En los primeros años del siglo XIX la ciudad de Matanzas acogió a algunos de los más ilustrados insulares de la época, algunos residentes en la entonces próspera urbe y otros de tránsito hacia el centro y el oriente del país. Entre estos destacados intelectuales se encontraba Domingo del Monte, cuyas tertulias literarias eran de las más conocidas —incluso en la capital—, amén de otras que ya se habían establecido o comenzaban a germinar.
Tal apogeo de las letras, unido al desarrollo de la imprenta -incorporada a la vida social de la localidad hacia el año 1812- motivó el surgimiento de los primeros periódicos, entre ellos El Patriota y el Diario de Matanzas, con poca trascendencia dentro del ámbito cultural. No es hasta la aparición de La Aurora de Matanzas que puede referirse a un incipiente periodismo con cualidades sin precedentes, fundado el 2 de septiembre de 1828, perteneciente a la Diputación Patriótica —filial de la Sociedad Económica de Amigos del País, que tuvo entre sus fines promover los adelantos de la enseñanza—, cuyo primer ejemplar fue prensado en la imprenta de quien fuera su primer director hasta el año 1831, Antonio Pereira.
Calificado por el destacado pedagogo y escritor Pedro José Guiteras Font —fundador en Matanzas de la escuela popular La Empresa—, como “El príncipe de los periódicos cubanos del siglo XIX”, La Aurora… vino a revolucionar la cultura matancera, no solo por sus diseños tipográficos y por su contenido literario, político y sociológico, sino además porque se erigió en tribuna de la vanguardia artística en disímiles expresiones, como la literatura, las artes visuales y la música —incluso publicó partituras, como un vals de Ludwig van Beethoven, aparecido el primero de enero de 1835, con el propósito de halagar a la Reina Isabel, de España—.
Guiteras, hombre con sólida cultura, subrayó en 1886 que el surgimiento de este órgano de prensa propició la reforma del periodismo cubano, es —dijo— un “diario político y literario digno de elogios por la elegancia de su impresión y su extensión, la variedad de materias que abraza y el orden y buen gusto de su redacción”.
El célebre historiador, profesor universitario, periodista, bibliógrafo y americanista cubano, Antonio Bachiller y Morales, afirmó que esta publicación era “el mejor periódico político y literario de esta isla”; en tanto elogió su adelanto en el ejercicio del periodismo, no solo en su esencia, sino también en la “belleza de las formas”, a lo que sin dudas contribuyó el interés editorial por la poesía, al punto de convertirse en tribuna del movimiento generado por la escuela romántica, algunos de cuyos principales exponentes encontraron espacio en sus páginas, como Plácido, José Jacinto Milanés, Francisco Iturrondo y Sebastián Alfredo de Morales, entre otros.
Durante sus 71 años de existencia al servicio de las clases dominantes en la primera ciudad moderna de la Isla, La Aurora…, reconocido como un periódico oficialista, experimentó significativos cambios en su formato, tipografía, secciones, contenido, dirección y el nombre: sucesivamente se llamó La Aurora de Matanzas, La Aurora, La Aurora de Matanzas nuevamente y en 1857, al fundirse con el Yumurí pasó a denominarse La Aurora del Yumurí, que existió hasta el año 1900.
A través de más de tres cuartos de siglo mantenido entre las publicaciones preferidas de los matanceros, y en particular de sus intelectuales y artistas, el periódico contó con numerosas sesiones, algunas por corto tiempo, otras durante años, pero siempre dedicó sostenidos espacios a las noticias relacionadas con la vida política, social y cultural de aquella región, así como de Cuba y de otras latitudes, además de hacer referencia al acontecer nacional y del resto del mundo, las ordenaciones oficiales, el quehacer jurídico, los negocios mercantiles y la prolífica actividad en el puerto. No faltaban las crónicas, los anuncios clasificados, las secciones de variedades, de adelantos científicos, los artículos históricos y de costumbres, así como notas referentes a la venta, compra, alquiler y fugas de esclavos.
En algunas de sus ediciones se reproducían trabajos interesantes aparecidos en prestigiosos periódicos y revistas, tanto cubanos como extranjeros, particularmente españoles.
Vale destacar que este fue el primer órgano de prensa que en Cuba y Latinoamérica reseñó un juego de pelota ocurrido el 29 de diciembre del año 1874, periodismo especializado en deportes que solo fue antecedido por Estados Unidos.
Entre las secciones más buscadas por los lectores se encontraban Sala capitular, Noticias políticas, Estadística Militar, Variedades, Tribunales, Avisos de Teatro, Comunicados, Noticias Científicas, Música, Modas, Costumbres, Moral, Industria, Agricultura, Educación, Crítica Literaria, Parte Mercantil, Parte Económica, Mesa Revuelta, Observatorio Matancero, Misceláneas, Diario Histórico, Revista de Periódicos del Interior, Mosaico, Tertulias de las señoritas del Yumurí, Revista General, Telégrafo, Reseñas del Mes, Biografías, Noticias de Matanzas, Temperatura, Taracea, Memoranda, Remitidos, Revista Local Habanera y Poesías.
Además de José Pereira —en dos ocasiones, de 1828 a 1831; y de 1833 a 1838—, tuvo como directores a Tiburcio Campe, Francisco Coronado y Delicado, Rafael Otero, José Quintín Suzarte, José de Armas Céspedes, Francisco de P. Flager, Ernesto Lecuona , Pedro Alejandro Boissier y José Franco.
En su nómina de redactores sobresalieron José de Ibarra, Francisco E. de Abreu, Ricardo del Monte, Ramón de Palma, Cirilo Villaverde, Domingo Del Monte, Idelfonso Estrada y Zenea, entre otros, y entre sus colaboradores y escritores asociados estuvieron figuras de gran relevancia, como José Antonio Saco, José María Heredia, Miguel Teurbe Tolón, Esteban Pichardo, José Jacinto Milanés, Plácido, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Emilio Blanchet, Francisco Poveda y José Fornaris.
La larga existencia de este periódico refleja —de la manera más completa y confiable— la historia de Matanzas durante casi todo el siglo XIX: desde su fértil desarrollo económico y social, hasta su extraordinario movimiento artístico y literario, en tiempos en que se gestaba el posterior calificativo de aquella urbe: La Atenas de Cuba.
En la actualidad, gracias al interés de generaciones de historiadores, conservadores y bibliotecarios, la colección casi completa de La Aurora… forma parte de los tesoros más valiosos de la Biblioteca Gener y Del Monte, donde es utilizado como imprescindible fuente de consulta para estudiosos e investigadores. Sin embargo, tales ejercicios de consulta ponen en riesgo los originales de los ejemplares que allí se atesoran, razón por la cual, se ha generado un movimiento en favor de la urgente digitalización de las páginas de este importante patrimonio.
La Aurora del Yumurí, a propuesta de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO y del Comité Nacional Cubano de la Memoria del Mundo, fue incluido, en el año 2013, en la lista de la Memoria del Mundo, categoría que no posee ningún otro órgano de prensa en nuestro país.