Un hombre que nació en la llanura paraguaya, con la mirada hacia el lago Ypacaraí, dedicó su vida a encontrar el sentido de la lengua guaraní y a llevar a ella lo más hermoso de la creación humana hasta donde le alcanzó la existencia física.
Félix de Guarania conoció la represión de la dictadura de Alfredo Stroessner y de ella fue víctima. Desde su apresamiento en el Chaco paraguayo, viajó a La Habana, en esa ciudad vivió con su familia y estableció una entrañable relación con la cultura de la isla, especialmente con José Martí.
Después de sus idas por varios países, cuando cae la dictadura de Stroessner, Félix de Guarania regresa al Paraguay e intensifica la labor de investigación de su lengua natal. Así nacieron los Versos sencillos de José Martí al guaraní.
Mercedes Giménez Guampelevich, hija de Félix de Guarania rememora que su padre “dedicó toda su vida al idioma guaraní y desde muy joven quiso rescatar la riqueza del idioma de su pueblo. Por esta razón escribió y tradujo varias obras de la literatura universal como Cervantes, Moliere, José de Hernández Becker y Góngora, entre otros”.
“Él vivió y trabajo en Cuba en los años 60 y conoció profundamente las obras de José Martí, así que él- siendo poeta- cumplió su sueño de traducir y publicar lo que consideraba la sencillez poética y el pensamiento libertario de José Martí”.
Una delicada impresión de Servilibro de Paraguay nos regala Ñe’ẽpoty potymi, los Versos sencillos, que comienzan por aquellos que definieron el también sentido de la vida de José Martí:
Yo soy un hombre sincero…De donde crece la palma, Y antes de morirme quiero…Echar mis versos del alma.
Ché, kuimba’e ijapu’ỹva, Márõpa ajererovu! Che rekovépe ipotýva…Ñe’ẽ porã péina aru.
Las expertas paraguayas Vidalia Sánchez, Directora de la Editorial Servilibro de Paraguay y María Gloria Pereira, traductora miembro del Ateneo de la Lengua guaraní de ese país, afirman que las traducciones de Félix de Guarania siguen el método libre, que huye de los préstamos innecesarios y poseen gran riqueza en el uso de la lengua, solo posible por su inmenso conocimiento de la lengua guaraní y el amor por la cultura de su pueblo.
En el día en que José Martí murió de cara al sol, un 19 de mayo de 1895, cuando peleaba en la guerra de independencia que él mismo organizó y lideró, sus versos sencillos son el mejor modo de traerlo a la no muerte, a este tiempo que reclama sin ambages la sanación de la poesía.
Dijo Martí en una carta a su amigo Manuel Mercado… “Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón…Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y simples.”
Y del mismo corazón del Chaco duro y extremo; de las mismas entrañas del lago de las leyendas, paradoja triste para la tierra a la que fue secuestrada el mar, brotan los Versos sencillos de José Martí en otro día de su vida.
¡Verso, nos hablan de un Dios… Adonde van los difuntos: Verso, o nos condenan juntos, O nos salvamos los dos!
Oje’e, Tupã rendápe… Umi omanóva ohoha: Ñe’ẽpoty, ja’a yvykuápe… Tẽra ñañomopu’ã!
(Imagen destacada: Dibujo de José Delarra)
Muy interesante texto, que nos ayuda a apreciar a intelectuales y lenguas de la rica America Hispana !