Para quien le fue arrebatado el mar en una guerra intestina entre hermanos, Paraguay tiene el agua por todas partes; el río. Recorres el país en poco tiempo, pequeño y llano mayormente. De clima extremo, de cultura ancestral viva, de desigualdad punzante. Las cruces en los jardines de las casas campesinas advierten de las sepulturas de los pobres; muchas cruces pequeñas, de niñas y niños muertos… sin dinero ni para un enterramiento decente. A lo largo del camino, en el invierno sudamericano, una niña desnuda carga a horcajadas a su hermanito pequeño también desnudo. Piden que les fotografiemos a cambio de algún dinero…
La brigada médica cubana estuvo en casi todo el país; desde el Chaco hasta la llamada triple frontera en que confluyen Paraguay, Argentina y Brasil en los límites de la antigua ciudad Stroessner cuando el dictador bautizó la urbe en honor a sí mismo, hoy Ciudad de Este.
Los caminos polvorientos e intrincados llevan a una comunidad lejana. Alguien señala al río Pilcomayo… lo conozco… viene a la memoria el poemario de Alfonsina Storni… Pilcomayo o Araguay o río del Paraguay, curso de agua de la Cuenca del río La Plata, que corre por Bolivia, Argentina y Paraguay y sirve de fronteras en gran parte de su curso. Alfonsina estuvo ahí, bajaba a bañarse en él en alguna parte de su recorrido argentino…
Una mujer y un hombre eran los médicos cubanos allí… con sus impecables batas blancas, sus historias interminables de acompañamiento y entrega humana. No sé si conocían a Alfonsina Storni… De buscar y rebuscar aparece aquel poema suyo Río de la Plata en arena pálido…
“¿De qué desierto antiguo eres memoria… que tienes sed y en agua te consumes… y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio… como si tu agua fuera la del cielo?”
El Paraguay guaraní conserva el tereré, ese mate frío acompañante de las temperaturas altas, que socorre a una del calor y la humedad… Aprendes a tomarlo con yerbas en el fondo de la vasija, para cada dolor del cuerpo y del alma una yerba, para aromatizar, para resistir el hambre o la pena… los yuyos… Otra vez habla Alfonsina…
“¿Vendrás tú? Por mis jardines vuelan…Ya las primeras mariposas… Sobre las rosas. Velan…De noche los cocuyos… Entre los yuyos. Sonríen las estrellas… Pálidamente bellas”.
Con solo un río de por medio entre un país y otro (Paraguay-Argentina) los médicos cubanos asisten a su comunidad del lado paraguayo… por el río llegan barcas con hombres y mujeres pobres con sus hijos desde la Argentina. Ellos los atienden también, los ayudan a curar, no importa del lado del río donde vivan.
Así es la tierra de chiquita. Alfonsina Storni nació en Suiza el 29 de mayo de 1892, fue a la Argentina con sus padres, allí creció y los yuyos y el río fueron parte de su existencia… y el amor. Y entre tanto azares, está este viaje al encuentro de los médicos cubanos con esa muchacha poeta gigante que es Alfonsina Storni, en un lado del río donde igual los yuyos y el amor cuentan.
… Un día de mayo de 1999… en América Latina.
(Tomado de Cubaenresumen)
Es Dura’n, son todos Ellos
que herederos de Grandezas
saben de Historia y de penas
que curan con las estrellas.
Vienen de aca’, de ma’s lejos
y viajan bajo otros cielos.
Un mambi’, un guerrilero,
que sana con agua y tierra
que cavalga entre malezas
y fructifica en Banderas.
Vienen de aqui’, de ma’s cerca,
cuando la sangre es promesa.
Un niño vuela en sus manos,
un anciano se desvela,
una mujer pare a gritos
La Esperanza que ya llega.
Vienen de aqui’, son la plena
visio’n del futuro noble
que toda epopeya llena.
No pregunten por sus nombres:
Ellos son pura leyenda.
Miguelito Ojeda.
59294219
migueljesusvila@nauta.cu
Estoy en W.
Miguel Jesu’s Ojeda Vila.
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