Pudiera parecer que guerras, ciclones, intensas lluvias y otros fenómenos naturales, fitosanitarios, o de otra índole, han curtido a los periodistas en la asunción de sus funciones en situaciones complejas; pero como aprendí hace muchos años, la vida es más rica y siempre puede guardarse “una carta” inesperada.
A la altura del siglo XXI, en pleno 2020 “esa carta” ya tiene nombre: nuevo coronavirus Sars-Cov-2, con su enfermedad asociada, la COVID-19 que, con traje de pandemia, se pasea por casi todo el planeta.
De su comportamiento, incidencias, consecuencias, novedades científicas y mucho más, han dado cuenta los colegas del mundo todo. En Cuba no nos hemos quedado a la zaga y también acumulamos experiencias y sentimientos muy entrañanables ya.
Por eso, haciendo uso de las muchas herramientas que hoy la tecnología ha puesto a nuestra disposición contacté con algunos de mis compañeros.
“Esta ha resultado una experiencia aportadora, tanto para el oficio a la hora de escribir, que proporciona trigo para trabajar los géneros periodísticos, así como para elaborar la información de manera estadística e interpretativa.
“Ha supuesto un esfuerzo extra, con el transporte y demás, pero al final todo ha salido, y las dificultades han supuesto buscar alternativas, sacarle provecho a la internet, a las relaciones interpersonales, buscar testimonios, usar el teléfono, esos benditos teléfonos que nos llegaron con la epidemia, y mucha retroalimentación con las fuentes”; así me escribe Magalys Chaviano Álvarez, mi colega del “5”, quien por estos días ha estado en el borde delantero, pues brinda seguimiento a los temas de salud. Ella bien sabe todo lo que implica estar ahí, donde se gesta la verdadera proeza:
Hemos estado en lugares peligrosos, en salas de la zona roja, extremando las medidas de seguridad y usando los medios que nos proporcionó el sector de Salud, en los centros de aislamiento. Hemos aprendido de epidemiología y medicina sobre la marcha, y a estas alturas me he sorprendido por la calle o el barrio, dando consejos sanitarios, de modo que casi soy una promotora”.
¿Ha implicado la actual circunstancia algún “tropiezo” a la hora de trabajar?
“Creo que se han perfeccionado los mecanismos de retroalimentación y hemos tenido, al menos yo, acceso total a la información, con transparencia e inmediatez”.
Desde hace muchísimos años ejerce el Periodismo de manera comprometida y ahora, cuando la pandemia quiere ganarnos la batalla, su pluma también ha estado presta a reseñar todo cuanto se hace en la provincia.
De Armando Sáez Chávez también recabé valoraciones.
“(…) tuve que apelar a la telefonía móvil y fija, el correo electrónico, Messeger, WhatsApp y cuantas ventajas me ofrecían los datos móviles en mi ‘Huawei’ o la wifi del nauta hogar, a fin de contactar con las fuentes. Pienso que en materia de intercomunicación solo faltaron las palomas mensajeras, que también valen en la era digital”.
Para Armando de ningún modo el distanciamiento podía ser total, pues los sectores que atiende, lejos de la inactividad, arreciaron su labor y el compromiso con la economía nacional, la alimentación del pueblo, mantener la defensa de la Patria, e incluso, en el caso de los combatientes de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, asumir otros roles sociales.
“Las medidas para enfrentar a la Covid-19 en el sector azucarero llegaron cuando la zafra estaba en pleno apogeo. Había que traspolar a las páginas digitales o impresas esas hazañas cotidianas de hombres y mujeres empeñados en cumplir el plan de producción, luego de cuatro años sin acariciar ese triunfo productivo; en tanto, en el campo se desarrolla una batalla agrícola sin precedentes para asegurar la alimentación del pueblo.
¿Por qué consideras lo hecho en estos días como compromiso social ineludible?
“El periodismo cienfueguero no se podía perder las innumerables historias de vida de miles de campesinos y obreros agrícolas aferrados a la tierra y conscientes del papel histórico de los momentos que vivimos (…).
Hacia el interior de los medios de comunicación de la Perla del Sur también se han modificado rutinas productivas en aras de la inmediatez y la calidad; porque sin dañar la salud hay que continuar vitales para informar, orientar y recrear. Bien lo sabe Idelfonso Igorra López, redactor jefe del semanario perlasureño quien, periodista al fin, ha estado muy activo en estos meses. A través de su muro en Facebook y también en las páginas del “5” hemos conocido del desempeño de los cienfuegueros que, en distintas partes del mundo” integran las brigadas Henry Reeve.
“Me surge la idea de, con el apoyo de la dirección de Colaboración Médica en la provincia, contactar con aquellos que tenían cuentas en Facebook; de ahí surgen los mensajes capsulares; trato además, de que manden alguna foto.
