Las enfermedades de la civilización representan un conjunto de patologías que se producen más frecuentemente en los países industrializados y cuyo riesgo de contraerlas depende en parte de las condiciones de vida imperantes y la extensión de la esperanza de vida.
Este concepto fue propuesto por primera vez por el médico francés Stanislas Tanchou durante el siglo XIX al encontrar diferencias en la incidencia de cáncer entre el medio rural y el urbano (mucho mayor) y durante diferentes épocas en la Ciudad de París.
Bajo esta óptica, se han estudiado las enfermedades infecto-contagiosas conocidas desde la era pre-industrial, que han cedido paso a enfermedades de tipo crónico-degenerativas debido, predominantemente, a varios factores importantes, entre los cuales podemos citar a:
*La revolución verde, la biotecnología, los electrodomésticos y la transportación motorizada, que han propiciado una vida sedentaria, especializada y más longeva, con una amplia gama de dietas hipercalóricas fácilmente disponibles.
* Residuos contaminantes o consumo de sustancias nocivas como producto de las actividades o costumbres modernas que son potencialmente dañinos para la salud, como las sustancias adictivas, la contaminación y los carcinógenos.
*El rebrote de las viejas enfermedades de la era preindustrial, debido a la mutación de nuevas cepas bacterianas resistentes a los antibióticos y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas sobre todo de tipo viral.
Las principales enfermedades de la civilización occidental son:
*Enfermedades metabólicas y endocrinas como el sobrepeso y la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico, la osteoporosis, etc.
*Enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, la aterosclerosis, la hipertensión arterial, etc.
*Las enfermedades de la civilización occidental tienen mucho que ver con nuestro estilo de vida, en el que no solo influyen factores como la contaminación atmosférica o el estrés, sino otros como la alimentación, el tabaquismo o el sedentarismo.
Desde la época en que vivieron los primeros homínidos, la supervivencia ha estado relacionada con el estilo de vida y con cambios más o menos abruptos en este modelo. En la actualidad, los expertos en Epidemiología y Salud Pública están de acuerdo en que la mayor esperanza de vida, unida a los cambios en nuestras costumbres y alimentación, puede que estén desafiando a una constitución genética de humano primitivo, que aún no está preparada para ello. Todo esto es lo que traería como consecuencia la aparición de las llamadas enfermedades de la civilización, más en específico de la occidental.
La mayoría de los expertos en Medicina Preventiva y Salud Pública pronostican que las patologías crónicas van a ser el azote de la humanidad en las próximas décadas (ya lo están siendo); empezando por las enfermedades cardiovasculares y seguidas por las que afectan al aparato respiratorio, las metabólicas (diabetes y obesidad), los tumores y las neurodegenerativas (Alzheimer).