llosa y Jesús Díaz, a algunas de ellas le hemos dedicado emisiones completas y nunca ha sido nuestro estilo -como algunos nos reclaman ahora- decir si antes la televisión cubana se había referido a ellos. Sería oportunista hacer méritos a costa de silencios de otros. Lo que sí hemos hecho es poner esas figuras en un contexto histórico, político y social, y no dejar de decir, que en el caso de Celia Cruz –cuya presencia tanto ha irritado a algunos- incluye la guerra de la ultraderecha asentada en Miami contra su país de origen, por más que su indiscutible talento y connotación como la extraordinaria intérprete de la música cubana que es la hagan trascender mucho más allá de eso. Como ha dicho el portal Cuba Sí, documentos desclasificados del FBI y publicados (curiosamente solo en inglés) por The Miami Herald después de su muerte revelan cómo organizaciones extremistas de Miami aprovecharon las limitaciones migratorias impuestas para su traslado a Estados Unidos alegando vínculos con el partido Socialista Popular antes de 1959 para acercarse a a ella en los momentos de más aguda confrontación entre ese país y Cuba, en esa publicación se alude incluso a recibos a su nombre por pagos para armamento a organizaciones paramilitares que actuaban contra la Isla y se le obligaron a presentar para ser admitida en Estados Unidos. El diario español El País publicó el 4 de marzo de 2018: “En 1963, estaba tramitando el permiso de residencia en EE UU y en plena Guerra Fría una cubana debía dar cuenta al Departamento de Estado de su probidad ideológica. Así, el grupo paramilitar anticastrista en el exilio Alpha 66 redactó una carta en la que afirmó que “la formidable y sensacional cantante cubana” era “una legítima amante de la democracia y por lo tanto una anticomunista por naturaleza”.” Las empleadas sobre Celia Cruz son las mismas prácticas de manipulación y extorsión políticas que hemos visto volver a operar recientemente contra artistas cubanos en la ciudad de Miami. Ahí está Chaplin saliendo de Estados Unidos para saber cómo no vale el aporte artístico si naciste en otro suelo y tu postura política no es aceptable para el sistema que se dice el más democrático del mundo, o Lennon, que enfrentaba un proceso de deportación cuando fue asesinado.
Es un tema complejo, porque muchos en Cuba han sufrido en sí mismos, y en familiares y conocidos, las acciones de esas organizaciones violentas, aunque comparto las palabras del cineasta Jorge Fuentes que junto a otras expresiones apartadas de la común doctrina he recogido en mi perfil de Facebook: “Deberá llegar el día en que no tengamos que defender a Celia Cruz la grande, la extraordinaria intérprete de la música cubana de todos los tiempos, y se supere la contradicción revolución-arte (cuando realmente lo sea) que perfectamente se puede identificar como una construcción del absurdo y la estupidez. Si la revolución no cupo en Celia, ella sí cabe en la revolución y todo el arte genuino que produzca un cubano en cualquier parte, sin exigirle nada, aunque él no los haya exigido a nosotros. Miami no puede hacer semejante acto de justicia con los artistas nuestros que apoyaron y apoyan la revolución de Fidel Castro, nosotros sí.”
Se ha dicho que en Cuba se niega la obra de escritores y artistas nacidos aquí y asentados fuera de ella. Hace seis años, a propósito del centenario de Gastón Baquero, cuya antología poética La patria sonora de los frutos, compilada por Efraín Rodríguez Santana, se publicó en el año 2001 por la editorial Letras Cubanas, trabajando yo en el Instituto Cubano del Libro (ICL), escribí: “Silenciar la postura de una figura literaria o artística ante hechos relevantes de la historia puede resultar tan injusto como subordinar el valor de una obra a la ideología de su autor. Habría que Pesar todo, como tituló un poemario el argentino Juan Gelman.” La experiencia que viví en el ICL es la de la inclusión: No pocos escritores residentes en el exterior están en los catálogos de las editoriales cubanas, por encima de sus posiciones políticas. Se ha mencionado a Guillermo Cabrera Infante, que se negó a ceder sus derechos de autor para antologadores cubanos, al igual que los herederos de Reinaldo Arenas, pero no ha quedado por la voluntad de las instituciones culturales cubanas de publicar la obra de dos importantes escritores que hicieron campaña política contra la Revolución. La más reciente edición del Diccionario de la literatura cubana y el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana, este último de Radamés Giro, recogen respectivamente la trayectoria de escritores y músicos cubanos independientemente de donde vivan. También lo hace la enciclopedia colaborativa cubana EcuRed. Por cierto, una reacción similar a esta de ahora es la que sucedió en medios miamenses cuando publicamos el primer numero de La Jiribilla, dedicado al autor de El mundo alucinante, libro del que a pesar de negársenos sus derechos adquirimos ejemplares para las bibliotecas públicas del país.
