Fue Pascual Ferrer (escritor costumbrista, fundador en 1800 de El Regañón de La Habana) el primer maestro del periodismo en Cuba, al menos quien elaboró un conjunto de normas técnicas que debían servir de brújula a los periodistas, y que transcurridos dos siglos, tienen plena vigencia:
1) Que los discursos (así se identificaba entonces a los materiales publicados en los periódicos) sean interesantes y los asuntos no sean triviales;
2) que contengan alguna instrucción;
3) que deleiten y causen gusto a los lectores. Poner preceptos áridos, frases inteligibles, estilo hinchado, términos rimbombantes, y períodos oscuros, no pueden jamás causar deleite alguno;
4) que sean cortos. El periódico es una cosa efímera que pasado el primer día de su publicación rara vez se lee;
5) el estilo debe ser claro, popular, lacónico, teniendo presente que se escribe para que todos lo entiendan;
6) las ideas han de ser nuevas o a lo menos raras. Decir lo que ya está dicho por muchas plumas, no tiene gracia ni interés;
7) no incluir jamás extravagancias ni delirios por andar buscando lo nuevo y raro;
8) que todos los discursos sean útiles.
Tomado de “Dos siglos de periodismo en Cuba”, libro de Juan L. Marrero González (1935-2016), Premio Nacional de Periodismo José Martí, publicado por la Editorial Pablo de la Torriente, de la Unión de Periodistas de Cuba.