En el momento de decretarse por el Ministerio de Cultura la suspensión de las actividades culturales en los teatros y otras instituciones, para evitar contagios del nuevo Coronavirus, en La Habana estaba previsto el comienzo de la segunda edición del Festival Internacional de Danza Española y Flamenco, Cuba-Flamenco 2020, encuentro auspiciado por el Ballet Español de Cuba (BEC) y que se caracteriza por su colorido, pasión y tradiciones y que en esta ocasión estaba dedicado al Centenario de la excelsa bailarina cubana y fundadora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso.
Sobre este evento, su creador, Eduardo Vetía, director artístico y general del BEC relató que “cuando nos avisaron de la suspensión de las actividades para evitar la propagación de la terrible pandemia que ataca el mundo, nos encontrábamos ya inmersos en este festival. Fue el viernes 13 de marzo. Todo estaba listo para las funciones que se realizarían en los teatros Alicia Alonso y Nacional de Cuba, ya maquillados, en el Nacional, para la puesta en escena de Carmen para posteriormente trasladarnos a la gala en el Alicia Alonso, prevista para las 8:30 p.m., nos comunican que todo estaba suspendido, de acuerdo con las medidas orientadas por el Ministerio de Cultura”, relató Veitía.
“La noticia fue tan fuerte y frustrante —subrayó— que todos arrancamos en llanto y depresión, pues había mucho entusiasmo, se había trabajado muy duro para el evento y en ese instante no nos pareció justo suspenderlo. Pero motivos de fuerza mayor, impuestos para preservar nuestras vidas y las de quienes nos rodean, nos convencieron. A pesar de ello, no nos rendimos, seguimos luchando para que el trabajo del BEC no se paralice”.
Graduado de las escuelas de las Sociedades Españolas y de la Nacional de Ballet, el prolífico maestro de la danza flamenca afirmó que ese día, tras suspenderse el festival, “nos trasladamos al tablao del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso donde los participantes pusieron toda su energía y ganas para demostrar la valía de las coreografías que se habían preparado para esa ocasión. Fue un espectáculo pleno de euforia y deseos de bailar. Eso nos calmó y permitió que el festival tuviera un final feliz que tuvo como colofón una gran fiesta en el patio del teatro y luego en el restaurante La calesa real.
“Luego nos fuimos a casa —añadió—, yo terminé muy enfermo con neumonía, pues estaba inmunodeprimido, situación que rebasé gracias a mi médico quien hizo posible que me recuperara rápidamente. A partir de allí comenzamos a crear ideas. Se preparó un programa de clases, el cual distribuimos, con el apoyo de la regisseur y primera bailarina Lesli Ung, entre los estudiantes de la unidad artístico docente —cantera de danzantes del BEC— y los profesionales de la compañía. Esas orientaciones se chequean semanalmente mediante la activación de las redes sociales, lo cual nos mantiene unidos, aunque no es suficiente para un bailarín, ya que necesitamos entrenar y revisar el trabajo como debe de ser, en vivo, frente a los bailarines”.
El reconocido bailarín y coreógrafo, actualmente recogido en su hogar debido a la presencia de la pandemia dijo que “cuando esto acabe continuaremos con más fuerza nuestros planes y proyectos que son varios. También efectuaremos la graduación de la unidad docente artística, acometeremos el estreno del espectáculo en homenaje a Alicia Alonso, por el centenario de la gran diva que en el año 1987 fundó nuestra agrupación danzaría, que en sus inicios fue bautizada como Conjunto de Danzas Españolas del Gran Teatro de La Habana. Más tarde cambió su nombre por Ballet Español de La Habana, hasta alcanzar el que ostenta actualmente”.
Sobre el resto de sus proyectos para cuando concluya la COVID-19 precisó: “también prepararemos las giras por la República Popular China, donde estamos invitados nuevamente, y a México y España. Durante este descanso han surgidos otros proyectos que se irán madurando”.
Hacia finales del pasado mes de enero, cuando el BEC regresó de su recorrido por la República Popular China, donde durante dos meses y en 31 ciudades presentó la obra El fantasma de la ópera —recreada en el musical de Andrew Lloyd Weber, basado en la novela homónima del francés Gastón Leroux—, con salas a lleno completo, Eduardo Veitía expresó: “Nos sentimos orgullosos por llevar el arte cubano a una nación tan lejana y con una cultura milenaria, allí logramos un éxito tan rotundo”.
También graduado del Real Conservatorio de Danza de Madrid y de la escuela Amor de Dios, asimismo en la capital española, el reconocido bailarín y coreógrafo asumió un reto mayor al llevar a la danza flamenca El Fantasma…, primera pieza que dedicó al aniversario 500 de la fundación de Villa San Cristóbal de La Habana. Igualmente asumió, con motivo de esa celebración, el reestreno, renovado y actualizado, incluso en la música, de otra coreografía de su repertorio La Habana Valdés, basada en la novela decimonónica Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, de Cirilo Villaverde (1812 – 1894).
Sobre su quehacer durante este tiempo, el director general de la prestigiosa compañía enfatizó: “En casa hago ejercicios y barra de ballet, leo mucho, hago cola para el pollo y otros productos, comparto con mis vecinos y con mi tía que me ayuda con la cocina, y me divierto haciendo cosas del hogar que no hago normalmente porque siempre estamos en el teatro o de giras por cuba o en el extranjero. Por estos días de recogimiento y aislamiento social debido a la Covid-19 extraño mucho a mis alumnos y compañeros. Tengo muchos deseos de pelear duro nuevamente…”
El asimismo ex-solista del Ballet Nacional de Cuba enfatizó, quien inicialmente se desempeñaba en el grupo como bailarín y coreógrafo, asumió la dirección del BEC en el año 1993, cargo en el que ha puesto todo su interés y vocación por mantener las tradiciones hispánicas, en tanto promover estéticas creativas a través de obras con temáticas que dialogan con lo puramente cubano.
“Hace poco, nuevamente salí a caminar, entré al teatro y me se me hizo un nudo en la garganta. Me dio mucha tristeza, pues no iba allí desde el 15 de marzo… se me aguaron los ojos y me tuve que ir rápido para que los custodios no se dieran cuenta… además me conmovió ver a La Habana tan sola y triste, todo cerrado, como si una Bruja maléfica hubiese hechizado a toda la ciudad… Vamos a ver cuando aparece el príncipe encantado que nos salvará con el beso antivirus, confío en que esa suerte vendrá desde la medicina y la ciencia cubanas que tantas vidas ha salvado en Cuba y en muchos países de diferentes partes del mundo…”.
El BEC, con su ya característico nivel artístico-técnico, belleza interpretativa y prestigio, ha logrado palmas de los espectadores en la puesta en escena de su amplio repertorio que igualmente incluye, entre otras muchas, las obras La vida breve, Aquel brujo amor, La Casa Alba, Carmen, Frida (en homenaje a Frida Khalo), Danzando sueños (dedicado a Wifredo Lam) y Sevilla, el tiempo (que dibuja en la danza a otro gran pintor cubano: Servando Cabrera.