Se han cuestionado las palabras de Fidel Díaz-Castro presentando a Celia Cruz en el programa, “importantísima” es el adjetivo que usó, y también el modo en que se refirió a la evolución de la carrera de la “guarachera de Cuba”, tratando de ubicarla en el entorno de una época muy convulsa políticamente. Respeto a quienes se han expresado de manera diferente sobre el tema y creen se debió hacer de otro modo, es su derecho. Pero es difícil creer en los motivos culturales de aquellos que se han empleado en una campaña de linchamiento que nada tiene que ver con la cultura ni con las ideas, abogando por la amplitud de la cultura pero repitiendo lo que el director de la revista Temas, Rafael Hernández, ha calificado de “propaganda anticomunista barata”, y sorprende mucho cuando lo hacen personas tenidas por inteligentes e informadas en la misma cuerda del Otaola que insulta diciendo “culturosos” a los que hacemos La pupila asombrada. ¿Así se defiende la cultura cubana? Dolorosamente la combatividad de ahora contrasta con el conveniente silencio cuando la misma maquinaria que se lanzó contra La pupila asombrada ha linchado mediáticamente desde Miami a actores y músicos cubanos y se ha llegado a poner a alguno de ellos en peligro de muerte en salas de terapia intensiva.
Dudo que por personas sinceramente preocupadas por la cultura y por Cuba no se aluda a las imágenes rescatadas de un documental prácticamente desconocido como Cuba Sí, a un documento fundamental para nuestra soberanía de la magnitud de la Primera Declaración de La Habana, ni a las conmovedoras imágenes de niños limpiando botas en las calles de esa ciudad que ahora la maquinaria de odio pretende idealizar, mientras un hecho que cambió la vida de cientos de miles de los cubanos y cubanas más humildes como la Reforma Agraria es sólo el tema de una canción que molesta. Fabricar una cortina de humo que oculte todo eso y atacar un programa de televisión que como el “Disidente Digno Libre” no soportan pareciera el verdadero objetivo de quienes se rasgan las vestiduras con palabras como “odio”, o “manipulada” que nunca se dijeron por quien presentó la canción. Es propio de censores, de estalinistas y Torquemadas, y no de intelectuales o artistas, suponer intenciones aviesas y condenar a partir de prejuicios que no se sustentan en hechos.
No es el estilo de La pupila asombrada aludir a Premios Grammy y similares, pero en este caso se le reclama por no haberlo hecho sospechando razones políticas cuando no se dice que precisamente ese premio excluyó durante décadas, aunque en los últimos años eso ha cambiado, a algunos de los más grandes compositores de la música en habla hispana por motivos del mismo carácter.
Se ha llegado a decir que alguien nos manda a poner tal o más cual contenido en el programa. Cree el ladrón a todos de su condición, pero debo decirles que los contenidos de La pupila asombrada los decide su colectivo, nadie más.
Se ha dicho que debió afirmarse en el programa que a Celia Cruz se le prohibió venir a Cuba a la muerte de su madre, lo que de ser cierto sería doloroso y lamentable. En el documental Celia Cruz regresó a La Habana, de José Luis Lobato en 2004, varias familiares tienen otro punto de vista, se plantea que no viajó a Cuba en esa ocasión por razones de trabajo, también se recoge que el funeral tras ese fallecimiento tuvo la dignidad requerida y a él acudieron numerosas figuras de la cultura cubana. La fecha -7 de abril de 1962-, es la de un momento de máxima tensión, prácticamente un escenario de guerra entre Estados Unidos y Cuba que desembocaría en la Crisis de Octubre con peligro de guerra nuclear. Figuras de la cultura cubana y familiares hablan en ese material con mucho respeto sobre ella y sitúan la causa de su no regreso a Cuba a lo largo de los años más en el clima de intolerancia política en Miami que en el gobierno cubano.
Este documental fue publicado el lunes 31 de agosto en La pupila insomne, quienes no indagaron en otras fuentes para al menos incluir otro punto de vista en busca de la verdad han preferido ignorarlo, es más fácil repetir lo que la maquinaria de propaganda anticomunista de Miami, aprovechando el silencio de nuestros medios de comunicación, ha convertido durante mucho tiempo en la versión única del tema, pero hablan de pluralismo. Ha existido después de eso tiempo de rectificar, o al menos para decir que existe otra versión de lo que aseguraron, pero parece ser que la búsqueda de la verdad no es importante si no encaja en el estereotipo.