“Empezó con el compañero Rubén Carballo Herrera, de la brigada cubana en Crema, Italia, quien desde antes ya tenía ciertos vínculos con la prensa y eso facilitó mucho.A los demás les mando preguntas en un trabajo previo y de ahí ha salido cuanto se ha visto en mi muro.
¿Cómo aprecian ellos lo que has hecho?
“Se sienten muy estimulados, reconocidos. Las personas conocen la labor que ellos están haciendo allá, el riesgo que están corriendo en esta batalla,porque la COVID-19 es una enfermedad nueva y no se conoce mucho aún. Ha habido un verdadero reconocimiento a ese quehacer solidario.Pienso que todavía queda mucho por hacer y estaremos en contacto con otros compañeros para dar a conocer de su trabajo en otras latitudes”.
Por supuesto, indago con Igorra su opinión acerca de los dividendos profesionales que esta singular etapa nos deja: “Han existido nuevas iniciativas; los periodistas han tenido que entrar a lugares a donde nunca antes lo habían hecho, como es el caso de la zona roja; hemos ido un poco más allá. Es como ser un corresponsal de guerra contra un enemigo invisible”.
Desde las ondas hertzianas se escucha su voz joven, segura y dinámica. Variados son los temas que aborda, pero el propósito es uno: mantener informados a los cienfuegueros de cuanto ocurre en la región centro-sur, mucho más ahora en tiempo de pandemia. Su nombre es Gretta Espinosa Clemente y así acredita sus materiales para Radio Ciudad del Mar que no ha parado de trasmitir en estos meses.
“La pandemia cambió por completo las rutinas productivas en nuestro medio de prensa”, me responde a vuelta de mensajería electrónica. “Como experiencia puedo decirte que me queda una rutina adquirida de teletrabajo, de editar y procesar los materiales periodísticos en casa.
“El modo de gestionar la información también cambió. Las propias condiciones de cuarentena y aislamiento social han hecho que la entrevista telefónica sea una técnica más utilizada que en tiempos normales. En el caso de la radio es muy útil, porque la voz es un recurso vital si de ese medio se trata, y con el grabador de llamadas del móvil la voz de la fuente de información puede perfectamente salir al aire con calidad.
“Las redes sociales facilitan el acceso a buenas historias. Aplicaciones como Messenger por ejemplo, son útiles para acceder a fotos, audios y vídeos de médicos que cumplen misión u otros entrevistados.
Por último, la pandemia ha venido a legitimar lo que hace algún tiempo debatíamos en el gremio sobre la utilidad del periodismo móvil. Múltiples aplicaciones en nuestros teléfonos celulares han permitido mantener con vida las redacciones y el flujo de contenidos en este momento”.
También joven es Sabdiel Batista Díaz, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) en la provincia, y un activo periodista en las redes sociales, quien reconoce como aciertos las propuestas de los medios de comunicación, sobre todo de la radio y TV locales, que han implementado variantes que van desde espacios para la información hasta otros de corte más recreativo.
En lo personal….
Magalys: “En este tiempo se me rompieron los espejuelos, me dolió una muela, mi hija se unió al grupo de los médicos de primera línea contra la epidemia; es decir, asuntos familiares que suponen estrés y preocupaciones, pero aun así, debí continuar reportando. He conocido a mucha gente linda, a muchos jóvenes que están en primera línea, vaya, gente que es muy valiente y casi ni se dan cuenta.
“El Periodismo es un oficio que aun con la cabeza en otro lugar, tienes que proseguir, porque los lectores esperan”.
Armando: “(…) hubo que asumir el riesgo al contagio, siempre atento a los medios de protección, pero la vida nos imponía este nuevo reto, una suerte de emboscada en la que la sorpresa nos obligó a hacer un periodismo diferente según circunstancias excepcionales, pero periodismo al fin”.
Gretta: “(…) la presencia de los niños en casa nos lleva a asumir también el rol de sus maestros, en cuanto a mantenerlos vinculados a los contenidos docentes, las teleclases. En mi caso he debido organizarme bastante, hacer una especie de agenda diaria con horarios, para repasar al pequeño, mantener en lo posible su horario de vida, y a la vez poder hacer mi trabajo. Conjugar todo eso ha sido difícil, pero poco a poco nuestra familia se ha ido adaptando”.
La autora de estas líneas también atesora sus experiencias respecto al quehacer profesional en esta etapa de pandemia que, lógicamente no difieren de las ya reseñadas. Como sus compañeros ha sentido temor al contagio aunque no ha experimentado la visita a centros de aislamiento, pero también ha vivido la experiencia maravillosa de ver a sus congéneres crecerse y como se dice en buen cubano, echar adelante una obra colosal.
El nuevo coronavirus nos ha trastocado la vida y las rutinas profesionales; sin dudas nos deja experiencias y sentimientos muy entrañanables ya.
(Tomado del 5 de Septiembre)