Buenos Aires ya es frio en mayo para alguien del Caribe. La llovizna perseguía por todas partes y había que correr porque Fidel Castro estaba a punto de llegar. El 24 de mayo de 2003 llegó Fidel. Al día siguiente tomaba posesión Nestor Kirchner y la Argentina abría las puertas ante un panorama que había desbancado al país y hasta a la mismísima esperanza. Buenos Aires con esas avenidas anchas recibía a Fidel, y en medio de la conmoción nacional, estaba también la de su presencia. Encuentros, muchos encuentros con el pueblo, con estudiantes, con gente que vino de todas partes para ver a Fidel. Fue estremecedor…
Y había que correr para estar en todos los lugares. Y también para ver aquella ciudad que se resistió tanto a la dictadura como a la pérdida de la memoria… En la Plaza de Mayo, las madres y las abuelas con sus pañuelos blancos hicieron su marcha de jueves… la justicia será…
Buenos Aires es una ciudad de héroes y heroínas, y también del imaginario popular… En el cementerio de La Chacarita está Gardel, su mausoleo, su estatua de pie, con los dedos prestos a que alguien coloque el cigarrillo que en vida siempre tenía en la mano. El 24 de junio de 1935 el avión que lo llevaba de gira por distintos países, al momento de despegar del aeropuerto de Medellín, sufrió el accidente que le costó la vida. En esa gira Carlos Gardel visitaría La Habana. La ciudad lo esperaba, preparaba su recibimiento, sus actuaciones en la isla… solo quedó la noticia triste y un pesar que devino mito sobre mito a lo largo de los años y de generación en generación.
Buenos Aires cuenta a garganta pelada su cotidiano… En La Chacarita están también la poeta y compositora María Elena Walsh, la poeta Alfonsina Storni y el artista plástico León Ferrari… Gardel está allí mismo, cantando ese himno a su indiscutible ciudad que ha permitido que la conozcamos en los cuatro continentes… y amarla desde lejos… y al tango, que dicen los expertos que tuvo en su raíz a la habanera…
Fidel abrazó y fue abrazado en Buenos Aires, en aquella noche de la escalinata de la universidad en que habló para todos, salió del teatro para ir afuera… y lo cuidaron los estudiantes y profesores de la universidad con un cordón de brazos atados para tenerlo… Fue una noche hermosa, en que terminó diciendo ¡Hasta la victoria Siempre!
Al día siguiente él y Chávez conversaron hasta la madrugada… Buenos Aires le había entregado el corazón una vez más… Volvíamos a la isla juntos… con Fidel y con un poco de Gardel que nos trajimos desde Buenos Aires para esa visita a La Habana que truncó su muerte.