Estamos de plácemes y orgullosos, cada día crecen los clamores mundiales por otorgarle el Premio Nobel de la Paz al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, creado el 19 de septiembre de 2005 por el Comandante Fidel Castro.
Y es que nuestros médicos, científicos y personal de la salud, sin importar los riesgos que entraña enfrentarse cara a cara ahora a la Covid-19 y antes al ébola y otras calamidades, dedican todos sus esfuerzos en cualquier rincón del mundo, ganando el respeto, la simpatía y el aplauso de los pueblos.
Los cimientos de este excepcional sentimiento solidario e internacionalista se remontan a la década de 1860, cuando algunos criollos que fraguaban la lucha por la independencia de Cuba fueron descubiertos y se vieron obligados a emigrar a los Estados Unidos. En aquellos momentos Abraham Lincoln había sido elegido presidente de los Estados Unidos y proclamó la libertad de los esclavos en toda la nación americana, lo que motivó que en 1861 los once estados esclavistas del sur se separaran de la Unión, constituyendo los Estados Confederativos y lucharan contra los norteños en lo que se llamó la guerra de Secesión norteamericana.
La determinación de Lincoln de liberar a los esclavos y su llamado al pueblo pidiendo voluntarios para defender ese derecho, sensibilizó a los criollos rebeldes exiliados en los Estados Unidos y muchos de ellos se alistaron en el ejército y alcanzaron altos grados militares. Una vez logrado el triunfo de Lincoln, los cubanos volvieron a sus quehaceres atentos a los preparativos de la insurrección cubana para incorporarse a la lucha.
Tras el grito de Cuba libre lanzado por Céspedes en el ingenio de la Demajagua, en el Nueva York de 1869, la Junta Cubana preparó una expedición al mando del mayor general norteamericano Thomas Jordan para apoyar la lucha de los criollos, la cual zarpó en el buque Perrit .
Según los historiadores Edilberto Marban y Elio Leyva “los días 11 y 12 de mayo de 1869 y en horas de la noche y la madrugada desembarcó en la bahía de Nipe, península El Ramón, la expedición mambisa del Perrit. En ella llegaron a Cuba 100 cubanos y 85 extranjeros, entre oficiales y soldados, cinco ingenieros y cuatro médicos”. Estos eran Sebastián Amábile Correa, Antonio L. Luaces Iraola, y M. Bellac, graduados en universidades norteamericanas y médicos militares veteranos del ejercito de Lincoln que habían alcanzado altas graduaciones durante la guerra de secesión, y José M. Párraga, graduado en la Universidad de La Habana y quien al conocer el alzamiento de la Demajagua viajó a Nueva York para servir a la Revolución. Los cuatro son el embrión de lo que siglo y medio después se trasformaría en el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”.
Y precisamente, Henry Reeeve, que da nombre a nuestro contingente de batas blancas, vino también a bordo del Perrit. El Inglesito, como le llamaban los cubanos, nació en Brooklyn (Nueva York), el 4 de abril de 1850, y fue músico timbalero del ejército de Lincoln cuando apenas tenia 15 años. A principios de mayo de 1869 se une a la expedición del vapor Perrit como ayudante del mayor general Thomas Jordan. Durante siete años peleó con bravura en más de 400 combates junto con los mambises para conquistar la libertad de Cuba. Recibió numerosas y graves heridas, principalmente en las piernas, al extremo de que para poder cabalgar y pelear llegó un momento en que tenía que ser atado a la montura. Por su arrojo, inteligencia y valentía de simple soldado alcanzó el grado de general de brigada. El 4 de agosto de 1876, murió en combate en la zona de Yaguaramas, en el occidente de Cuba. No había cumplido aún los 26 años.
La expedición del Perrit, pues, se puede considerar como emblemático antecedente del humanismo e internacionalismo de las distintas brigadas del actual contingente Henry Reeve de la medicina cubana, impulsados por Fidel y nuestra Revolución.
¡Hurra por los médicos cubanos del ayer, de hoy y de siempre!
FUENTES:
- Doctores Marbán y Leiuva, Historia de Cuba Imprenta Moreno La Habana 1946 p 371
- López Serrano E. Efemérides médicas cubanas. 1985;.
- Médicos en la guerra del 68. Antonio Luaces Iraola. Arte y Medicina 1952;
- Cisneros, Francisco Javier. «Relación documentada de cinco expediciones.» Imp. Hallet y Breen, Nueva York, 1870. p. 69.
- Doctores Marban y Leyva: Historia d Cuba,La Habana 1946. P. 371
- Quintana, Jorge. «Antonio Lorenzo Luaces e Iraola». Bohemia. La Habana, año 46. 17 de noviembre de 1954. p. 133.