Es contradictorio admirar a una artista y dar más credibilidad a una maquinaria propagandística con un largo historial de fake news sobre Cuba que a su familia cercana que reside en la Isla. ¿Será por esto último? Una maquinaria propagandística que no se detuvo ni ante su muerte, ocurrida en New Jersey el 16 de julio de 2003, a propósito de la cual el conocido periodista Max Lesnick escribió en Réplica de Radio-Miami: “En un acto de vulgar oportunismo político, esta organización del exilio, que se ha caracterizado por toda una historia de sectarismo y prepotencia —porque son la gente del dinero— trae a Miami los restos mortales de Celia Cruz para que sean expuestos en un edificio propiedad de la familia Mas Canosa, con el deliberado propósito de convertir su velorio en una tribuna política desde la cual proyectar el sectarismo que hará de la Celia de todos en una Celia Cruz de solo una parte de los cubanos”. Jeb Bush, gobernador del estado de La Florida que tanto hizo junto a su hermano el Presidente George W. Bush, por separar las familias cubanas impidiendo remesas y viajes, expresó: “Salió de la pobreza, escapó a un dictador opresivo, abrazó el sueño americano”, y El Nuevo Herald, el mismo que ahora apuntó su dedo acusador contra La pupila asombrada, dijo entonces: “Su figura era enarbolada ayer no solo como “la reina de la salsa”, sino también como un símbolo del exilio”. ¿Tendrá todo eso algo que ver con los ataques de estos días?¿Será que el “símbolo del exilio” no puede salir en la televisión cubana cantándole a Fidel y a la Reforma Agraria?
Pero dejemos la política a un lado y hablemos de música. Más increíble aún es que una figura de la trascendencia de Sindo Garay –a quien le dedicamos en solitario una emisión completa en sus 150 años-, que esa misma maquinaria ignoró, haya aparecido por primera vez desde que tengo memoria en la televisión cubana entonando su canción Mujer bayamesa, una obra fundamental de nuestra cultura, y quienes han revisado con lupa la emisión no le hayan destinado una coma en sus análisis del programa. Celia Cruz es sin dudas una gran artista pero Sindo Garay no lo es menos para ignorarlo de ese modo cuando se revisó con afán inquisidor el programa.
¿Cómo se puede pasar por alto un hecho tan significativo como ese?¿Molesta una canción muy anterior a 1959 que termina diciendo: “pero si siente de la Patria el grito, todo lo deja, todo lo quema, ese es su lema, su religión.”?
Como dije al principio de este texto, también muchos han sido los elogios, en público y en privado, incluso de personas reconocidas por su aporte a nuestra cultura, a ellas muchas gracias. Tienen una obra y no necesitan posar de todólogos con un sólo sesgo: hablar de sí mismos. Por supuesto, no serán amplificadas por la maquinaria de odio dedicada a dividirnos, a la que sólo le interesa la música, y cualquier otra expresión cultural, para atacar a la Revolución cubana, y por eso doy un breve espacio a una pequeña selección de sus comentarios en este post:
Guille Vilar (Crítico y promotor musical):
“Hermano, con todos estos merecidos elogios, te digo que me encantó el fragmento de la entrevista de Fidel, el tratamiento a Celia Cruz y el video de Silvio y Pablo, material que no se debe de poner necesariamente tan tarde en la noche. No me parece que otros programas lo pongan. Muy buen programa y el set, como me lo imaginaba, estelar…!!!“
Carlos Tablada (Escritor, Premio Casa de las Américas)
“Gracias Iroel por el Programa, mis hijos -niño y alolescente- les gustó mucho y aprendieron con Arte y buen gusto. Abrazos Carlos”
Israel Rojas Fiel (Músico, líder de la banda Buena Fe):
“No siempre puedo ver el programa, pero el de anoche, lo disfrutamos en casa. Lo recomiendo.”
Omar Valiño (Crítico teatral, Director de la Biblioteca Nacional y miembro del equipo del programa):
“La Pupila de esta noche directa al corazón de quienes tienen fe. Por eso, no apta para cardíacos de derecha, conscientes o soterrados. Me encantan estas pantallas detrás cuando converso con Karen sobre “Cuba sí”, el poco conocido documental del raro Chris Marker.”
Oni Acosta Llerena (Crítico musical):
“La transmisión anoche del programa de TV La Pupila Asombrada ha expuesto varios matices a tener en cuenta en torno a la actualidad de diversos temas, que inclusive fueron -y son, lamentablemente- tabúes y monopolios exclusivos en ciertas zonas del pensamiento hoy, con creencia del meta criterio o criterio absolutista y excluyente. La actualidad del Noticiero Icaic Latinoamericano es sorprendente, así como el acercamiento histórico e informativo a eventos y figuras como Guillen, Sindo y Carpentier. La presencia de la Sonora Matancera y de Celia Cruz también muestra una arista poco conocida de dicha orquesta, y que algunos comparan con un sacrilegio, al no contener el discurso de odio y exclusiones que hubiesen deseado. Ver y escuchar a Fidel en 1960 pero tan actual, es una señal que algunos derroteros han intentado borrar o deslegitimar desde el auto ostracismo o desde posiciones secuestradas de lucha de clases, raciales, republicanas o de anarquías. Y el cierre junto a Silvio y Pablo vino a enmudecernos y a recordarnos que, aunque quieran arrebatarnos o negarnos la utopía, para muchos fue y sigue siendo una razón de vida.”
Ray Fernández (Trovador):
Hola, buenas noches, me gustó mucho esta emisión del programa, graciasssss, jjjjjj, si los perros ladran, es porque uds existen, a buen entendedor,jjjjjj