África se siente enorme… hasta donde alcanza la vista… los árboles, el sol, el horizonte… Sudáfrica, en el mismo corazón del África austral es también el espíritu de la memoria… Los caminos llenos de infinitud te llevan a Pretoria, la ciudad de las jacarandas por todas partes y del no gentío que sorprende en una urbe… como si quisiera olvidar o esconder algún secreto bien guardado tras los muros descomunales de edificios administrativos que fueron anclaje de un tiempo de sangre y racismo…
Atraviesas la ciudad extraña, por extrema belleza, por distancia emocional evidente… y en las afueras encuentras el Parque de la libertad, un complejo monumentario inaugurado en 2007 que conmemora la larga lucha de Sudáfrica por la justicia… 52 hectáreas en la colina Salvokop tienen a Pretoria como imagen de referencia mirándola desde lo alto…
En S’khumbuto está la estructura principal del Parque de la Libertad. Freedom Park está cubierto de esculturas. Topas con la Galería de Líderes, el anfiteatro, el santuario y la llama eterna, rodeada de aguas… 200 astas de metal muy altas pueden verse desde la ciudad, así como la pared de 697 metros que evoca la sangre y la memoria de África: el Muro de los Recuerdos.
El gigantesco muro tiene esculpidos en piedra 95 mil nombres de luchadores por la libertad de África, entre ellos los nombres de los 2.107 cubanos que dejaron allí sus vidas en la lucha que ayudó a derribar el apartheid en esa ida y vuelta de sangre y genes que nadie puede borrar. Nelson Mandela ha dicho sobre la participación de Cuba en lucha contra la invasión a Angola que “aquella impresionante derrota del ejército racista le dio a Angola la posibilidad de disfrutar de la paz y consolidar su soberanía. Le dio al pueblo de Namibia su independencia, desmoralizó al régimen racista blanco de Pretoria e inspiró la lucha contra el apartheid dentro de Sudáfrica (…) Sin la derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido legalizadas.”
Ese día, en el que el muro fue develado al mundo y los ojos de una vieron atónito nombre por nombre de cada soldado cubano, su huella, su isla lejana, su sangre aquí… quedó también esculpido en la mente el pequeño y fino ladrillo de piedra… rojo… las lágrimas de la hija que fue en representación de todas las hijas y las madres, la nieta con las flores al abuelo que no conoció o no recuerda… y siempre la conformidad o la paz porque esa es la África nuestra. El dolor no es ajeno…
Pretoria con sus jacarandas parece menos olvidadiza. Se niega a olvidar, aunque los enormes muros administrativos insistan en querer cerrar a cal y canto la memoria. El parque de la libertad no lo va a permitir.
(Imagen: Ary Vincench/Cubaperiodistas)
La nostalgia es parte del amar. La libertad. El.pensamiento los sueños. Vale la pena inmortalizar ese sueño. Como siempre la pluma de Maribel va más alla del pensamiento y lleva a una realidad impensada
Cómo siempre estupendo reportaje Maribel, la ciudad de las Jacarandas me retrotrajo a tiempos pasados , cuando viajaba y pude disfrutar de esa belleza de la naturaleza , un abrazo fuerte amiga y mis felicitaciones, y el novel para los médicos cubanos por su labor solidaria en el mundo !